A sus 19 años, Liz Sandra Falcón nunca había pensado en que cada una de sus decisiones podía tener un impacto más allá de sí misma: no sólo en las personas cercanas, sino en la propia sociedad cubana e, incluso y aunque pudiera parecerle exagerado, en las tendencias globales.
La frase "cada persona cuenta" pasó de ser una consigna para convertirse en parte de su vida diaria. "Fue como una puerta que se abre", aseguró a IPS Falcón, estudiante de segundo año de la Facultad Arte de los Medios de la Comunicación Audiovisual (Famca), del Instituto Superior de Arte de Cuba.
Falcón, junto a su compañera de clase Celia Suárez, son las autoras del proyecto denominado "Juego de niños", la propuesta que se alzó con el primer premio en un concurso convocado por la Famca, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) y el Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera de Cuba.
Otras 46 ideas fueron presentadas "contrarreloj" al concurso de spots para televisión realizado en esta isla caribeña como parte de la campaña "7.000 millones de Acciones", impulsada por el Unfpa a nivel global en ocasión del arribo de la población mundial a la cifra de 7.000 millones de personas el lunes 31 de octubre.
"Participar me permitió concientizar más todos los problemas, incluso algunos en los que no había ni pensado sobre la población mundial, la juventud, el envejecimiento y la salud ambiental. Y ver estos problemas desde nuestra cotidianidad", dijo Falcón, segura de que este conocimiento "estará ahí para cualquier trabajo futuro".
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La premiación de tres piezas publicitarias, que ya se transmiten por la televisión estatal, fue una de las varias actividades realizadas en la isla, incluyendo la presentación del informe del Unfpa sobre el Estado de la Población Mundial 2011 y conferencias sobre las particularidades del caso cubano.
"Cuba es una evidencia que permite concluir que las limitaciones de las economías en desarrollo no necesariamente constituyen un obstáculo insalvable para el progreso del estado de salud, el cambio demográfico y el bienestar", dijo a IPS el coordinador internacional de programas del Unfpa, Jesús Robles.
Según el especialista, en un mundo marcado por las disparidades, la isla es una prueba de que "la desigualdad puede ser combatida si existe voluntad política para hacerlo", y recordó la posición cubana en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, realizada en 1994 en El Cairo.
Con un trabajo en materia de salud sexual y reproductiva que se remonta a los años 60, el gobierno cubano defendió entonces, y aún lo hace, un nuevo paradigma que pasó de contar personas como simples unidades a amparar su derecho a decidir sobre el número y esparcimiento de los embarazos.
Así, Cuba aparece, como resultado de las políticas aplicadas durante décadas, como un país con "un desarrollo sociodemográfico similar a la del conjunto de países industrializados", explicó a IPS el director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), Juan Carlos Alfonso.
"Los indicadores demográficos claves para medir la evolución de un país son la tasa de crecimiento poblacional, la fecundidad y la mortalidad. En esos tres indicadores, Cuba es similar a los países desarrollados y supera al conjunto de América Latina y el Caribe", puntualizó.
A partir del Estado de la Población Mundial 2011, Alfonso resaltó determinados indicadores que inciden en que la isla ocupe el lugar 53 entre los países de alto nivel de desarrollo del Índice de Desarrollo Humano, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Entre los resultados, destaca la tasa de fecundidad de 1,5 hijos por mujer calculada para el período mortalidad 2010-2015, la esperanza de vida de 79 años y una mortalidad infantil en menores de cinco años de 5,8 por 1.000 nacidos vivos, por debajo del grupo de países desarrollados, que tiene 7,1, y de América Latina y el Caribe, con 22,4 por 1.000.
En cuanto a las relaciones sexuales, protegerse contra las infecciones de transmisión por esta vía, evitar un embarazo y decidir cuándo es el mejor momento para tener el primer hijo son ahora inquietudes concientes para Falcón, gracias a haber tenido la oportunidad de participar y que su voz fuera escuchada.
Oír a la juventud, potenciarla con conocimiento y brindarle opciones de participación constituyen, según expertos, una necesidad urgente para Cuba, que se enfrenta a un acelerado proceso de envejecimiento como resultado de varias décadas de bajas tasas de fecundidad y mortalidad, así como saldo migratorio externo negativo.
La Encuesta Nacional de Fecundidad, realizada por la ONEI en 2009, constató que la edad media de la primera relación sexual era de 17 años para las mujeres y 16 para los varones. Aunque existe un conocimiento universal de los métodos anticonceptivos, se suele ir a la primera relación sin protección y son habituales los abortos.
Este comportamiento incide, a su vez, en la formación de uniones a edades tempranas, la propagación de enfermedades de transmisión sexual debido a patrones culturales que impiden el uso del condón en parejas estables, embarazos precoces, su aplazamiento hasta edades avanzadas o su descarte como opción.
"Los roles de los jóvenes son decisivos en una sociedad con garantías sociales y con fuertes redes comunitarias y familiares. Es que juegan un papel importante no sólo como receptivos plenos de energía sino también, y sobre todo, como partícipes", afirmó Rolando García, representante auxiliar de la oficina del Unfpa en Cuba.