INFANCIA-ISRAEL: Amenazados de deportación encuentran amigos

Organizaciones de derechos humanos piden al gobierno de Israel que cree una política de inmigración y un protocolo oficial para minimizar el impacto psicológico en niñas y niños pequeños detenidos para su deportación.

El reclamo siguió al intento del Ministerio del Interior de deportar al hijo de una pareja de inmigrantes que estaba integrado al sistema educativo de Israel.

"Le pedimos al gobierno que muestra humanidad y compasión hacia los menores y sus familias y que trate de diseñar una política que no los deporte cuando favorece la llegada de personas a Israel y las priva del derecho a formar una familia", dijo a IPS el presidente de la oficina de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) en Israel, Moriel Matalon.

Además de las consecuencias negativas de esta "puerta giratoria" que es la política migratoria israelí, Matalon señaló que dejar a los hijos de inmigrantes presos antes de deportarlos es una clara violación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, suscrita por Israel.

"Es injustificable mantener presos a los niños con sus padres, aunque sea de forma temporal. Eso puede tener efectos adversos en su desarrollo", señaló Matalon. "No cometieron ningún delito, no deberían estar en prisión", añadió.
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El gobierno de Israel anunció en julio de 2009 su intención de deportar a 1.200 hijos e hijas de trabajadores inmigrantes sin documentos en regla, lo que generó una oleada de críticas. La comisión interministerial creada para la ocasión terminó aprobando la deportación de 400 menores en agosto del año pasado.

Los restantes 800 tuvieron la posibilidad de solicitar el estatus permanente para residir en Israel si cumplen con ciertos requisitos como hablar bien hebreo para ir a la escuela en primer grado o superior, haber nacido en Israel, ingresado al país antes de los 13 años o residido cinco años seguidos y que sus padres hubieran entrado legalmente.

"Todos sentimos y comprendemos el corazón de los niños", declaró entonces el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. "Pero hay consideraciones sionistas y debemos garantizar el carácter judío del estado de Israel. No queremos crear un incentivo para el ingreso de miles de inmigrantes ilegales", añadió.

Pero muchos trabajadores que no tienen documentos perdieron su estatus sólo por tener un hijo, pues Israel los obligaba a mandarlos a su país o quedarse con ellos y perder su visa de trabajo.

La Corte Suprema de Israel dictaminó en abril que la ley es inconstitucional.

"Obligar a una mujer a elegir entre mantener su empleo para cumplir sus expectativas económicas legítimas y realizarse como madre no se conjuga con la norma y las percepciones constitucionales y legales de la sociedad israelí. Construir alternativas de esa forma es, primero y antes que nada, una violación del derecho a la paternidad y maternidad" de todo ser humano, reza el fallo.

Al no ser retroactivo, el veredicto no se aplica a los trabajadores inmigrantes que tuvieron hijos antes de la fecha del fallo, por lo que estos últimos todavía son pasibles de ser deportados.

Unos 60 niños y niñas habrían sido expulsados del país, según Noa Galili, portavoz de Israeli Children, una organización que lucha para concederles el estatus permanente en Israel.

"No hay un protocolo (para detener y deportar menores) y, por ejemplo, no hay pediatra en el centro de detención (del aeropuerto de Ben-Gurion, en Tel Aviv). No siempre hay trabajadores sociales. Las madres se quejan de que no hay suficiente leche para los bebés ni agua para lavarlos. Es realmente muy problemático", añadió.

La falta de una política formal sobre cómo proceder tiene un fuerte impacto psicológico en los niños, indicó Galili.

"En muchos casos vemos que la situación genera ansiedad en los menores. Muchos comenzaron a vomitar como reacción a las detenciones. No hay rutina escrita, es lo que pedimos desde que comenzaron los arrestos, que haya un protocolo para detener niños", añadió.

Pero Galili sostiene que el gobierno israelí debería concederles el estatus de residencia permanente porque nacieron en Israel y no reconocen ningún otro lugar como su hogar y sus padres ingresaron al país de forma legal.

"No pedimos una ley para que, de aquí en más, todos los niños nacidos en Israel se queden, sino crear leyes migratorias para regularizar la situación de los que ya están. Son pocos y la deportación les causaría un gran trauma permanente", explicó.

"Nacieron acá. Estudiaron acá y hablan hebreo. Israel es su país", añadió Galili

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