El Directorio Ejecutivo del Banco Mundial mantuvo una tradición de casi 70 años al elegir presidente este lunes 16 al candidato de Estados Unidos, Jim Yong Kim, poniendo fin a una competencia multinacional sin precedentes.
Kim es un médico, antropólogo y especialista en salud pública nacido en Corea del Sur, nacionalizado estadounidense. Sustituirá el 1 de julio al actual presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick.
El futuro jefe del mayor organismo financiero internacional dedicado al desarrollo se impuso así a dos muy elogiados postulantes, la ministra de Finanzas de Nigeria, Ngozi Okonjo-Iweala, y el ex secretario general adjunto para Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, José Antonio Ocampo, un colombiano que además sirvió como ministro de Agricultura y de Economía de su país.
Ocampo resignó su candidatura el viernes 13 a favor de Okonjo-Iweala, quien se desempeñó como directora administrativa del Banco entre 2007 y 2011 y contaba con apoyo de la Unión Africana, de Brasil, de Sudáfrica y de más de tres decenas de ex altos oficiales de la institución financiera que publicaron una carta en su apoyo la semana pasada.
Pero esto no fue suficiente para alterar la cada vez más criticada arquitectura de votación del Banco Mundial, que asegura mayoría a los representantes de América del Norte, Europa y Japón.
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"Uno sabe que esto no se decide realmente en base a méritos", dijo Okonjo-Iweala a periodistas en su país poco antes de que se reuniera el Directorio Ejecutivo. "Es una votación con acciones y pesos políticos, y por tanto Estados Unidos se impondrá".
De modo similar se expresó Ocampo, cuya postulación gozaba de apoyos de una gran cantidad de economistas especializados en desarrollo de todo el mundo que tienen una opinión crítica de la ortodoxia neoliberal promovida por el Banco Mundial en las últimas décadas.
Al anunciar su retiro, Ocampo dijo que la presunta competencia no fue más que "un ejercicio político".
Organizaciones no gubernamentales que trabajan en países en desarrollo saludaron la llegada de Kim, si bien criticaron el proceso de selección.
"Kim es una excelente decisión y un verdadero héroe del desarrollo", dijo Elizabeth Stuart, de la organización humanitaria internacional Oxfam."Pero nunca sabremos si era el mejor candidato para el puesto, porque no fue una competencia justa y limpia".
"Este proceso vergonzoso daña a la institución y mancilla la investidura de Kim", agregó.
Kim presidirá una institución que en 2011 prestó 43.000 millones de dólares a países de ingresos medios y bajos y cuya rama dedicada al sector privado, la Corporación Financiera Internacional (CFI), entregó otros 12.000 millones de dólares.
Su postulación, lanzada en marzo por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, despertó sorpresas porque, al contrario que su antecesor, carece de experiencia en finanzas y administración de una entidad de la envergadura del Banco Mundial.
Al contrario, Kim se ha distinguido como un practicante del desarrollo "en el terreno", en especial como uno de los fundadores de la entidad no gubernamental Socios en Salud, y luego como jefe de departamento de la Organización Mundial de la Salud encargado de combatir la pandemia de VIH/sida.
"Es hora de que un profesional del desarrollo dirija la mayor agencia de desarrollo del mundo", dijo Obama al anunciar la candidatura de Kim, rápidamente respaldada por el autopostulado Jeffrey Sachs, director del Earth Institute de la Universidad de Columbia, y por el expresidente Bill Clinton (1993-2001), entre otros.
Pero, por primera vez en la historia del Banco Mundial, el designado de Washington encontró desafiantes.
Okonjo-Iweala, propuesta por Sudáfrica, y Ocampo, postulado por Brasil a nombre de República Dominicana, fueron formidables oponentes con amplia experiencia, tanto en economía como en la conducción de grandes instituciones nacionales e internacionales.
Sin embargo, y pese a sus calificaciones, el resultado de la competencia nunca estuvo en duda.
Bajo el informal acuerdo que rige entre Estados Unidos y Europa, un ciudadano de este país dirige el Banco Mundial y otro del bloque hace lo propio en su institución hermana, el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde que las dos fueron creadas en 1944 en la conferencia de Bretton Woods.
