Con la profunda crisis de endeudamiento público en países industrializados como telón de fondo, una agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) procura que prestamistas y acreedores asuman principios de responsabilidad.
Esos principios tienden a reducir la frecuencia de las crisis de deuda mediante el estimulo a las partes, acreedores y tomadores de títulos soberanos, a actuar de manera responsable, precisó el secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), Supachai Panitchpakdi.
La severidad, especialmente en Europa, de la crisis de deuda, conformada por obligaciones contraídas por los estados, amenaza con frustrar la frágil recuperación de la economía mundial, describió el jefe de la Unctad.
Al mismo tiempo, los sobreendeudamientos públicos aumentan en algunos países en desarrollo y los niveles de compromisos financieros del sector privado interrumpen el crecimiento en muchas naciones.
En esas condiciones, el mundo cae otra vez en la cuenta de la importancia de formas eficaces de prevención, gestión y solución de las crisis de endeudamiento, comprobó Supachai.
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La Unctad discutió esta semana un proyecto de 15 principios sobre promoción de otorgamiento y toma responsables de préstamos soberanos.
El texto mereció la aprobación de delegaciones de gobiernos miembros y de personalidades participantes, como el presidente de Islandia, Olafur Ragnar Grimsson, quien expuso las enseñanzas que su país extrajo del "tsunami financiero" que lo sacudió a partir de 2008.
La única delegación que opuso objeciones al texto presentado por la Unctad fue la de Estados Unidos, que dejó constancia de que no atiende algunas de sus preocupaciones y también pidió que se reconozca el carácter de mero borrador del documento.
Grimsson resaltó que los principios subrayan las responsabilidades de los tomadores de créditos, a la vez que se extienden sobre los deberes de los prestamistas.
Esto es de importancia fundamental, dijo. Las causas de los fracasos no deben atribuirse exclusivamente a los prestatarios, insistió.
El presidente islandés puntualizó que los grandes bancos y las agencias de calificación financiera "no pueden decir ahora que no tienen ninguna culpa".
También hizo notar que la crisis financiera en Europa es una advertencia de que la algo arrogante visión occidental, que prevaleció en décadas recientes, según la cual los problemas de endeudamiento excesivo solo eran de del mundo en desarrollo, "se ha vuelto dramáticamente desactualizada".
Grimsson preguntó si los países deben tener un sistema bancario que privatiza los beneficios pero socializa las pérdidas, a la vez que cambia los fracasos privados en deuda soberana.
Si surge un conflicto entre los intereses del mercado financiero y la voluntad popular, sobre quién recae la supremacía, indagó.
Cuando esa disyuntiva se apareció en Islandia, ante la exigencia de los gobiernos de Gran Bretaña y de Holanda de que se diera primacía a los intereses de los mercados financieros, "fue obvio para mí que la democracia tenia que prevalecer", enfatizo.
En este aspecto, Supachai refrescó posiciones sostenidas por la Unctad desde muchos años antes del estallido de la presente crisis y demandó la regulación de los mercados financieros.
Los principios propuestos por la Unctad para promover responsabilidad a los actores del endeudamiento público se fundan también en que, a diferencia de lo que ocurre en el comercio internacional, no existen normas, principios o regulaciones para el financiamiento soberano.
En el campo del comercio internacional, cuando un gobierno intenta tomar ciertas acciones, debe cerciorarse antes de que esos pasos concuerden con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En cambio, para las operaciones de endeudamiento público, el único limite es el mercado, observó la Unctad.
La conferencia convocada por la agencia de la ONU analizó también la cuestión de la auditoria de las deudas externas para separar el grano de la paja, o sea las deudas legales de las que antes se llamaban "deudas odiosas", cono son las ilegales.
María Lucia Fattorelli, de la Auditoría Ciudadana de la Deuda, una organización no gubernamental brasileña, dijo a IPS que después de 30 años de auditor a Ecuador y 39 años a Brasil, llego a la conclusión de que el sistema de la deuda solo beneficia a los grandes bancos internacionales.
Ese sistema no sirve como mecanismo para financiar a nuestros países, como debería ser de acuerdo a la definición de deuda pública acuñada por la teoría económica, dijo.
La actual crisis financiera demostró la usurpación de los instrumentos de deuda pública, usados como mecanismo de transferencia de recursos públicos para cubrir un problema del sistema financiero privado, hundido en operaciones dudosas de productos derivados sin respaldo, sostuvo Fattorelli.