Hana Shalabi, una reclusa palestina de 29 años, llegó este jueves 29 a los 43 días de huelga de hambre en una cama de hospital en el norte de Israel, mientras una veintena de presos siguen su ejemplo en protesta por su detención y el trato recibido en las cárceles de este país.
"Las huelgas de hambre subrayan las condiciones y el trato dispensado a las personas detenidas en el sistema israelí, ya sea en el momento de su arresto, en los interrogatorios, los tribunales o en las propias cárceles", dijo Sahar Francis, directora de la Asociación de derechos humanos y apoyo a presos palestinos (Addameer) (http://www.addameer.org/), con sede en la ciudad cisjordana de Ramalah.
"El sistema entero está construido sobre la opresión y la violación de los derechos básicos de presos y detenidos", dijo Francis a IPS.
Shalabi comenzó la huelga de hambre el 16 de febrero en protesta por lo que considera trato degradante sufrido en confinamiento y en los interrogatorios. Su protesta también está dirigida al fundamento de su causa, pues indica que no hay cargos en su contra ni se la procesó por la orden de detención administrativa.
Al ser procesados por un tribunal militar israelí en Cisjordania, los reclusos palestinos pueden llegar a permanecer de forma indefinida, por periodos renovables de seis meses, bajo detención administrativa, sin saber cuándo o, tan siquiera si, los van a liberar.
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En febrero, el recluso Jader Adnan, puso fin a una huelga de hambre de 66 días, cuando las autoridades israelíes accedieron a liberarlo y se comprometieron a hacerlo a mediados de abril, semanas antes de que venza su primer periodo de seis meses.
Desde entonces, casi 30 presos palestinos en cárceles israelíes comenzaron a desechar los alimentos en protesta, indicó Francis. La cantidad aumenta día a día.
"Desde el punto de vista histórico, la práctica de la huelga de hambre es una herramienta de los reclusos palestinos para garantizar sus derechos en las prisiones israelíes. No es algo nuevo", indicó Francis, al explicar que en 2000, 2004 y en septiembre y octubre de 2011 recurrieron a la misma medida.
Los casos de Adnan y Shalabi hicieron que activistas palestinos, israelíes e internacionales protestaran en reclamo por el fin de las detenciones administrativas israelíes y del trato degradante que sufren.
A principios de esta semana hubo una vigilia silenciosa en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y unas 15 estudiantes palestinas llevaron máscaras de Shalabi para llamar la atención sobre la huelga de hambre y las condiciones de reclusión de los palestinos.
"El caso de Shalabi realza el papel activo que tienen las palestinas en esta lucha. Es muy importante ver que forman parte de la dirección de la misma", indicó Yara Sadi, estudiante de 23 años de la Universidad Hebrea.
"Mucha gente quedó sorprendida al enterarse de que Shalabi no había sido procesada y no sabía cuándo sería liberada, así como que otros 34 reclusos están en huelga de hambre", dijo Sadi a IPS.
"Hacían preguntas y se quedaban conversando. Si no hubiéramos hecho esta actividad, la gente no estaría pensando en este asunto. Todos coincidimos en que tendría que hablarse más al respecto", apuntó.
Addameer informó que el 1 de este mes había 4.630 palestinos en cárceles israelíes. De ellos, 320 eran detenidos administrativos, 183 menores y cinco mujeres.
La organización también estimó que desde el comienzo de la ocupación israelí de Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental, en 1967, unos 750.000 palestinos han sido detenidos por las autoridades de este país.
Esa cifra astronómica se traduce en que virtualmente cada familia palestina tuvo alguna experiencia con el sistema penitenciario de Israel, explicó Francis.
"No hay ni un hogar palestino que no se haya visto afectado, al menos una vez, por su política carcelaria", explicó.
"Es una vivencia que quedará para siempre en todas las familias", se lamentó.
Según Yara Sadi, el hecho de que todos los palestinos hayan tenido alguna experiencia con el sistema carcelario israelí hace que el asunto movilice a la gente sin importar su afiliación política, procedencia geográfica o cualquier otro asunto que divida a la sociedad palestina.
"La gente debería tomarse este asunto con seriedad y asumir un papel más activo porque, en definitiva, creo que casi todo el mundo conoce a un integrante de una familia que estuvo o está preso", remarcó.
"Esta huelga de hambre es una forma muy importante con la que los presos le dicen a las autoridades israelíes que no están dispuestos a continuar con esta vida cotidiana inhumana", explicó.
"Es de suma importancia plantear el asunto de cualquier manera posible. Espero que no tenga que morir alguien para que haya manifestaciones masivas", añadió.