INDIA: Nadie ayuda a las drogadictas cachemiras

El abuso de drogas, generalizado entre los jóvenes del norteño estado indio de Jammu y Cachemira, muestra una nueva tendencia: las mujeres y las adolescentes se vuelven cada vez más adictas. Sin embargo, no tienen dónde atenderse.

En el centro policial de lucha contra las adicciones en Srinagar. Crédito: Sana Altaf/IPS
En el centro policial de lucha contra las adicciones en Srinagar. Crédito: Sana Altaf/IPS
Funcionarios del centro de lucha contra las adicciones de la sala de control policial de Srinagar, la capital estadual, testifican que mujeres jóvenes y universitarias abusan de sustancias, especialmente el tolueno, un disolvente común.

El abuso de tolueno o inhalación de pegamento se ha generalizado porque ese producto químico se halla fácilmente en pinturas, gasolina, barnices, fijadores, adhesivos, cemento de caucho y pomada para lustrar zapatos, entre otros.

"Conseguir otras drogas es un poco más difícil para las muchachas que comprar quitamanchas o pomada", dijo el médico Areeb Malik, del centro policial contra las adicciones.

Se ha encontrado en estas situaciones a adolescentes de incluso 13 años, agregó.
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Según los médicos, las principales causas de drogadicción entre las jovencitas es la presión de sus pares, el estrés, las disputas familiares, la sensación de haber fracasado en la vida, nerviosismo causado por exámenes, relaciones amorosas y desórdenes psiquiátricos.

Lo que a las autoridades del centro policial les resulta preocupante es la total falta de lugares donde atender a las adictas a las drogas. "Nosotros no admitimos a mujeres adictas", dijo Malik.

Ellas pueden realizar consultas en el centro, pero éste no ofrece apoyo ni seguimiento. "Les prescribimos medicinas, pero nunca quedan bajo un control total, que es muy importante para superar la adicción", explicó Malik.

Por lo general, las adictas no vuelven después de la primera consulta. "Los médicos nunca tienen la certeza de que ellas sigan sus prescripciones o de que dejen las drogas", dijo Malik.

Además de la falta de clínicas donde tratarse, estas mujeres son socialmente estigmatizadas, lo que las limita a la hora de buscar rehabilitación.

"Considerando el estigma social que afrontan las mujeres drogadictas, es importante crear un centro de tratamiento para ellas", dijo Sameena (nombre ficticio), estudiante universitaria de 22 años y exadicta.

Sameena relató que se inició en las drogas inhalando pegamento "por diversión" cuando estaba en la escuela, y que luego pasó a los opiáceos. El temor al estigma y la falta de instalaciones donde tratarse obligaron a sus padres a sacarla de Cachemira.

Ahora hace 11 meses que Sameena está medicada.

Mohsin Ali, funcionario del departamento de manejo del estrés en el centro policial contra las adicciones, creado hace un año, dijo que hasta noviembre se recibieron 298 llamadas de drogadictos, entre ellos 11 mujeres.

"Una vez nos llamó una adolescente diciendo que, junto con 18 amigas suyas, quería dejar las drogas. Pero después de eso nunca supimos nada de ellas", dijo Ali a IPS.

El trabajador social Yasir Ahmad, del centro, subrayó la necesidad de clínicas contra las adicciones que trataran tanto a hombres como a mujeres.

"Hubo un tiempo en que Cachemira tenía un adicto por cada distrito, pero ahora hay más de uno en una sola familia", sostuvo.

Para peor, el departamento de salud del estado no recaba ni mantiene datos sobre la drogadicción en Cachemira.

"El impacto directo de la adicción es la desintegración social. Divide familias, círculos de amigos y, a consecuencia, a la sociedad. Los adictos viven aislados", dijo A.G. Madhosh, psicólogo y exprofesor en la Universidad de Cachemira.

Los jóvenes que consumen drogas viven en las mismas casas que sus familias, pero están emocionalmente aislados, explicó Madhosh.

"No les importa lo que les ocurra a sus seres cercanos, y estas insensibilidades se extienden al resto de la sociedad", agregó.

"Además, su mal desempeño educativo o laboral es una carga para la sociedad. Es fácil imaginar el destino de una sociedad con una gran cantidad de adictos", dijo Madhosh.

El problema fue puesto de relieve por el estudio del Programa Internacional de Control de Drogas de la Organización de las Naciones Unidas, que en 2008 mostró que en Cachemira había más de 70.000 drogadictos, 4.000 de los cuales eran mujeres.

La encuesta también reveló que entre 65 y 70 po rciento de la comunidad estudiantil de Cachemira consumía drogas y que 26 por ciento de las estudiantes abusaban de estas sustancias. Más de 70 por ciento de los adictos tenían entre 18 y 35 años.

Más de 200.000 personas en el valle de Cachemira consumen opiáceos, según el estudio "The Menace of Drug Abuse in Kashmir" (La amenaza del abuso de drogas en Cachemira), del psiquiatra Mushtaq Margoob. Esa región tiene cuatro millones de habitantes.

El estudio de Margoob, divulgado en 2009, es actualmente el único informe auténtico disponible sobre el abuso de drogas en Cachemira. Desde entonces no se realizó ningún otro en ese estado.

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