Pese a los variados recortes presupuestales y la resistencia al multilateralismo de parte de legisladores del opositor Partido Republicano, la ayuda exterior de Estados Unidos resultó más ilesa de lo que muchos observadores esperaban.
Tras negociaciones en el Senado, dominado por el gobernante Partido Demócrata, y en la Cámara de Representantes, liderada por los republicanos, se alcanzó un acuerdo la semana pasada sobre un paquete de ayuda exterior y diplomática por un total de 53.300 millones de dólares para el año fiscal 2012. El monto fue 2.400 millones de dólares menos de lo que la administración de Barack Obama había pedido originalmente en febrero pasado.
Pero unos 11.200 millones de dólares del total están destinados a "Operaciones de Contingencia en el Exterior" (OCO, por sus siglas en inglés), que cubren los gastos no militares en Afganistán, Iraq y otros "estados en la primera línea" de batalla.
Los recursos aprobados para las OCO fueron sustancialmente mayores de los solicitados originalmente por Obama, lo que obligó a recortar otras partidas.
"Cuando uno ve el Presupuesto de Asuntos Internacionales FY12 (año fiscal 2012), es una mezcla heterogénea", dijo Liz Schrayer, directora ejecutiva de la Coalición para el Liderazgo Global de Estados Unidos, grupo bipartidista que hizo presión por una mayor ayuda exterior y más apoyo al Departamento de Estado.
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"En el corto plazo, estamos satisfechos de que el acuerdo haya evitado profundos y desproporcionados recortes a esos programas respecto de versiones previas del proyecto de ley, y celebramos el reconocimiento bipartidista de la importancia del desarrollo y de la diplomacia", señaló.
"Sin embargo, en el largo plazo, los recortes de fondos para programas no bélicos son de grave preocupación, considerando los desafíos y las turbulencias del mundo actual", agregó.
De hecho, el paquete, que integra la Ley General de Asignaciones Presupuestales, incluye reducciones sustanciales en el financiamiento de múltiples organismos internacionales, incluyendo la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y sus fuerzas de paz.
La mayor parte de la ayuda bilateral salió del proceso relativamente intacta, o con leves recortes respecto de 2011.
Por otro lado, la ley presupuestal, aprobada por ambas cámaras el sábado 17, establece requisitos a varios de los beneficiarios, principalmente Egipto, Pakistán y la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
El presupuesto total de Estados Unidos para el año fiscal 2012 aprobado por el Congreso legislativo asciende a 915.000 millones de dólares.
La secretaria de Estado (canciller), Hillary Rodham Clinton, debe certificar que Pakistán está cooperando en los esfuerzos antiterroristas de Washington para que ese país de Asia meridional pueda recibir cientos de millones de dólares en asistencia militar.
De la misma forma, Egipto no podrá recibir sus 1.300 millones de dólares anuales en ayuda militar y otros 250 millones en asistencia económica hasta que Clinton certifique que cumple con los acuerdos de Camp David firmados en 1979 con Israel, y que está en transición a un gobierno civil.
Aun así, estos requisitos pueden ser eludidos por Clinton si considera que la asistencia a esos países sirve a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos.
A la ANP se le negarán también varios cientos de millones de dólares en ayuda económica si es reconocida como estado independiente por otra agencia de la ONU, además de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Al admitir a Palestina como miembro, la Unesco perdió de inmediato la contribución anual de Estados Unidos, por 80 millones de dólares.
Una ley aprobada por el Congreso a comienzos de los años 90 prohíbe a Washington ayudar a cualquier agencia que reconozca a Palestina como estado independiente.
La versión del Senado del proyecto presupuestal prevaleció en general sobre la más draconiana de la Cámara de Representantes.
Entre otras cosas, la versión de los representantes proponía que todas las contribuciones a la ONU y a sus agencias especializadas fueran voluntarias, así como reducir a cero las donaciones al Fondo de Población de las Naciones Unidas y a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina.
También establecía que Estados Unidos abandonara la Organización de los Estados Americanos.
"Con toda la presión para recortes presupuestales, así como para reducir las contribuciones a organizaciones internacionales, pudo haber sido mucho peor", destacó Don Kraus, presidente de Ciudadanos por Soluciones Globales, grupo de base que apoya a la ONU.
No obstante, señaló, las contribuciones al foro mundial y a otras organizaciones internacionales serán unos 170 millones de dólares menos de los 1.600 millones de dólares solicitados por la administración.
"Es muy posible que terminemos con muchos atrasos en una o más de esas agencias, lo cual disminuirá la capacidad de Estado Unidos y nuestra credibilidad", alertó.