Las esperanzas de los desafiantes se centraban en dividir el voto europeo, una posibilidad remota ante el apoyo crucial que Washington prestó el año pasado para que la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, sucediera a su connacional Dominique Strauss-Kahn al frente del FMI.
El resultado estaba cantado incluso en el texto de un comunicado poco difundido del Comité de Desarrollo del Banco que, luego del nombramiento de Lagarde, subrayaba "el histórico paralelismo entre los dos procesos de selección (del Grupo Banco Mundial) y del FMI", si bien prometía un procedimiento "abierto, basado en los méritos y transparente".
Lo que siguió no fue desde luego transparente ni meritocrático. Mientras Okonjo-Iweala y Ocampo emprendieron una activa campaña por el puesto en todo posible foro, Kim, invariablemente acompañado por altos funcionarios del Tesoro de Estados Unidos, se embarcó en una "gira para escuchar" lo que tenían que decir países clave en el mundo.
Los dos candidatos no estadounidenses se presentaron en Washington la semana pasada en foros públicos auspiciados por el diario The Washington Post y el no gubernamental Center for Global Development (Centro por el Desarrollo Global). Kim se abstuvo de tales comparecencias.
Los postulantes fueron entrevistados por el Directorio Ejecutivo en días sucesivos la semana pasada, pero solo se divulgaron sus declaraciones inaugurales.
En cuanto a la selección misma, el órgano sostuvo este lunes 16 que las tres candidaturas "recibieron apoyo de distintos países miembros, lo cual refleja el gran calibre de los postulantes".
Todo el procedimiento y la insistencia de Washington en retener la jefatura del Banco podrían provocar contragolpes desde distintos frentes.
"Cuando ciudadanos de todo el mundo combaten el nepotismo, las malas prácticas electorales y la mala gobernanza, deberíamos procurar que las instituciones públicas internacionales den el ejemplo", dijo el filántropo y magnate sudanés de las comunicaciones Mohammad Ibrahim a la Agencia Panafricana de Noticias.
"Nadie puede dar lecciones a los países en desarrollo sobre cómo administrar sus procedimientos en la esfera pública y privada, si con gran descaro no se atiene a las mismas reglas", agregó.
Nancy Alexander, que dirige el programa de gobernanza económica de la Heinrich Boell Foundation, con sede en Washington, dijo a IPS que este asunto "dará fortaleza al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) para crear su propio banco de desarrollo Sur-Sur".
También impulsará al Club Internacional de Instituciones Financieras para el Desarrollo (IDFC por sus siglas inglesas), un nuevo grupo de 19 bancos nacionales y regionales, sostuvo Alexander.
"Veremos al Banco Mundial reverenciando en sus programas los deseos de los mercados emergentes, pero, al mismo tiempo a los países emergentes muy frustrados con las políticas del Banco y cada vez con más dinero para irse por su cuenta", agregó.
Alexander expresó, con todo, cierta simpatía por el esfuerzo de Obama. "Si él quería obtener la aprobación legislativa para los fondos del Banco debía proponer un candidato estadounidense".
"Kim es una muy buena persona, pero me preocupa su capacidad para administrar", dijo Jo Marie Griesgraber, jefa del grupo no gubernamental New Rules for Global Finance (Nuevas Reglas para las Finanzas Globales).
Sin embargo, activistas por los derechos a la salud y algunos economistas del desarrollo apoyan calurosamente a Kim.
"Tiene potencial para transformar una de las instituciones más densas del mundo, y desafiar el fallido pensamiento ortodoxo que prescribe austeridad, privatización y endeudamiento para los países empobrecidos", opinó Amanda Lugg, directora de Health Global Access Project (Proyecto de Acceso Global a la Salud).
"En cambio, el mundo necesita un Banco Mundial que se dedique a conseguir resultados para la gente, aplicando enfoques amplios a la macroeconomía y facilitando el acceso a salud, educación, infraestructura y empleo en el ámbito comunitario", dijo.
Para Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación en Economía y Política, Kim "tendrá que batallar contra Washington y sus aliados".
Pero, concluyó, "apostaría a que terminará su mandato con algunos logros importantes".