Cheick Modibo Diarra fue designado primer ministro interino de Malí para guiar al país hacia un nuevo gobierno constitucional. Pero la junta militar sigue vigilando de cerca el proceso.
Diarra es un astrofísico de 60 años con nacionalidad estadounidense y maliense. Trabajó previamente para la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) y fue presidente de la empresa Microsoft para África.
Ingresó a la política activa el año pasado, creando el partido Rassemblement pour le développement du Mali (RPDM), con la intención de postularse para las elecciones originalmente previstas para este mes.
Los comicios fueron suspendidos luego de que se produjera un levantamiento de islamistas y de rebeldes tuareg en el norte y un golpe de Estado el 22 marzo contra el presidente Amadou Toumani Touré.
El primer ministro interino, designado según el acuerdo marco alcanzado el 6 de este mes entre los golpistas y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Ecowas, por sus siglas en inglés) para restaurar el gobierno civil, deberá resolver la compleja crisis que azota el norte del país.
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El descontento, tanto dentro del ejército como en la población en general, con la respuesta que hasta ahora ha dado el gobierno al levantamiento iniciado en enero por el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA) fue el factor principal del golpe de Estado.
Un creciente número de facciones aprovecharon la anarquía inmediata al golpe para expandirse y consolidar su poder.
El norte, incluyendo las ciudades de Gao, Kidal y Tombuctú, está ahora bajo completo dominio del MNLA, principal grupo rebelde tuareg, que lucha por la independencia de la región, mientras que los islamistas quieren imponer la shariá o ley musulmana en todo el país.
Transición incierta
Incluso mientras Diarra era felicitado por su designación como primer ministro, la junta militar continuaba arrestando a importantes figuras políticas y militares del gobierno anterior, alojándolas en la base militar de Kati, a 15 kilómetros de la capital.
Entre los detenidos a comienzos de esta semana se destacan Modibo Sidibé, primer ministro bajo el gobierno de Touré, y Babaly Ba, director general del Banco Maliense de Solidaridad.
También fueron apresados altos mandos militares, como Sadio Gassama, exministro de Defensa, Hamidou Sissoko, jefe de Estado Mayor, y Mahamadou Diagouraga, jefe de la policía nacional.
El miércoles 18 fueron detenidos Kassoum Tapo y Tiéman Coulibaly, dos activistas que lideran una coalición de la sociedad civil opositora al golpe.
"Aunque celebramos el regreso al normal orden constitucional, (aún) hay muchas personas detenidas", dijo a IPS el abogado Hamidou Diabaté. "No entendemos estos arrestos. Si se deben realizar detenciones, han quedar en manos del sistema judicial".
Diabaté es miembro de un grupo político opositor al golpe, el Frente Unido para la Salvaguarda de la Democracia y la República.
En el acuerdo alcanzado el 6 de este mes, la junta liderada por el capitán Amadou Sanogo se comprometió a entregar el poder a un gobierno civil.
El expresidente de la Asamblea Nacional, Dioncounda Traoré, se convirtió en presidente interino el 12 de este mes, pero la ola de detenciones mientras era instaurado el gobierno provisional despertó temores entre los políticos.
"Es recién ahora que vemos el verdadero rostro del capitán Sanogo", afirmó Ousmane Maïga, miembro del ala juvenil de la Unión para la República y la Democracia, cuyo líder, Soumaïla Cissé, también se encuentra detenido.
"Su única ambición es permanecer en el poder", dijo a IPS.
La junta mantiene apoyo
Pero las acciones de los golpistas reciben apoyo de algunos líderes de la sociedad civil. Consultado por IPS, el presiente de la Confederación de Sindicatos de Malí, Hamadoun Amion Guindo, opinó que los militares debían concluir el proceso que iniciaron.
Muchos sindicalistas, asociaciones sociales y diversos actores políticos agrupados en la Coordinación de Organizaciones Patrióticas de Malí creen que el acuerdo marco le da al presidente interino el poder de gobernar solo por 40 días.
"La Ecowas y los militares deben encontrar un candidato de consenso para reemplazar a Dioncounda Traoré" luego de ese periodo, dijo Guindo.
La junta goza de fuerte respaldo en Bamako, particularmente en la población más pobre de la ciudad.
Portando una insignia con el rostro de Sanogo, Fanta Sissoko, residente del barrio Medina Coura, dijo a IPS: "Si los soldados se retiran completamente, los políticos simplemente continuarán con su corrupción. Necesitamos nuevos líderes políticos para que el país avance".
Mientras, el gobierno interino intenta resolver la crisis en el norte. Desde que Traoré juró como presidente, se iniciaron contactos con varias facciones insurgentes.
Unos 200 soldados del ejército que habían sido capturados en el norte por el grupo islamista Ansar Dine fueron liberados y llevados de regreso a Bamako.