La propuesta que hizo hace unos años Marruecos de otorgarle mayor autonomía al Sahara Occidental para contener los reclamos de independencia llevo a otras regiones a demandar concesiones similares.
La iniciativa de Rabat fue planteada en la Organización de las Naciones Unidas en abril de 2007 con la idea de disolver el movimiento independentista que crecía en la excolonia española.
Pero el Frente Popular de Liberación de Saguia al Hamra y Río de Oro, más conocido como Frente Polisario de Liberación, que rechazó la propuesta, reclama la independencia total del Sahara Occdiental, territorio de abundantes recursos naturales anexado por Marruecos en 1975.
Esta organización, que libró una guerra de guerrilla en busca de la independencia hasta 1991, pretende resolver la controversia mediante un referendo. Las ocho rondas de negociaciones en Nueva York entre ambas partes fracasaron.
La propuesta de Rabat llevó a activistas de otras dos regiones, la del Rif, en el norte, y Susa en el sur, a reclamar mayor autonomía.
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El Sahara Occidental tiene 500.000 habitantes, en cambio Rif, 2,4 millones y Susa, unos tres millones, según el censo de 2004.
Rif y Susa están habitadas por amazigh (bereber), población autóctona cuya lengua fue reconocida como oficial a la par del árabe por la nueva Constitución adoptada el 1 de julio de este año.
Pero el problema no es solo lingüístico. "Es inconcebible que una sola región sea autónoma", dijo a IPS el activista bereber Ahmed Khanboubi, investigador en ciencias políticas y económicas.
"Si se otorga autonomía a una región, hay que concederla también a otras. De lo contrario sería discriminar a una de ellas y a sus habitantes", explicó.
Otros especialistas creen en el plan de "regionalización avanzada", planteado el 9 de marzo por el rey Mohammad VI.
La autonomía regional, fuera del Sahara Occidental, es una "hipótesis de largo plazo que puede formar parte de la realidad como de la imaginación", dijo a IPS la socióloga Habib Anoune.
La regionalización avanzada prevé la división del país en 12 regiones, cada una con un consejo electo y con la potestad de adoptar políticas locales independientes del gobierno central.
Pero la regionalización tiene que "surgir de los ciudadanos, servir a sus intereses" y no imponerse desde afuera, señaló Khanboubi. El comentario obedece a que la comisión encargada de redactar el proyecto fue designada por el rey y no elegida de forma democrática.
"Es necesario contar con la opinión de los ciudadanos, y no realizar una división geográfica del país desde las oficinas con aire acondicionado de Rabat", añadió. La capital marroquí está 90 kilómetros al norte de Casablanca.
La regionalización no es una idea totalmente nueva en Marruecos. En 1971, el reino fue dividido en siete regiones y 27 años después, el rey Hassan II lo fraccionó en 16.
El parlamento votó una ley que prácticamente dejó sin autoridad a los consejos regionales. "Todas las decisiones son tomadas por los gobernadores", señaló Khanboubi.
Los gobernadores son designados directamente por el rey, aunque la nueva Constitución estipula que los elige el gobierno.
"Hay que terminar con la supervisión y dejar que los consejos regionales ejerzan su competencia total", añadió.
La regionalización avanzada permitirá la modernización y la democratización del país al devolver la autoridad a las regiones, según Anoune. Pero el punto delicado es donde trazar la línea de la democratización.
"Marruecos apuesta a la regionalización avanzada como forma de atender los reclamos de autonomía", explicó Khanboubi. "La lucha futura en defensa por la democracia se concentrará en las regiones", añadió.