La rapidez con la que el planeta pierde hielo en el Polo Norte sigue sorprendiendo a los expertos. El derretimiento es uno de los principales motores del sistema climático de la Tierra, además de modificar los fenómenos meteorológicos de forma impredecible.
Científicos alemanes encontraron otra pista contundente que confirma el recalentamiento global, causante del cambio climático: el hielo del Ártico se contrajo hasta un mínimo histórico.
El fenómeno también acelera el cambio climático más allá de la actividad humana con cada barril de petróleo, tonelada de carbón o metro cúbico de gas quemados.
El derretimiento del hielo del Ártico superó el último mínimo registrado en 2007, informaron investigadores de la alemana Universidad de Bremen el jueves 8 de este mes.
Otros centros de investigación con diferentes herramientas de análisis y satélites señalaron que todavía no se superó la extraordinaria disminución de hielo registrada ese año y que 2011 ocupa el segundo lugar.
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"Creemos que quedará justo por debajo de la marca, pero poco importa", señaló Mark Serreze, director del Centro Nacional de Datos sobre Hielo y Nieve, con sede en la ciudad estadounidense de Boulder, en el estado de Colorado.
"Lo extraordinario de este año es que no hubo episodios climáticos raros como los que crearan las condiciones perfectas para el deshielo de 2007", dijo Serreze a IPS.
Este verano boreal fue normal, pero el hielo desapareció en un volumen similar al de 2007.
"Eso nos dice que la capa de hielo es demasiado fina para mantenerse en condiciones normales", explicó.
El Paso del Noroeste y la Ruta del mar del Norte, alrededor del Ártico, están abiertos otra vez, como ocurre todos los años desde 2007. Un buque cisterna atravesó el océano en un tiempo récord de ocho días desde Houston, Estados Unidos, hasta a Map Ta Phut, Tailandia.
La pérdida de hielo este verano duplicó a la de hace 30 o 40 años.
Un niño o niña nacido en el advenimiento de la era satelital, cuando la humanidad pudo mirar por primera vez la inmensidad congelada, tendría hoy 32 años y habrá visto que más de tres millones de kilómetros cuadrados de hielo, la superficie de India, desaparecieron entre el verano de su nacimiento y esta temporada estival.
Es casi seguro que no habrá hielo en el Ártico en verano cuando un niño nacido en 1979 cumpla 50 años. Es un cambio rápido a escala planetaria, con consecuencias de largo alcance, un fenómeno que los científicos apenas comienzan a comprender.
Una de las consecuencias es la aceleración del cambio climático mientras el Ártico pasa del blanco al azul oscuro y el océano absorbe tremendas cantidades de calor durante las 24 horas del día en la temporada veraniega.
Se prevé que esa situación agregue una cantidad adicional de alrededor de 0,3 vatios por metro cuadrado de energía calórica a las tierras emergidas y a la superficie del agua del planeta, calculó Stephen Hudson del Instituto Polar Noruego.
Es una cantidad de energía suficiente para encender una luz LED nocturna por cada metro cuadrado en los 510 millones de metros cuadrados de tierras emergidas. En ese contexto, la temperatura global aumentará 0,25 grados, dijo a IPS el especialista Johan Abrajam, de la Universidad de St. Thomas, en Minnesota, Estados Unidos.
La enorme cantidad de calor se concentrará primero en el Ártico, donde las temperaturas ya son en promedio entre tres y cinco grados superiores a las de hace 30 a 40 años.
El calor adicional amenaza con encender la mecha de la mayor "bomba de carbono" del mundo, la vasta región de 13 millones de kilómetros cuadrados con permafrost que abarca Alaska, Canadá, Siberia y parte del norte de Europa.
El permafrost contiene por lo menos el doble de carbono del que hay actualmente en la atmósfera. Aun si se libera un pequeño porcentaje de esa cantidad, las consecuencias meteorológicas serán catastróficas, señaló el experto Vladimir Romanovsky, de la Universidad de Alaska, en Fairbanks.
El permafrost se afina desde hace dos décadas y el grado de deshielo se acelera con el aumento de la temperatura, dijo a IPS.
La situación tendrá profundas consecuencias para las poblaciones humanas del planeta. En 2050 habrá 200 millones de personas desplazadas, la mayoría procedente de zonas costeras bajas, debido a fenómenos climáticos como el aumento del nivel del mar, según cifras del Global Governance Project (proyecto de gobernanza global).
La tragedia climática se agrava mientras Estados Unidos y la mayoría de los países industrializados se distraen por la relativamente nimia amenaza terrorista y gastan billones de dólares en defensa y las guerras de Afganistán e Iraq.
Estados Unidos puede generar la energía necesaria para cubrir 100 por ciento de su consumo eléctrico con su producción eólica, solar, mareomotriz y geotérmica por mucho menos de lo que gastó en defensa y en guerras en los últimos 10 años, señaló Richard Heinberg, especialista del Post Carbon Instituto Institute, con sede en California.
Pero la economía de Estados Unidos está en tan mal estado, dijo Heinberg a IPS, que ya no puede asumir el costo ni seguir quemando combustibles fósiles.
"Nos veremos obligados a utilizar mucho menos energía tarde o temprano", añadió.