INDIA: Microcréditos también pueden ser grandes trampas

Un proyecto de ley en India busca rescatar y regular a las instituciones microfinancieras (IMF), cuya credibilidad ha quedado arruinada por reiterados engaños y presiones a los clientes, muchos de los cuales han terminado suicidándose.

Una pequeña empresa de fabricación de cestas, financiada con microcréditos. Crédito: ESAF/IPS
Una pequeña empresa de fabricación de cestas, financiada con microcréditos. Crédito: ESAF/IPS
Lejos de poder cancelar sus compromisos, un gran número de prestatarios exigen ahora a las IMF que se les devuelvan los intereses que pagaron, en algunos casos hasta tres veces más alto de lo que se les prometió.

"Las instituciones tienen que reintegrarnos la mitad de los préstamos que solicitamos siete o 10 años atrás, porque han recibido el doble por los intereses", dijo Vijaya Kasipati, una mujer de 32 de la aldea de Lachapet, en el sureño estado de Andhra Pradesh.

"Cuando ofrecen un préstamo, las IMF por lo general hablan de una tasa de interés ‘plana’ de entre 10 y 12 por ciento, lo que parece un buen acuerdo. Pero esta tasa no es calculada sobre el saldo", explicó Jamuna Paruchuri, de la Sociedad para la Eliminación de la Pobreza Rural (SERP, por sus siglas en inglés), del gobierno de Andhra Pradesh.

"Lo que dice la letra chica es que, incluso después de que el cliente haya pagado algunas cuotas, el interés continuará siendo calculado sobre la suma inicial prestada, y no sobre el saldo del monto del crédito. El resultado es una tasa de interés final oculta de alrededor de 36 por ciento", indicó a IPS.
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SERP trabaja con más de 11 millones de mujeres en grupos de ayuda mutua en 22 distritos de Andhra Pradesh.

"Las mujeres de los grupos no están pagando los préstamos. Dicen que las instituciones ya han cobrado varias veces al haberlas engañado", señaló Paruchuri quien, después de que se produjera una ola de suicidios en el sector rural el año pasado, recibió la misión de seguir de cerca la situación de los deudores.

Tras analizar el modus operandi de las IMF, Paruchuri informó que los préstamos eran pagados a un ritmo de una cuota semanal y seguían esquemas de pago de hasta 52 semanas.

"Para la semana número 25, cuando los deudores han ya pagado la mitad del crédito con intereses, las instituciones los convencen de tomar un segundo préstamo, por lo general por el mismo monto", que el primero, añadió.

"Como consecuencia, siguen pagando intereses sobre la suma inicial total, más un segundo préstamo, y al final terminan pagando intereses de 72 por ciento", dijo.

"En efecto, los deudores quedan atrapados", dijo Sudhirendar Sharma, ex asesor del Banco Mundial.

"Aunque la idea original de los microcréditos era salvar a los pobres del ámbito rural de las garras de los prestamistas locales, muchos terminaron insolventes y sin salida ante una nueva clase de prestamistas", agregó.

Frente a la ola de suicidios de agricultores endeudados, el gobierno de Andhra Pradesh promovió en octubre del año pasado una ley en el parlamento estadual prohibiendo el cobro semanal de cuotas por parte de agentes –con actitud amenazante— contratados por las IMF.

La Ordenanza para las Instituciones de Microfinanzas de Andhra Pradesh subraya en su preámbulo la necesidad de proteger a los grupos de ayuda mutua que, reconoce, "están siendo explotados por instituciones privadas".

Tras la aprobación de la ley, los pagos de cuotas cayeron en picada y los bancos comerciales, que prestaban dinero a las IMF, suspendieron los desembolsos. Cuando las instituciones dejaron de ofrecer crédito, también redujeron personal y el sector entero entró en crisis.

Para empeorar las cosas, muchos agricultores han regresado a los prestamistas tradicionales para obtener créditos.

"Como proveedores de urgencia en ámbitos rurales donde los bancos no quieren operar, somos irremplazables", dijo Mohammed Nooruddin Amin, jefe de Adhikar, organización no gubernamental con sede en Orissa que lanzó una oficina de microfinanzas en 2004.

"Los engorrosos procedimientos que siguen los bancos para aprobar préstamos disuaden a los pobres y a los que no tienen educación", añadió, subrayando la tarea indispensable que realizan las IMF honestas.

Amin culpó de la crisis a algunas instituciones que solo están interesadas en hacer ganancias.

Pero la irresponsabilidad de algunos ha afectado a todos por igual. Adhikar ha sufrido masivos ceses de pagos desde la intervención del gobierno en octubre de 2010. "Los clientes dejaron de pagar las cuotas ante los rumores de que el Banco de Reserva de India (central) exoneraría todos los créditos de las IMF", dijo Amin.

No obstante, Amin y activistas por el desarrollo tienen la esperanza de que una severa ley resuelva la situación.

Paul Thomas, fundador y director gerente del Foro de Acción Social Evangélica sobre Microfinanzas (ESAF, por sus siglas en inglés), con sede en la sudoccidental ciudad de Thrissur pero que opera en seis estados de India, destacó que los bancos del sector público ya comenzaban a ceder, tras su negativa a procesar créditos luego de la intervención de octubre de 2010.

"Nosotros también hemos aprendido lecciones de esta conmoción en el sector", admitió.

El gobierno federal presentó meses atrás el borrador del Proyecto de Ley para el Desarrollo y la Regulación del Sector Microfinanciero, obligando a todas las IMF a registrarse ante el Banco de Reserva, que supervisaría el sector.

Activistas también sugieren otras medidas, como prohibir préstamos múltiples, procurar mayor transparencia, reducir las tasas de interés y hacer un seguimiento al uso final de los créditos.

Pero también, "el nuevo proyecto de ley tendría que reconocer el increíblemente alto costo de hacer microfinanzas con el modelo de cobro semanal puerta a puerta. Si el margen es muy pequeño, las IMF no pueden atender los diversos requerimientos de los sectores más pobres de los pobres", opinó Amin.

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