Awuissa Walla no lamenta haber elegido las tareas rurales para desempeñarse. Hace una década se recibió de agrónomo y, con dinero que le prestaron sus amigos, se instaló en un predio de 18 hectáreas en Badja, a unos 50 kilómetros de la capital de Togo.
"Aquí decimos a menudo que uno nunca se puede equivocar con la tierra, y yo puedo confirmarlo, dado que estoy en el negocio", dijo a IPS este hombre de 40 años.
"Cultivo una amplia variedad de cosas para intentar aprovechar mi establecimiento al máximo", expresó.
En su terreno cultiva toda clase de frutas, especialmente naranjas, limones, mandarinas, bananas y piñas.
Parte de la tierra está dedicada a los cocos y las palmas aceiteras, así como a los boniatos, pero su principal cultivo es el maíz.
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"Cultivo maíz en ocho hectáreas y habitualmente cosecho cuatro toneladas por temporada, alrededor de 40 sacos de maíz", dijo.
Planta este producto dos veces al año, lo cosecha tres meses después y gana unos 1.250 dólares por zafra.
Walla ha contratado aparceros que usan métodos modernos para aumentar su producción, incluido un tractor. Algunos de los cultivos son irrigados con agua de un pozo cavado en la propiedad.
También es beneficiario de un plan creado por el gobierno de Togo para proveer a los agricultores de fertilizante: el Programa Nacional de Inversiones en Agricultura (PNIASA), de 1.300 millones de dólares.
El PNIASA ha permitido que cada año haya 30.000 toneladas de fertilizante disponible para los agricultores a precios subsidiados. El programa paga aproximadamente un tercio del costo de este vital insumo.
El gobierno quiere que el sector de la agricultura de subsistencia se convierta en una verdadera economía de mercado, y se propone que la calidad y la disponibilidad de semillas sea su próxima prioridad.
"El gobierno nos ha ayudado con las semillas y el fertilizante, lo que nos ha permitido tener una buena cosecha", dijo Donné Amémadon, un pequeño agricultor de Tsévié, al norte de Lomé.
Cada una de las últimas tres temporadas de cultivo batieron los récords de la producción de granos, particularmente en los casos del maíz y el sorgo: estos treparon de 31.000 toneladas en 2009 a 95.000 toneladas en 2010 y a 110.000 en 2011.
El excedente se vendió a través de la Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria (Ansat) al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para ser usados en otros países africanos. A inicios de este año, el PMA compró 8.000 toneladas de maíz, en comparación con 6.000 del año pasado.
El 7 de este mes, el PMA y Ansat firmaron un nuevo contrato bajo el cual Togo suministrará 10.300 toneladas de maíz a Níger un país devastado por la hambruna-, a un costo de 4,8 millones de dólares, que se pagarán directamente a los productores.
El PMA también comprará otras 6.000 toneladas de granos destinados a Ghana.
Además del apoyo del país a los pequeños agricultores, quienes se dedican a esta actividad han sido bendecidos por una meteorología que les resulta favorable.
"Nuestro país todavía disfruta de excelentes lluvias que, combinadas con sólidas políticas agrícolas, garantizan nuestra seguridad alimentaria", dijo Zackari Nandja, ministro de Agua.
Pero si la agricultura verdaderamente va a servir como motor del desarrollo, habrá que tener en cuenta el manejo del agua, sostuvo.
Koudjo Kligbé, trabajador de extensión agrícola, señaló que se necesita "asesorameinto técnico adecuado para los agricultores a todos los niveles, especialmente en lo relativo al manejo hídrico".
"Necesitamos empezar a partir de lo que los agricultores ya conocen, de lo que ya están haciendo, y entonces podremos ver qué cosas nuevas pueden aprender", dijo.
Según las cifras oficiales, la agricultura emplea a 70 por ciento de los seis millones de habitantes de Togo, y representa 40 por ciento del producto interno bruto (PIB). Alrededor de 10 por ciento del presupuesto nacional se asigna a este sector.
"Hemos lanzado muchos proyectos, incluido el Proyecto de Apoyo al Desarrollo Agrícola, que ayuda a los pequeños agricultores a desarrollar su tierra y construir depósitos", dijo el ministro de Agricultura, Kossi Messan Ewovor.
También alentó a los pequeños productores a unirse a organizaciones que fortalezcan sus voces en la toma de decisiones relativas a las áreas que los afectan.
El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) aporta 13,5 millones de dólares a este programa de apoyo.