Los atentados terroristas en Nigeria, como el perpetrado el mes pasado contra un edificio de la ONU, serán más frecuentes a menos que las autoridades hagan algo para controlar la expandida comercialización de explosivos.
Ifeanyi Okechukwu, de la Red de África Occidental para la Construcción de la Paz, que trabaja con organizaciones internacionales para prevenir conflictos armados, señaló que el ataque contra la sede de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Abuya era algo esperable.
"Tenemos una amplia brecha en nuestro sistema de seguridad, y algunas personas han capitalizado esto para constantemente causar anarquía. No nos sorprende este ataque", dijo Okechukwu. Añadió que, a menos que el gobierno nigeriano encontrara formas proactivas de enfrentar el problema de seguridad, la violencia continuará.
El atentado contra el edificio de la ONU el 26 de agosto causó la muerte de 23 personas e hirió a otras 81.
El grupo islamista Boko Haram se atribuyó el ataque. El grupo extremista dijo que el atentado era en represalia por el respaldo de Estados Unidos y de la ONU al gobierno nigeriano en su persecución a los musulmanes.
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Nigeria, con 150 millones de habitantes, se encuentra dividida socialmente entre el sur cristiano y el norte islámico. El presidente Goodluck Jonathan es cristiano.
Un portavoz del grupo islamista, Abu Kakah, alertó a periodistas en entrevista telefónica que habría más ataques.
Boko Haram, opuesto al estilo de vida occidental, lucha por la creación de un estado islámico en Nigeria.
En los últimos meses, el grupo lanzó una serie de ataques con bomba contra estaciones de policía, cuarteles militares, iglesias y otros lugares públicos. El grupo incluso atacó en junio la sede central de la policía en Abuya.
Las autoridades señalaron que las bombas empleadas fueron construidas con explosivos comerciales usados para minería, exploración sísmica y construcción de carreteras.
"Basándonos en la forma en que proliferan (los explosivos), nuestros agentes de seguridad deberían estar alerta", opinó Okechukwu.
Propuso regulaciones estrictas que hicieran obligatorio a cualquiera que comprara explosivos, o a aquellos que los venden, informar toda transacción a la policía.
Sin embargo, el ministro de Minas y Desarrollo Siderúrgico, Musa Sada, aseguró que esos productos estaban regulados, y señaló que se exigía a los comerciantes e importadores la renovación de sus licencias cada tres años.
Pero Okechukwu afirmó que estas reglas debían aplicarse con mayor rigurosidad. "La forma en que haces cumplir la norma para tratar los temas de seguridad es muy importante", añadió.
La vicesecretaria general de la ONU, Asha-Rose Migiro, informó a periodistas que el foro mundial investigaba cómo mejorar su propia seguridad.
"En este momento estamos haciendo una completa evaluación de lo que ocurrió, cómo ocurrió y cómo debemos fortalecer cualquier medida que tengamos como opción de seguridad", dijo Migiro luego de visita el lugar del atentado.
"El problema es que, esencialmente, necesitamos volcar más dinero en seguridad, pero cada dólar que invertimos en seguridad es un dólar que no estamos gastando en atención médica o desarrollo o asuntos humanitarios", dijo por su parte el secretario general adjunto de la ONU para Seguridad, Gregory Starr, en conferencia de prensa en Abuya.
Boko Haram alertó a los nigerianos en junio que libraría una guerra para hacer ingobernable al país.
"Muy pronto pelearemos la yihad (guerra santa) Queremos hacer público que nuestros combatientes han llegado a Nigeria desde Somalia, donde recibieron verdadero entrenamiento de guerra de nuestros hermanos, que hicieron a ese país ingobernable", dijo el grupo en una declaración poco después del atentado de junio contra la sede de policía en Abuya.
El grupo islamista se refería como "hermanos" a los miembros de la organización extremista Al-Shabaab, que controla grandes partes de Somalia.
"Nuestros ataques serán más feroces que nunca", alertó Boko Haram.
Okechukwu sostuvo que la policía nigeriana debía cumplir su mandato de seguridad y prevenir ataques. "No deberíamos esperar que las personas mueran. Tenemos que ser capaces de adoptar un mecanismo con el que podamos efectivamente vigilar las amenazas de seguridad", dijo a IPS.
En junio, el gobierno creó una fuerza militar especial que fue enviada al baluarte de Boko Haram en Maiduguri, capital del nororiental estado de Borno.
Pero Okechukwu señaló que este operativo no impediría nuevos ataques, pues sostuvo que la policía nigeriana no contaba con una efectiva red de inteligencia.
"No se trata solamente de portar armas, porque la policía no sabe dónde perseguir a los atacantes", dijo, y añadió que se necesitaba confiable información de inteligencia.
Pero el Servicio de Seguridad del Estado (SSS, por sus siglas en inglés) aseguró contar con datos seguros sobre los islamistas. En una declaración, la oficina resaltó que ya el 19 de agosto había recibido un reporte señalando que "algunos elementos de Boko Haram estaban en una misión para atacar objetivos no especificados de Abuya".
El SSS también indicó que, el 21 de agosto, "una operación conjunta de todos los servicios de seguridad llevaron al arresto de dos notorios líderes de la secta de Boko Haram".
Además, destacó que las investigaciones revelaron que Mamman Nur, miembro de Boko Haram y vinculado a la red radical islámica internacional Al Qaeda, fue el autor ideológico del atentado contra la sede de la ONU.