FORO SOCIAL TEMÁTICO: Por una democracia sin fin

Por cinco siglos, Europa procuró enseñarle al mundo su forma de enfrentar crisis y vencerlas. Hizo eso con ideas y guerras, con misioneros y genocidios. Pero olvidó que tiene apenas parte del conocimiento. Ahora está al borde del abismo, alertó el sociólogo portugués Boaventura Sousa Santos.

El experto habló ante cerca de 300 personas en el marco del Foro Social Temático (FST), que se desarrolla entre el martes 24 y este domingo 29 en la sureña ciudad brasileña de Porto Alegre y municipios de su zona metropolitana.

El FST es un desdoblamiento del Foro Social Mundial (FSM), que nació en esta misma ciudad en 2001.

El FST, que este año se centra en el tema específico: "Crisis capitalista, justicia social y ambiental, congrega a unas 10.000 personas.

El encuentro temático también apuesta a un futuro de democracia radical, relaciones sociales basadas en el respeto de los derechos humanos y el fin de las jerarquías internacionales que dividen el planeta entre "centro" y "periferia".

Otra ciudad brasileña, Río de Janeiro, será sede en junio de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable Río+20. Por eso, la crisis ambiental es un tema clave en Porto Alegre. Sousa Santos dijo discrepar con el abordaje que tradicionalmente se le da a ese tema.

"Un primer problema es la disputa por la definición de la naturaleza de la crisis", dijo. "Verla como un simple cambio del clima es muy reduccionista. La crisis es económica, financiera, energética, ambiental, de civilización", afirmó.

Así, el sociólogo llegó al punto central de su análisis. "Como dijo (el intelectual alemán Karl) Marx, las micro irracionalidades del capitalismo conducen a una macro irracionalidad de la vida".

En su charla de 50 minutos el miércoles 25, este profesor de las universidades de Coimbra (Portugal) y Madison (Estados Unidos) intentó desentrañar las amenazas en la que se manifiesta esa macroirracionalidad capitalista. Cuatro de ellas están directamente relacionadas con la crisis de la democracia.

Estas son, la desorganización del Estado, substituyendo los antiguos servicios públicos por la oferta de crédito a las masas, lo que resultó en la crisis financiera actual; y la desconstrucción de la democracia, ya que el capitalismo no necesita más de ella y promueve soluciones como las "democraduras" tecnocráticas de Italia y Grecia.

Además, la criminalización de la disidencia, presente en América del Sur en procesos como el desalojo de poblaciones pobres (Brasil) o en la resistencia indígenas (Chile).

Y, por último, los preconceptos heredados del colonialismo: "Al contrario de lo que podríamos esperar, el racismo está de nuevo y con fuerza. No hay señales de que el sexismo haya terminado, ni de que las diferencias sexuales sean respetadas. Estas manifestaciones son resquicios de la dominación colonial, que ahora derivó en prejuicios".

Para Sousa Santos, el achicamiento del Estado y el ataque a la democracia están relacionados con tres movimientos del capital para apropiarse de la riqueza producida colectivamente: la devastación acelerada de la naturaleza, la desvalorización del trabajo y la comercialización del conocimiento.

El experto ve nuevos desafíos para los movimientos que se articulan en torno al FSM en esta nueva fase: democratizar, descolonizar y desmercantilizar.

"Democratizar exige radicalidad", dijo, y explicó: "Defino el socialismo como sinónimo de democracia sin fin, en todos los espacios. No solo en las instituciones, sino en el trabajo, en la casa, en la cama. Los partidos deben entender que no tienen el monopolio de la representación política. Ni los movimientos lo tienen".

"Estamos avanzando hacia un tiempo de presencias, presencias colectivas en la calle, ocupando espacios que el capital reivindica, no ligados necesariamente a un movimiento instituido", añadió.

"En la tarea de desmercantilizar la vida, las ciudades tienen un papel enorme. Es necesario retirar de la esfera del comercio mercantil dimensiones como la cultura, la movilidad urbana, las vivencias, la sociabilidad. Los resultados son inmediatos", sostuvo.

"Por ejemplo, la cultura, que está siendo banalizada, resurge inmediatamente como espacio de resistencia, cuando es tratada como un derecho y una inspiración humana", agregó.

Al abordar el tema de la descolonización, Sousa Santos, quien apoya a la presidenta de Brasil Dilma Rousseff y al gobernador del estado de Rio Grande do Sul, Tarso Genro, hizo algunas críticas.

"Brasil, que ha creado tantos buenos paradigmas, no puede estar del lado del neoliberalismo ni enorgullecerse del ‘nuevo’ Código Forestal, o de abreviar los procesos de licenciamiento ambiental para acelerar algunas grandes obras", sostuvo.

Al final, el sociólogo confesó: "Soy un optimista trágico. Creo en los cambios del mundo, pero sé que costarán un enorme esfuerzo, movilización y a veces dolores".

Además, hizo previsiones para el futuro cercano. "Esta década va a exigir líderes más iluminados, más imaginativos, y movimientos sociales más aguerridos. La lucha contra el fascismo social se hace en las instituciones, pero también en la defensa en las calles de una democracia sin fin".

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