Las celebraciones de Eid, festividad islámica que marca el fin del mes sagrado de ayuno de Ramadán, se mezclaron este jueves en Libia con el aniversario de la llegada al poder del coronel Muammar Gadafi hace 42 años.
"Gadafi la rebautizó Plaza Verde, pero recuperamos su antiguo nombre, Plaza de los Mártires", dijo a IPS la tripolitana Asma Mohammad, como ella miles de personas se concentraron allí con la bandera de tres colores para conmemorar un acontecimiento político.
Hace un siglo, los italianos ejecutaban gente en esta misma plaza. Ahora una marioneta de Gadafi pende de una de las tres grandes grúas que hay en el principal paseo de Trípoli.
"Este año es el mejor Eid (Eid al-Fitr o banquete de caridad) de mi vida", dijo a IPS el tripolitano Faiz Bekhtari. "Por primera vez lo celebraré en verdadera libertad", señaló el hombre que perdió el ojo izquierdo en prisión.
"Recogía dinero para los combatientes de las montañas de Nafusa, bastión rebelde a unos 200 kilómetros de Trípoli, cuando hombres leales a Gadafi me atraparon en mi pueblo, Geryan", relató, y añadió que está dispuesto a perdonar a quienes lo golpearon en la cara. "Eid es una época de reconciliación", explicó.
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En la entrada norte de la plaza fueron colocados símbolos del régimen de Gadafi para que la gente los pise. Muchos se toman fotografías haciendo la señal de la victoria sobre una alfombra con el retrato del líder libio y otros cuentan chistes que hasta hace poco hacían en voz baja.
No se escuchan más disparos en la emblemática plaza. Hombres con flamantes uniformes camuflados se aseguran de que no haya más accidentes por "tiros de amigos".
Un niño de 11 años subido a una de las tres grúas amarillas abandonadas en medio de la plaza recibió el lunes 29 de agosto un tiro en la espalda. No fue el primer accidente causado por el entusiasmo de los insurgentes.
Combatientes de Misurata se unieron a las celebraciones de Eid en la plaza de los Mártires. Se los identifica fácilmente porque casi nadie lleva chalecos antibalas. Llegaron en sus inconfundibles vehículos negros con eslóganes como: "Misurata no será esclavizada otra vez".
Es la tercera gran ciudad de Libia, ubicada a 200 kilómetros al este de Trípoli.
"Estamos esperando ir a Sirte, la ciudad natal de Gadafi. Si no se rinden este sábado cuando venza el plazo, les daremos duro como ellos hicieron con nosotros", señaló Ahmed Sarbaan, de Misurata pero nacido en Londres.
La ciudad se llevó la peor parte de la guerra civil después que quedó totalmente sitiada por las fuerzas de Gadafi.
La situación no es clara en Medina, la ciudad vieja de Trípoli, a cinco minutos a pie de la plaza. Muchos de los residentes son extranjeros.
"¿Ves a todos esos tipos fumando y tomando té en esa cafetería?", preguntó Ramzan, frente a su zapatería. "Son todos egipcios. La mayoría eran fieles partidarios de Gadafi hasta ayer. Allí no verás banderas de los rebeldes", añadió, parado frente un gran escaparate lleno de zapatos de mujer.
No hay muchos clientes. "Eid suele ser una buena época para las ventas, pero no este año. Mucha gente huyó", explicó.
"Hace cinco años que trabajo en la construcción en Libia", relató el ciudadano turco Eyub Tahan. "Gadafi hizo cosas buenas para su país, pero creo que al final enloqueció. No se le puede disparar a la gente solo por reclamar sus derechos, fue un gran error", añadió.
Las celebraciones de Eid llevaron a la gente a cantar, ondear banderas y hasta bailar en medio de un embotellamiento en el centro de Trípoli. Los festejos incluyeron la visita a Baba al-Aziziyah, el bombardeado complejo residencial donde vivía Gadafi.
"Todavía creo que esto es un sueño. No es que no pudiéramos entrar, no podíamos ni acercarnos a varias cuadras a la redonda", señaló Hatip. "Siempre dijo que vivía en una tienda de campaña, ¿te imaginas eso?", añadió una mujer enojada desde un salón pegado a una piscina cubierta.
Miles de personas visitaron el complejo residencial de Gadafi y el laberinto de túneles subterráneos. Las pertenencias del otrora líder de la revolución libia son souvenir gratuitos. Los ocho kilómetros cuadrados de terreno ahora se parecen a una feria.
Un joven se alegra de haber encontrado una postal escrita por Ayesha, la hija de Gadafi, a su tía. Otro hombre se esfuerza por colocar en el techo de su automóvil una puerta de madera.
"Tres vecinos míos fueron asesinados hace dos semanas. Detuvieron a tres ciudadanos de Chad, pero el cuarto, uno libio, sigue libre. Todos lo conocemos en el barrio", señaló Manad Zlitani, de 22 años, desde el mismo lugar en que Gadafi pronunciaba sus discursos.