Grupos armados retienen la ayuda e impiden que refugiados del hambre de Somalia abandonen los campamentos para buscar asistencia en otros lugares. Los alimentos estarían siendo vendidos en los mercados
Desde que Mohamed Elmi, de 69 años, y su familia llegaron a un campamento para refugiados en Mogadiscio, apenas han tenido para comer. Milicias que controlan el lugar roban su comida e impiden que salgan en búsqueda de ayuda en otro sitio, indicó.
Elmi dijo a IPS que esto ocurre porque las agencias de ayuda envían los alimentos a los administradores de los campamentos, algunas veces milicias, y no directamente a las víctimas.
"No sé quién está administrando esto, pero hemos dicho una y otra vez que nunca jamás hemos recibido nada de ellos. Que me maten si lo desean No podemos irnos de aquí a un lugar mejor", dijo Elmi a IPS, y solicitó que no se publicara el nombre del campamento por motivos de seguridad.
Decenas de miles de somalíes desesperados y hambrientos, desplazados por la sequía en el sur, no están recibiendo la ayuda destinada a ellos. Milicias instalaron campamentos no autorizados en Mogadiscio solamente para robar la comida enviada por agencias humanitarias. Se cree que los alimentos luego son vendidos en mercados locales.
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Hay decenas de campamentos con miles de familias en la capital somalí.
Mahad Iyo, de 54 años, llegó a Mogadiscio en búsqueda de ayuda en agosto. En la entrada de la ciudad, él y otros desplazados fueron recibidos por grupos armados y derivados a un edificio gubernamental en desuso. El lugar estaba lleno de refugiados que habían construido tiendas de campaña con palos y ropas viejas.
"Querían usarnos para su propio beneficio", dijo Iyo en referencia a los hombres que les ofrecieron asistencia. "No estamos registrados ni se nos da asistencia regular. Al campamento llega el alimento y otros elementos básicos, pero rápidamente son llevados por los capataces", agregó.
Dijo que preferiría abandonar el lugar y regresar a su aldea en el sur, donde "estaría mejor muerto".
Mohamed Nur, ex líder miliciano, administra uno de los varios campamentos en Mogadiscio, y accedió hablar con IPS para "poner punto final" al tema.
Nur admitió no tener experiencia en trabajo humanitario y señaló que no había sido designado capataz del campamento ni por el gobierno ni por las agencias de ayuda. Afirmó que asumió él mismo la responsabilidad "tras ver la llegada de desesperados compañeros somalíes".
"¿Quién hará este trabajo si no lo hacemos nosotros? El gobierno es corrupto y las agencias de ayuda no conocen a nuestro pueblo tan bien como nosotros. Así que instalamos este campamento de 20.000 personas, pero las agencias nunca traen la suficiente comida para la gente", dijo a IPS.
Nur estaba flanqueado por dos hombres armados con rifles Kalashnikov fuera del campamento, de unas 2.000 personas.
Dijo no llevar un registro de los refugiados ni de los envíos de alimentos, y señaló que ni él ni sus "co-voluntarios" tenían tiempo para "papeleo inútil". Añadió que ni el gobierno ni las agencias de ayuda le pedían ningún tipo de documentación.
Nur negó que él u otros robaran comida. Pero muchas personas en el campamento se quejaron ante IPS de la falta de asistencia.
El jefe de la Agencia de Administración de Desastres, Abdullahi Mohamed Shirwa, que coordina esfuerzos de ayuda para atender a las víctimas del hambre, dijo a IPS que hacían "todo para afrontar el problema". Añadió que los robos de comida eran incidentes aislados.
"Cuando ocurren desastres de esta magnitud, los esfuerzos de ayuda por lo general se hacen caóticos y toma tiempo tratar este tipo de problemas, pero mi agencia trabaja duro y hace todo lo posible para resolver el tema, y lo tomamos muy seriamente", señaló Shirwa.
IPS pudo saber que algunas víctimas del hambre estaban abandonando el campamento de Badbaado, situado en las afueras de Mogadiscio.
Diez personas murieron en ese lugar el 5 de agosto, luego de que hombres armados, supuestamente de las fuerzas armadas del gobierno, intentaron robar la ayuda distribuida a los refugiados.
Un trabajador humanitario dijo a IPS que la población del campamento estaba "a la mitad o menos de la mitad" de su número inicial de 4.000 familias.
"La gente está huyendo porque ve que nunca va a recibir justicia ni protección ni ayuda del gobierno", dijo el voluntario.
El gobierno condenó los asesinatos en Badbaado y prometió encontrar a los responsables, pero nadie ha sido detenido aún.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que casi 100.000 personas llegaron a Mogadiscio este año huyendo de la hambruna en el sur. Unas 3,6 millones necesitan ayuda.
La ONU informó el lunes que la hambruna se propagó a la región de Bay, y que 750.000 personas estaban al borde de la inanición.