La capital de Tailandia, que se hunde en el agua con ocho millones de personas, está pagando el precio de haber ignorado durante años los alertas sobre su vulnerabilidad climática y la incapacidad de sus saturados cimientos para resistir las inundaciones.
Hace una semana que gran parte de Bangkok, construida sobre un delta pantanoso, con algunas zonas incluso bajo el nivel del mar, quedaron sumergidas. Las calles se volvieron ríos con botes y balsas de bambú con familias desesperadas a bordo.
Solo se ven los pisos altos de las casas, las fábricas y los centros comerciales, y no hay señales de que el agua escurra en las próximas semanas.
"El nivel del agua no bajó desde el primer día", señaló Anupong Taduon. "Vamos a tener que vivir así durante tres o cuatro semanas", pronosticó el hombre de 52 años, detrás de la entrada de su bar de karaoke, cubierta con bolsas de arena.
Las advertencias del gobierno central y de las autoridades locales de que lo peor está por venir generaron gran malestar en la población afectada. Todo el mundo sabe que el tsunami en cámara lenta se propagará por la ciudad antes de escurrir en el golfo de Tailandia.
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Especialistas en gestión de inundaciones alertaron que esta ciudad, orgullosa de su prosperidad económica reflejada en su cambiante perfil edilicio, es una de las capitales de Asia sudoriental más vulnerables al cambio climático.
"Bangkok es especialmente vulnerable, comparada con Manila, Yakarta o Kuala Lumpur", indicó el director de gestión de desastres, Aslam Perwaiz, del Centro Asiático de Preparación para Desastres. "Estas inundaciones confirman la necesidad de mejorar la manejo del agua en la ciudad", apuntó.
"Anteriores inundaciones muestran que los canales de Bangkok no pueden evacuar el agua de calles y vecindarios anegados durante semanas", dijo Perwaiz a IPS. La situación "ha durado hasta nueve semanas en esta ciudad", remarcó.
"Bangkok ocupa el primer lugar de las provincias con mayor vulnerabilidad climática en Tailandia", indicó Hermina Francisco, directora del Programa de Economía y Ambiente para Asia sudoriental, con sede en Singapur. "Su enorme fragilidad obedece a la permanente exposición a frecuentes inundaciones y al aumento del nivel del mar", explicó.
"Lo que probablemente empeore la situación son las denuncias de que Bangkok se está hundiendo", puntualizó. El fenómeno, "observado en varias partes de la capital, probablemente más que en otros lugares, ocurre desde hace años", explicó Francisco.
El equipo holandés, especializado en la gestión de agua que en febrero inspeccionó las barreras de contención a las inundaciones, remarcó la incapacidad de Bangkok para lidiar con este tipo de acontecimientos.
"La protección de ciudades como Bangkok a las inundaciones representa uno por ciento de la probabilidad de que ocurran en un año cualquiera, lo que es relativamente bajo comparado con estándares internacionales", señala el informe del Netherlands Water Partnership (NWP).
"Para una área metropolitana vasta como esta ciudad, esperábamos una mayor protección", añade.
La advertencia del NWP resultó profética ocho meses después. Las autoridades locales y nacionales no pudieron hacer más que emitir mensajes contradictorios y mostrar su impotencia para salvar a Bangkok de los 6.000 millones de metros cúbicos de agua que la anegaron.
Murieron 400 personas y unas 2,5 millones quedaron sin vivienda en la capital y en las provincias del norte desde que comenzó el desastre hace tres meses tras las fuertes lluvias monzónicas, tres tormentas tropicales y un tifón.
La tan mentada red de canales, que le valió el nombre de "Venecia del este", resultó inadecuada. La mayoría de los 1.650 "khlongs", como se dice en tailandés, están repletos de agua o directamente se desbordan.
Muchos de los canales, incluidos los 100 navegables que ayudaron a Bangkok a hacer frente a las inundaciones de 1940, fueron rellenados para construir rutas y edificios durante el auge económico de los años 70.
Las recomendaciones de no rellenar los canales para habilitar el tránsito vehicular fueron ignoradas, indicó George Olson, exgerente de una empresa estadounidense que trabajó con proyectos de infraestructura contra las inundaciones en Bangkok.
La negligencia "con seguridad empeoró las inundaciones después de 1974 en el área metropolitana de Bangkok", explicó.