Portugal no afrontó desde 1930 un invierno tan seco como el que acaba de finalizar. Sus efectos ya se hacen sentir con extremo rigor en la agricultura y en centenas de incendios de bosques.
Los últimos datos disponibles del Instituto de Meteorología (IM) divulgados a comienzos de esta semana, correspondientes a la primera quincena de este mes, indican que en ese lapso la sequía "extrema" pasó de afectar a 32 por ciento del territorio nacional a 53 por ciento, mientras que el resto está bajo la categoría de sequía "severa".
En estos primero 15 días del mes cayeron en promedio solo 5,7 milímetros de lluvia, tras un febrero con tan solo 2,2 milímetros, mientras que lo usual en esta época del año es de 100 milímetros.
Una evaluación del IM divulgada la semana pasada indica que "la ausencia de precipitación significativa en prácticamente todo el territorio" portugués provocó una situación de escasez de agua" y las previsiones son pesimistas.
Luego de dos días de tímida lluvia en la segunda semana del mes, las previsiones para los próximo días indican valores "bajo de lo normal para la época", lo cual no será suficiente para aminorar la tendencia hacia el incremento de la sequía.
[related_articles]
Las consecuencias para la agricultura y la proliferación de incendios forestales han sido devastadoras.
Trece comarcas de cinco distritos presentan un riego muy elevado de incendios: Vila de Rei, Sertã e Oleiros, en el distrito oriental de Castelo Branco, Pampilhosa da Serra, Miranda do Corvo, Góis y Arganil, en el vecino Coímbra, Castanheira de Pêra, Pedrógão Grande e Figueiró dos Vinhos, en Leiria, Mação y Sardoal, en el central Santarém, y Monchique, en el distrito de Faro, en el extremo sur del país.
En la víspera, los habitantes de cuatro aldeas de la comarca de Penela, en el distrito de Pombal y a 170 kilómetros al norte de Lisboa, fueron desalojados de sus hogares por las autoridades debido al incendio que asoló la zona y que estaba amenazando con avanzar hacia las viviendas.
Los daños económicos para un país con graves problemas financieros han sido incalculables, en especial para las capas más vulnerables y empobrecidas de la sociedad.
Sus efectos se reflejan en los valores de los productos agrícolas que afrontan momentos difíciles debidos a los drásticos cortes en los ingresos impuestos por el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea y el Banco Central Europeo, el trío que otorgó un préstamo de 110.000 millones de dólares para el rescate financiero del país.
Bruno Amorim, responsable de AM-Frutas, una de las grandes empresas distribuidoras de productos agrícolas del distrito de Lisboa, dijo a IPS que la situación de sequía "se está reflejando en el alza de precios y en la caída de la calidad" de los artículos.
Es necesario tener en cuenta que "una menor calidad, en el fondo, hace subir el gasto de las familias, simplemente porque algunos productos no pueden ser aprovechados en su totalidad", explicó.
El ejecutivo citó como ejemplo los casos de la castaña, el tomate y las naranjas, tres alimentos tradicionalmente de alta calidad en Portugal, "que antes de madurar, comienzan a pudrirse o se secan debido a la falta de agua".
Las verduras y hortalizas, "con hojas amarillentas y no verdes como debería ser, para nosotros representa grandes pérdidas, porque no son vegetales vendibles, van derecho a la basura", añadió.
Amorim concluyó con oscuros presagios para los próximos productos de la primavera y verano boreales. "Somos bastante pesimistas en cuanto a la pérdida de grandes cosechas y a la baja calidad", una condición esta última que le abría antes a Portugal grandes mercados para la exportación, expresó.
Especies en sumo riesgo
La extrema sequía también afecta seriamente la conservación de varias especies, tales como aves silvestres que invernan en Portugal y que deberían ahora comenzar a emigrar para sus lugares de reproducción en el norte de Europa.
Biólogos, ecologistas y activistas citados por el diario Público, de Lisboa, advierten que la escasez de alimentos, la ausencia de reproducción y una elevada mortalidad están convirtiendo 2012 en un año especialmente difícil para la conservación de varias especies.
Las mariposas son las más afectadas, sostuvo Patricia Garcia Pereira, investigadora del Museo Nacional de Historia Natural y de la Ciencia (MHNC), entre las cuales "existen algunas especies particularmente vulnerables", como las diurnas, que se alimentan en gran medida de ortigas.
"Estas plantas dependen mucho del agua y tal vez no consigan sobrevivir a la falta de lluvia" y, sin ellas, "las mariposas no tienen dónde poner sus huevos y las orugas no tienen qué comer".
Las mariposas "son excelentes indicadores del buen estado de los ecosistemas, ayudando a la polinización, en tanto los gusanos son una importante fuente de alimento para las aves", subrayó la investigadora del MHNC.
A su vez, Domingos Leitão, de la Sociedad Portuguesa para el Estudio de las Aves (SPEA), recordó que muchas aves que ya deberían haber iniciado un largo viaje migratorio hacia el norte del continente, que puede ser hasta de 6.000 kilómetros, "ante la escasez de alimentos están postergando el viaje".
"Si no llueve, hay poca hierba y no hay insectos, los suelos están secos, con pocos invertebrados, escarabajos, arañas y lombrices", indicó el experto al detallar la cadena alimenticia de las aves.
A un invierno seco en el sur de Europa se le sumó uno extremamente frío en el norte del continente, y ello para "para las aves no puede constituir una situación peor", concluye Leitão.
Otra voz de alarma es la de José Teixeira, investigador del Centro de Biodiversidad y Recursos Genéticos, quien recordó que en esta altura del año, ranas, sapos, salamandras y tritones comienzan a prepararse para el acoplamiento y, sin lluvia, "no se podrán reproducir", amenazando su debilitamiento o hasta extinción.
A las amenazas de la sequía para esas especies se une la de los incendios, en especial para el lobo ibérico, casi extinguido por una política de eliminación decretada por España entre 1950 y 1970. Una gran parte de esta especie se conserva en el norte de Portugal.
Se estima que en el Parque Natural de Peneda-Gerês, considerado el último santuario del lobo ibérico, no sólo de Portugal, sino de toda la península, habitan unos 300 de ellos, y hoy se encuentran amenazados por los incendios que azotan la zona protegida.
Del informe divulgado este jueves por la Protección Civil, se deduce que el primer trimestre de 2012 cierra con el peor balance de los últimos seis años. Hasta la víspera se habían registrado 8.187 incendios, cubriendo un área de 15.288 hectáreas.
Tan solo el miércoles se registraron 333. Y las estadísticas se actualizan día a día.