Agricultores de Sierra Leona oyen los sonidos del progreso

En la oriental comunidad sierraleonesa de Lambayama, los arrozales se internan en el paisaje hasta ser abruptamente interrumpidos por las distantes colinas. Sin ser por una carretera asfaltada que traza una línea gris en el valle verde, la zona está casi igual que hace un siglo. Casi.

Bajo el sonido de los insectos y del viento al mover las hojas, se oye el lejano zumbido de la maquinaria utilizada para labrar la tierra, señal del cambio gradual que se viene procesando en el modo de cultivar y de vender el alimento básico de esta nación del occidente africano.

El Programa de Comercialización para Minifundistas intenta que los agricultores locales vuelvan a tener el control del cultivo más consumido del país.

Este programa, administrado por el gobierno y respaldado por la Unión Europea (UE) está en su quinto año de funcionamiento, y los cultivadores dicen que apenas están empezando a descubrir que con la agricultura se puede hacer dinero.

"Antes no había ganancias. Teníamos suficiente para comer, pero no para vender", dijo Zainab Makabu, quien comenzó a cultivar arroz para mantener a sus cuatro hijos.
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"Ahora cosechamos, vendemos una parte, pagamos la escuela de nuestros hijos y comemos el resto. Sin esto no podríamos educar a los niños", explicó.

Los sierraleoneses suelen decir que si no han comido arroz es como si no hubieran comido. Los datos más recientes muestran que por lo menos 40 por ciento de este alimento todavía se importa de países como Pakistán, Tailandia y la vecina Guinea.

Aumentar la producción arrocera local no solo ayuda a mantener los precios más estables, sino que también promueve la seguridad alimentaria nacional.

La agricultura aporta alrededor de 50 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país, y es el principal sustento de 75 por ciento de la población económica activa.

De todos modos, la mayor parte de la pequeña agricultura de Sierra Leona es de subsistencia: se come lo que se produce, o se vende sin que en el proceso se genere demasiado dinero.

El Programa de Comercialización intenta cambiar el modo como operan los agricultores por tres vías: mecanizando la producción, organizando a los individuos y promoviendo los negocios.

A través del programa, los agricultores reciben semillas, maquinaria, fertilizantes y capacitación. El objetivo es aumentar el rendimiento de los cultivos y brindar mecanismos que faciliten la venta del producto en el mercado.

"En el pasado, los agricultores simplemente plantaban para alimentarse. No tenían mentalidad empresarial", dijo Joseph Tholly, funcionario agrícola distrital para la comunidad de Lambayama.

"Antes solo se veía a ancianos trabajar en la agricultura, pero ahora también vemos jóvenes que participan en las diferentes etapas de la comercialización", agregó.

La guerra civil de Sierra Leona (1991-2002) perjudicó mucho a los pequeños agricultores. La mayor parte de los enfrentamientos tuvieron lugar en áreas rurales, obligando a muchos de ellos a huir de sus tierras hacia Freetown.

Pero la capital está congestionada por el tránsito y superpoblación, y no hay suficiente trabajo para todos.

Según Tholly, el Programa de Comercialización intenta hacer que la gente vuelva a las zonas rurales, atraída por una mejor paga y una mejor calidad de vida. Y eso puede estar funcionando.

Cuando se inició el programa, alrededor de 10 por ciento de la población de este distrito se ganaba la vida con la agricultura. Actualmente, ese porcentaje aumentó a casi 60.

"Aprendí a usar esta maquinaria y, a fin de cuentas, gano mucho más dinero para mí y para mi familia. No planeo hacer ninguna otra clase de trabajo", dijo el agricultor Emmanuel Kargbo, de 26 años.

En el plano local, el Programa de Comercialización tiene su base en el Centro Empresarial Agrícola. Estos complejos edilicios albergan la maquinaria para cosechar y procesar cultivos, almacenar el arroz antes de venderlo y actuar como centro administrativo para los colectivos de cultivadores.

Todos los años, cada agricultor hace una contribución de arroz, que el Centro Empresarial Agrícola vende, y luego deposita el dinero en una cuenta que se usa, por ejemplo, para el mantenimiento de los equipos.

En Lambayama, Joseph Fecah administra las finanzas de uno de los 108 centros empresariales agrícolas del país. Según él, no solo han logrado generar ganancias mediante el Programa de Comercialización para Minifundistas, sino que también emplear el dinero para construir un depósito adicional sin ayuda del gobierno.

"Esto es una ampliación de la agricultura tradicional. Inicialmente se hacía a pequeña escala, pero el gobierno nos alienta a practicar la agricultura a gran escala. Nos ingresa dinero constantemente. Por ahora nos está yendo bien", dijo Fecah.

La UE apoya iniciativas de desarrollo en Sierra Leona desde hace 40 años, y participa en el programa de pequeña agricultura desde su creación.

A través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, la UE aporta 16 millones de euros (21 millones de dólares) anuales en donaciones para capacitación e inversión en iniciativas como el Programa de Comercialización para Minifundistas.

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