Las garantías dadas por la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, a Pakistán sobre el papel que jugará en las futuras negociaciones con Afganistán, ayudaron a calmar por ahora las tensiones entre ambos gobiernos.
Washington espera que el ejército pakistaní tome medidas contra el grupo armado Haqqani de Waziristán del Norte en las próximas semanas, no meses ni años, dijo Clinton, lo cual reavivó las críticas sobre el poco respeto de Estados Unidos a la soberanía pakistaní.
Clinton confirmó el viernes 21 que funcionarios de su país mantuvieron un intercambio con la red Haqqani sobre posibles conversaciones de paz y urgió a Pakistán a hacer lo mismo con el movimiento islamista afgano Talibán como la "clave" para poner fin a la guerra en Afganistán.
"No sabemos si funcionará, pero realmente creemos que debemos intentarlo", declaró el viernes 21.
Pero las acusaciones de Estados Unidos de que Pakistán es un "refugio seguro" para los haqqanis, red vinculada al movimiento Talibán que opera a ambos lados de la frontera, dejó un gusto amargo a especialistas y funcionarios pakistaníes.
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"Hay un gran problema de confianza entre ambos países que combaten el terrorismo", señaló Mohammad Jamil, profesor de ciencias políticas del Government College de la ciudad de Mardan.
"Desde el asesinato del líder de al Qaeda, Osama bin Laden, en la ciudad de Abbottabad el 2 de mayo, las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán llegaron a un punto de no retorno", dijo a IPS, refiriéndose a la misión estadounidense que desconoció la autoridad del ejército nacional.
El "doble discurso" de Pakistán puso en riesgo la desgastada alianza entre ambos países para combatir el terrorismo y arriesgó el resultado de la guerra de Afganistán, declaró en septiembre el almirante retirado de la Marina estadounidense Mike Mullen.
Pero además acusó al servicio de inteligencia pakistaní, Inter-Service Intelligence (ISI), de ayudar a la red Haqqani a orquestar el ataque del 13 de septiembre contra la embajada de Estados Unidos en Kabul y del atentado con bomba del 11 del mismo mes que dejó 77 soldados estadounidenses heridos en la capital afgana.
De hecho, Mullen declaró que la "red Haqqani es una verdadera arma del ISI".
El gobierno de Pakistán rechazó de forma rotunda las acusaciones de complicidad con los insurgentes e insistió que también era víctima del terrorismo, pues desde 2004 había perdido 35.000 personas, de las cuales 5.000 eran soldados, en enfrentamientos con el Talibán
"Tratamos de hacer lo mejor para eliminar a los grupos armados", declaró la canciller de Pakistán, Hina Rabbani Khar, en conferencia conjunta con Clinton.
"Estados Unidos debe confiar en los esfuerzos de Pakistán para luchar contra el terrorismo, una amenaza para millones de personas en el mundo", añadió.
La red Haqqani es un grupo mayoritariamente afgano, declaró el ministro del Interior de Pakistán, Rehman Malik, y negó que tenga santuarios en territorio pakistaní.
No hay indicios de que vayan a mejorar las relaciones entre ambos países, remarcó Jamil.
"Estados Unidos quiere que Pakistán comparta información de inteligencia sobre los escondites de los grupos armados, lo que las autoridades de este país no tiene intenciones de hacer. Cuando le dé datos de los refugios en las Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA), Washington lanzará acciones unilaterales con aviones no tripulados", añadió.
El gobierno pakistaní organizó una Conferencia de Todas las Partes el jueves 29 de septiembre, cuando se adoptó una resolución conjunta que refutó las acusaciones de Estados Unidos en relación con la red Haqqani.
También instó a revisar la política de Pakistán contra el terrorismo y abogó por un diálogo con la red Haqqani y facciones del Talibán.
"Tenemos derecho a defender nuestra soberanía. Los ataques con aviones no tripulados son un delito internacional", dijo a IPS el líder del Movimiento por la Justicia en Pakistán, Imran Khan.
"Si Estados Unidos conversa con el Talibán, ¿por qué no nosotros?", arguyó. Hace tiempo que debieron comenzar las negociaciones pues las operaciones militares contra la insurgencia en las áreas tribales son "infructuosas" desde 2004, añadió.
Un Comité del Senado de Estados Unidos aprobó el 22 de septiembre un paquete de ayuda militar de 1.000 millones de dólares a Pakistán a condición de que tome medidas contra la insurgencia, en especial contra la red Haqqani.
La iniciativa subrayó el grado de dependencia mutua entre ambos países.
"Estados Unidos busca la cooperación de Pakistán sobre varios asuntos, como el proceso de reconciliación en Afganistán, el problema de la red Haqqani y los dispositivos explosivos improvisados a ambos lados de la frontera", declaró Clinton en la conferencia de prensa.
"Estados Unidos no tiene más alternativa que lidiar diplomáticamente con Pakistán", dijo a IPS el profesor de relaciones internacionales Mohammad Jaffar, de la Universidad de Peshawar.
"Pese a ser la única superpotencia del mundo, Estados Unidos tiene graves problemas en Afganistán, donde 90.000 soldados se enfrentaron con el Talibán", añadió.
"La pelota está en el campo de Pakistán, ya sea que decida resolver la prolongada guerra con la insurgencia por medios militares o negociaciones", remarcó.