Mientras Estados Unidos comienza a retirar sus últimos 50.000 soldados de Iraq, poniendo fin a una ocupación de casi nueve años, el presidente de ese país de Medio Oriente hace un último pedido: miles de millones de dólares en armas para sus incipientes Fuerzas Armadas.
Iraq, durante el régimen de Saddam Hussein (1979-2003), fue aliado de la Unión Soviética y luego de Rusia, por lo cual ese país no cuenta con una sólida historia de relaciones militares con Washington.
Ahora Bagdad está renovando su arsenal, abandonando equipos en su mayoría rusos y franceses, y obteniendo nuevas armas estadounidenses.
Este miércoles 14, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dio un discurso ante soldados que participaron de la ocupación en Iraq, anunciando oficialmente el fin de las operaciones en ese país.
Por su parte, al visitar la Casa Blanca el lunes 12, el presidente de Iraq, Nouri Al Maliki, recibió la promesa de una segunda entrega de 18 sofisticados aviones de combate F-16 para ayudar a reconstruir la dilapidada fuerza aérea de su país, cuyos helicópteros y misiles destruyó el mismo Estados Unidos durante la guerra que comenzó en marzo de 2003.
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El gobierno iraquí ya indicó que necesitaba 96 aviones de combate F-16 en cuatro órdenes separadas.
El mandatario visitante dijo a Obama que su país dependería de Estados Unidos no solo para obtener nuevos sistemas de armas sino también para preparar a sus fuerzas bajo el Programa Internacional de Educación y Entrenamiento (IMET, por sus siglas en inglés), auspiciado por Washington.
Dan Darling, analista sobre Medio Oriente para la compañía sobre mercados de defensa y aeroespacio estadounidense Forecast International, dijo a IPS que las fuerzas iraquíes estaban muy interesadas en los equipos militares de Washington.
En las primeras etapas de reconstrucción de las fuerzas iraquíes, indicó Darling, Estados Unidos les proveyó pequeñas armas de segunda mano heredadas de la Unión Soviética y equipos donados por naciones que fueron parte del Pacto de Varsovia, ya que los soldados iraquíes estaban familiarizados con ese tipo de armamento.
Pero, a partir de 2005, explicó, el objetivo pasó a ser equiparlas con más y más armas del Pentágono, canalizadas a través de su oficina de Ventas Militares Exteriores (FMS, por sus siglas en inglés).
Un paquete de venta de armas por 10.900 millones de dólares concretado en agosto de 2008 incluyó seis aviones de transporte Hércules C-130J, 24 helicópteros armados Bell con misiles Hellfire, 140 tanques de guerra Abrams, 160 vehículos blindados Guardian M1117, 329 vehículos ligeros y 26 armas livianas antitanque M72.
En octubre de 2010, el Departamento de Defensa estadounidense anunció un segundo paquete militar por 4.200 millones de dólares, que incluyó 18 aviones de combate F-16 y misiles aire-aire Sidewinder AIM-9, junto a bombas guiadas por láser y equipos de resonancia.
El Departamento de Defensa dijo que el paquete de armas convertiría a Iraq en un "socio más valioso" y apoyaría las "necesidades legítimas" de ese país.
Pero Estados Unidos también tiene una agenda oculta en armar a las fuerzas iraquíes para que constituyeran un contrapeso frente la influencia de Irán, país ahora cercano al gobierno de Al Maliki.
Durante el régimen de Saddam Hussein, la fuerza aérea, el ejército y la marina fueron equipados principalmente con helicópteros Aerospatiale y Mi-17, y tanques de guerra T-55 y T-72.
Pero el número de efectivos iraquíes cayó de unos 900.000 soldados durante el gobierno de Saddam Hussein a los actuales 250.000.
Gracias a los crecientes ingresos del petróleo, Bagdad se encuentra ahora en condiciones de completar la construcción de sus fuerzas.
Según las últimas cifras del Servicio de Investigación del Congreso estadounidense, las compras totales de armas de Iraq entre 2002 y 2005 sumaron unos 8.100 millones de dólares.
Estados Unidos fue el primer proveedor, con unos 5.200 millones de dólares.
Darling dijo a IPS que gran parte de esas ventas fueron hechas con créditos del Fondo del Pentágono para las Fuerzas de Seguridad Iraquíes (ISFF).
Esos recursos fueron empleados para comprar equipamientos, construir infraestructura, realizar entrenamientos y mantener a las fuerzas iraquíes, la guardia fronteriza, la policía y los servicios de inteligencia.
Entre 2005 y 2011, el Pentágono volcó unos 20.600 millones de dólares en el ISFF.
Cuando las instituciones estatales iraquíes comenzaron a tomar forma y el gobierno central bajo Al Maliki creció en confianza (y los cofres del Estado empezaron a recibir los ingresos del sector energético), más órdenes fueron hechas al FMS. Solo en 2008 hubo pedidos por unos 16.000 millones de dólares en diversos equipos, construcción de infraestructura y servicios.
Darling citó informes en los medios iraquíes señalando que nuevas órdenes podrían llegar a los 26.000 millones de dólares.
Dijo que las fuerzas iraquíes tenían previsto su reconstrucción en tres fases: 2006-2010, 2011-2015, y 2016-2020.
La primera etapa tiene el objetivo de incrementar las filas, la segunda de obtener equipos y la tercera de discernir otras necesidades.
"Proyectamos que Iraq sea uno de los principales mercados en Medio Oriente, detrás de Arabia Saudita, junto a Israel, Irán y Emiratos", pronosticó Darling.