La liberación del primer ministro de Guinea-Bissau, Carlos Gomes Junior, y del presidente interino, Raimundo Pereira, detenidos el 12 de este mes por los golpistas, responde a los reclamos de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) de restablecer de inmediato el orden en ese país.
Ambos gobernantes fueron trasladados a Costa de Marfil.
Cedeao había dado a la junta militar que tomó el control de Guinea-Bissau un plazo de 72 horas, hasta el domingo 29, para reinstaurar un gobierno constitucional, despachando un contingente de por lo menos 500 soldados a ese país en un intento por resolver la crisis política reinante.
"No podemos tolerar más la usurpación de poder en Guinea-Bissau", declaró el presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, quien también encabeza la Cedeao, durante la cumbre extraordinaria realizada el jueves 26 en Abiyán. Los golpistas deben dar un paso al costado y permitir el rápido inicio de un proceso de transición, añadió.
Cedeao alertó al término del encuentro que si la junta no accedía a sus demandas, impondría sanciones inmediatas a los miembros del comando militar y sus aliados.
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También amenazó con dictar sanciones diplomáticas y económicas contra el país y no excluyó la posibilidad de derivar algunos casos a la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya.
Los jefes de Estado y de gobierno de África occidental decidieron enviar efectivos a Guinea-Bissau y Malí.
"La fuerza desplegada en Malí asistirá a los órganos de transición y al gobierno interino para responder ante cualquier eventualidad y por si fueran necesarios sus servicios para restaurar la integridad territorial de Malí", declaró en conferencia de prensa el presidente de la Comisión de la Cedeao, Désiré Kadré Ouédraogo.
Se está negociando con los rebeldes tuaregs, que controlan el norte de Malí, informó Ouédraogo. El contingente originalmente despachado a ese país se encargará de mantener la paz y la seguridad durante un periodo de transición de un año, al término del cual se espera que haya elecciones limpias.
Pero si fracasan las conversaciones, la misión podrá reforzarse con unidades de combate, añadió.
El gobernante interino de Malí, Dioncounda Traoré, estuvo en la cumbre que contó con la participación especial de Mohammad Ould Abdel Aziz, presidente de Mauritania, que no pertenece a la Cedeao pero comparte frontera con ese país.
Los golpistas de Guinea-Bissau aceptaron el contingente de 500 o 600 hombres bajo la autoridad de la Cedeao. La fuerza deberá facilitar el retiro de la Misión de Asistencia Militar y Técnica de Angola a ese país, colaborar con la reforma del ejército nacional y ayudar a mantener la seguridad del programa de transición que deberá ponerse en marcha.
Los efectivos del contingente procederán de Nigeria, Togo, Costa de Marfil y Senegal, y estarán comandados por el coronel Barro Gnibanga, de Burkina Faso.
La cumbre también creó un grupo de contacto regional con el mandato de coordinar la implementación y el control de las decisiones de la Cedeao sobre Guinea-Bissau, que estará integrado por Benin, Cabo Verde, Gambia, Guinea, Senegal y Togo, y presidido por Nigeria.
"Cedeao trata de mantener una línea firme en la conducción de estos dos casos. Hubo un ligero retroceso en la situación de Malí, porque los líderes regionales reconocieron que lo que ocurre en el norte es más complicado que lo que habían imaginado", dijo a IPS el politólogo Barthélémy Kodja, residente de la sureña ciudad marfileña de Abiyán.
"En Guinea-Bissau, el marco está bien definido y es fácil de controlar con el despliegue de una fuerza militar, pero en Malí la situación requiere de mayores recursos humanos, materiales y económicos", explicó.
"Al principio parecía que la Cedeao se involucraría militarmente en Malí para luchar contra los rebeldes tuaregs y otros grupos armados", observó Kodja.
"Los líderes regionales, en especial el actual presidente de la Cedeao, Alassane Ouattara, mostró cierta preferencia por esa actitud, pero acertaron en revisar esos planes, pues quedar embarrados en un conflicto allí causaría graves problemas para la región y más allá", remarcó.
Tras el golpe de Estado en Malí el 21 de marzo, los rebeldes tuaregs y otros grupos armados islamistas tomaron el control de algunas partes del norte del país.
El presidente maliense depuesto, Amadou Toumani Touré, aceptó renunciar y permitir un gobierno de transición dirigido por el presidente de la Asamblea Nacional, Dioncounda Traoré.
El jeque Modibo Diarra fue designado primer ministro del gobierno de transición el 17 de abril y la semana pasada formó un gobierno de unidad.
El golpe de Estado en Guinea-Bissau ocurrió el 12 de este mes, entre la primera y la segunda vuelta electoral, que estaba prevista para el día 29. Soldados insurrectos dispararon contra la residencia del primer ministro, Carlos Gomes Junio, y se lo llevaron detenido, al igual que al presidente interino Raimundo Pereira.