La falta de controles adecuados en la recepción y reparto de alimentos en los campamentos de personas desplazadas por la sequía y la hambruna que golpean el sur de Somalia derivaron en disturbios y robos que privan a las víctimas de esta asistencia imprescindible.
Toneladas de suministros llegan a Mogadiscio desde distintas partes del mundo. Hay por lo menos cinco vuelos diarios desde Turquía y Kuwait, así como de Yibuti, Sudán e Irán.
Organizaciones como Mercy USA, la alemana Diakonie Emergency Aid Bread for the World y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados se encargan de distribuir alimentos en la capital somalí.
«Hay una gran corrupción en la distribución de alimentos, por eso pido que se cree un grupo de control especial que incluya a actores somalíes y extranjeros», dijo a IPS el parlamentario Ali Mahmud Nur.
Este legislador tiene una relación estrecha con el presidente del parlamento, Sharif Hassan Sheik, y el jefe de Estado, jeque Sharif Sheik Ahmed. El propio Nur investigó las denuncias de corrupción, según dijo a IPS.
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Más de 100.000 personas abandonaron en los últimos meses el sur de Somalia, afectado por la sequía y la consecuente falta de alimentos con la esperanza de encontrar ayuda en Mogadiscio.
Muchas de ellas caminaron durante semanas descalzas y sin agua, una travesía muy dura para las más frágiles y desnutridas, como niños y niñas. Las personas que lograron llegar a la capital lo hicieron en un estado delicado.
La ONU (Organización de las Naciones Unidas) estima que hay unas 470.000 personas desplazadas.
«Es claro que hay funcionarios involucrados en el robo de alimentos. Les pido que pongan fin a ese comportamiento porque dañarán nuestra dignidad», señaló Nur.
El primer ministro Abdi Weli Mohammad Ali reconoció el 23 de agosto el problema y prometió tomar medidas para resolver la situación.
Un funcionario que pidió reserva de su identidad dijo a IPS que el gobierno prevé destituir a los comisionados de los 16 distritos de Mogadiscio.
Se atribuyen numerosos delitos a los comisionados de distrito, incluso actuar en connivencia con responsables de los campamentos para robar suministros, pero no hay acusaciones formales.
Los comisionados de Mogadiscio son poderosos milicianos designados por el gobierno para poner orden entre los clanes locales.
Las milicias del comisionado de Bulohubey, Ahmed Adow Anshur, más conocido como Ahmed Daai, se enfrentaron con soldados del Gobierno Federal de Transición el sábado 3, dejando tres efectivos muertos.
Es muy poco probable que el gobierno pueda despedir a los comisionados porque son «poderosos señores de la guerra», arguyeron varias fuentes.
El director de la Agencia de Gestión de Desastres, Abdullahi Mohammad Shirwa, quien se encarga de coordinar la ayuda en Mogadiscio, sostiene que la asistencia se administra de forma adecuada.
La mayoría de las agencias internacionales se encargan ellas mismas de distribuir los suministros internacionales.
«Los alimentos donados por Kuwait fueron distribuidos por mi agencia. Puedo confirmarle que todo salió bien y que la ayuda llegó a los más necesitados», aseguró. La asistencia que llega a Somalia sólo cubre 10 por ciento de las necesidades del país, añadió.
Shirwa reconoció, sin embargo, que hubo problemas en algunos campamentos de Mogadiscio.
Tres personas fueron asesinadas el 22 de agosto en el campamento del distrito de Waberi y otras cuatro quedaron heridas después de que las fuerzas del gobierno abrieran fuego durante la distribución de alimentos.
Waberi es el primer punto de llegada de las víctimas de la sequía.
No fue la primera vez que hubo incidentes de ese tipo. Diez personas murieron el 5 de ese mes en el campamento de Badbaado, el más grande de la ciudad.
Shirwa reconoció que hubo saqueos, pero cree que 95 por ciento de la asistencia se distribuye correctamente.
Los problemas existentes se resolverán en cuanto el gobierno cree la fuerza de seguridad especial, cuya responsabilidad será garantizar la distribución de alimentos en los campamentos.
La unidad especial de la policía trabajará día y noche en los campamentos y en las calles de la capital para asegurarse que no haya problemas con las operaciones humanitarias.
Amina Yusuf, quien tiene cuatro hijos y vive en el campamento de Waberi, dijo a IPS que hombres armados les robaron la comida.
«Por lo menos dos veces por semana roban alimentos aquí, no sabemos qué hacer», añadió.
Pero el problema no se concentra solo en Mogadiscio. El responsable de asistencia en la capital y en dos regiones del sur golpeadas por la sequía, Mahmud Dahir Farah, señaló que su oficina tenía pruebas de la mala gestión de la asistencia.
«Le pido a las más altas autoridades que se concentren en la distribución de alimentos, viciada por los administradores de los distritos de Mogadiscio. Es un gran problema que hay que resolver lo antes posible», indicó.
También pidió el procesamiento de los soldados que la semana pasada mataron a varias víctimas de la sequía en el campamento de Badbaado y en el de Waberi el 22 de agosto.
Más de 3,6 millones de personas necesitan asistencia humanitaria de emergencia, estimó la ONU, pues la región sufre la peor sequía en 60 años.