El comercio con Libia es fundamental para la economía de esta sudoriental localidad tunecina. Por tanto, cuando la ruta fronteriza es bloqueada por la municipalidad o por manifestantes, la tensión llega a su punto más álgido
El cruce de Ras Ajdir, que une a esta ciudad costera tunecina con Trípoli, fue clausurado a inicios de marzo por las autoridades locales debido a temores de que el conflicto libio se extendiera a Túnez.
"Cuando comenzó la guerra nos pegó duro porque muchas compañías cerraron y nuestros familiares que trabajaban en Libia perdieron sus empleos y volvieron a casa", dijo a IPS Montassar, un comerciante local.
"Libia importó mucha mercadería desde Turquía y China. Los mercaderes tunecinos podían hacer ganancias revendiendo en Túnez esos artículos que compraban en Trípoli a precios muy bajos", explicó.
"El cierre de la frontera supuso que otra fuente de ingresos se había secado, pero afortunadamente las cosas han mejorado desde entonces", añadió.
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Antes de que estallara la guerra civil en Libia, más de 10.000 libios y tunecinos pasaban a diario por Ras Ajdir, generando ganancias anuales por casi 2.500 millones de dólares a través del comercio recíproco. El lugar es vital para el transporte de combustible, alimentos y artículos en general.
"El único trabajo que hay ahora es manejar un taxi todo el día por poco dinero", dijo el taximetrista Fathi a IPS. "Al menos el comercio con Libia volvió a la normalidad, porque al principio de la guerra muchos de nosotros sufrimos económicamente".
"Les voy a cobrar tres dinares a cada uno", dijo Fathi a tres pasajeros que llevaba al mismo tiempo, dos vendedores callejeros y un sacerdote católico francés. "Pero antes de llegar necesito subir a otra persona así puedo realmente hacer alguna ganancia", añadió.
Muchos vendedores han instalado puestos en la carretera frente al campamento para refugiados fronterizo de Shousa, donde venden té, sándwiches y cigarrillos, entre otras cosas.
A fines de mayo, cuando la economía parecía reactivarse, los refugiados de Shousa bloquearon el tráfico de la principal carretera en protesta por la lentitud del proceso para reubicarlos.
El bloqueo provocó la indignación de muchos comerciantes tunecinos, que atacaron el campamento con armas de fuego, cuchillos y varas de hierro. Al menos seis refugiados murieron, decenas resultaron heridos y casi la mitad del campamento quedó destruido.
"Varios autos llegaron al campamento con cientos de tunecinos que comenzaron a atacar a las mujeres, a los hombres y a los niños, robándole sus pertenencias, disparándoles y quemando las tiendas", dijo a IPS el refugiado Mowahab Abdullah Noor, de 20 años. "Muchos familiares míos fueron heridos, y uno fue asesinado".
"En un momento, 20 tunecinos comenzaron a atacar a un eritreo con cuchillos y piedras hasta que lo mataron. Entonces yo estaba reuniendo a todos los niños para salvarlos, y en cierto punto intenté conseguirles leche, porque estaban llorando de hambre, pero un tunecino me atacó con un cuchillo", dijo Noor.
"La gente ya no confía en los militares, porque hemos visto a algunos de ellos sacarse los uniformes y ponerse ropa de civil para atacar a personas", agregó.
"¿Pueden culparnos?", preguntó por su parte Fathi. "Muchos negocios, taxis y hoteles perdieron dinero ese día. No estaba bien bloquear la carretera, porque nuestro sustento está atado a esa frontera. No entiendo por qué hicieron esto. Tenían un lugar para dormir y comer. ¿Qué más querían?", señaló.
A pesar del reciente aumento del comercio en la zona, gracias a un incremento de la demanda libia de combustibles y alimentos básicos, los residentes de Ben Guerdane han organizado varias manifestaciones el último mes por la falta de desarrollo y de oportunidades de empleo, y ante temores de un posible nuevo cierre de la frontera.
Hace tres semanas, propietarios de comercios organizaron una huelga general durante un día y presentaron un documento con sus demandas ante la municipalidad. Una de sus exigencias era la renuncia del gobernador.
"Todos los días, nuestro hotel está lleno de libios que se quedan una o dos noches, así que la economía ha crecido algo", dijo a IPS Abdel Nasser, recepcionista en el Hotel Edhiafa.
"Sin embargo, le pido al nuevo gobierno en Túnez que instale fábricas y cree una variedad de empleos para los jóvenes en Ben Guerdane, porque queremos lograr las metas de nuestra revolución", añadió.