Una alianza científica con protagonismo de países en desarrollo asumió el desafío de crear fármacos contra el sida infantil, un área que dejó de interesar a los grandes laboratorios cuando la transmisión madre-hijo del VIH fue casi eliminada en las naciones ricas.
En el programa para desarrollar nuevas medicinas pediátricas contra el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) está empeñada la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi por sus siglas en inglés), una asociación internacional sin fines de lucro.
El programa se enfocará exclusivamente en medicamentos para recién nacidos y niños de hasta tres años de edad, los más olvidados de la actual oferta farmacéutica. La DNDi espera ofrecer los nuevos tratamientos entre 2014 y 2016.
Según el director ejecutivo de DNDi, Bernard Pécoul, en los países desarrollados la infección por VIH en recién nacidos fue casi eliminada con prevención de la transmisión madre-hijo en mujeres embarazadas que viven con el virus.
Por eso "hay poco incentivo para que las empresas farmacéuticas desarrollen fórmulas infantiles de medicamentos antirretrovirales (ARV)", dijo Pécoul a IPS desde Ginebra.
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La gran mayoría de niñas y niños con VIH viven en países pobres o en desarrollo, y muchas de sus familias "no tienen dinero para pagar medicamentos caros", agregó el director de DNDi, creada en 2003 por entidades públicas de ciencia médica de Brasil, Kenia, India y Malasia, el Instituto Pasteur de Francia, la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) y el programa de Investigación y Entrenamiento en Enfermedades Tropicales, que actúa como observador.
Las entidades de los países en desarrollo son la brasileña Fundación Oswaldo Cruz, el Consejo Indio de Investigación Médica, el Instituto de Investigación Médica de Kenia y el Ministerio de Salud de Malasia.
Se estima que en el mundo en desarrollo hay 2,5 millones de menores de 15 años con VIH, la mayoría en África subsahariana. Apenas 28 por ciento de los niños que necesitan antirretrovirales los reciben. Y, sin tratamiento, un tercio de ellos mueren en el primer año de vida, y la mitad antes de los dos años.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda tratamiento inmediato para todos los menores de dos años, pero la seguridad y las dosis adecuadas de muchos antirretrovirales para adultos, todavía no existen para los grupos más jóvenes, según Pécoul.
"Aquí es donde la DNDi puede jugar un papel crucial", dijo a IPS la abogada Leena Menghaney, que trabaja para MSF en India.
Con 1.100 millones de habitantes, India tenía registrados a junio de este año 403.567 adultos con VIH/sida y 25.071 casos pediátricos.
"El ingreso de esta alianza al desarrollo de medicinas pediátricas fue posterior a un análisis que mostró que los niños con VIH son un sector olvidado de la población. Además, en el mundo en desarrollo, las patentes de los fármacos antirretrovirales complican la creación de fórmulas infantiles", añadió.
Pécoul puso como ejemplo el uso, en lugares de recursos limitados, de una combinación en dosis fija de los fármacos estavudina (d4T), lamivudina (3TC) y nevirapina (NVP).
El d4T ya no es preferible por su toxicidad, y el NVP no es recomendado en niños que fueron expuestos a él durante la gestación, en el tratamiento de prevención materno-infantil, ya que el virus puede haber desarrollado resistencia al medicamento.
El director de DNDi agregó otros problemas como el "gusto desagradable" que tienen muchos fármacos antirretrovirales, que hace que los niños no quieran tomarlos.
Los fármacos infantiles exigen múltiples y complejas preparaciones líquidas ajustadas al peso del niño, que son de difícil manipulación para los responsables de administrar la medicación.
Los médicos también tienen dificultades para elegir por la incompatibilidad de los ARV pediátricos con fármacos antituberculosis.
La co-infección VIH-tuberculosis es muy común en África, donde llega a 50 por ciento en algunos contextos. La tuberculosis es una de las principales causas de muerte de niños y adultos con VIH, aclaró Pécoul.
Esos límites los conoce y sufre la enfermera Janice Wanja, de la Clínica Afya, situada en el corazón de los barrios hacinados de Dandorra, suburbio del este de Nairobi.
En Kenia, a la falta de medicamentos pediátricos se suman otros problemas, como el estigma que rodea el VIH en ese país, y que lleva a la mayoría de padres y tutores a no informar a los niños que tienen el virus.
Como resultado, "la mayoría de los niños no conocen su estado de salud. Y eso hace que se tomen más a la ligera su medicación", lamentó Wanja.
La OMS indica que "informar a los niños de mayor edad cuando se les ha diagnosticado VIH mejora su adherencia" a los fármacos.
Según cifras del gobierno, de 1,4 millones de personas que viven con VIH/sida en Kenia, 180.000 son niños. Pero apenas cuentan con terapias antirretrovirales 40.000 menores, 22 por ciento de los que las necesitan.
En este país de 41 millones de habitantes, 90 por ciento de los casos infantiles de VIH se deben a transmisión madre-hijo.
Otro desafío para los tratamientos es la desnutrición infantil, que se agravó en los últimos meses en Kenia y en otros países del este africano que soportan falta de alimentos y sequía.
"Cuando los niños están desnutridos, su estado alimentario puede inducir al personal de salud a no prescribirles terapia" antirretroviral, explicó a IPS la médica Lucy Matu, de la Elizabeth Glaser Pediatric AIDS Foundation.
En Brasil, otro país socio de la DNDi y con una población de 192 millones de personas, hay 592.914 casos de sida que ya desarrollaron la enfermedad registrados desde 1980, de acuerdo al último reporte oficial, de julio del año pasado.
Los casos de menores de cinco años se redujeron en 50 por ciento entre 1999, cuando se registraron 954, y 2010, cuando fueron sólo 468.
Se estima que 0,4 por ciento de las gestantes brasileñas viven con el virus y que 12.456 recién nacidos están expuestos a él. Pero gracias a las medidas de prevención, sólo 6,8 por ciento de los niños contrajeron el VIH al nacer, de acuerdo al último boletín epidemiológico que expone datos de 2004.
Las autoridades sostienen que en los lugares donde se llevan a cabo las medidas de prevención la transmisión madre-hijo cayó a sólo dos por ciento en 2009.
El programa de la DNDi busca obtener una terapia ARV pediátrica de primera línea, fácil de administrar y mejor tolerada por los niños que los medicamentos actuales, que sea estable en climas tropicales, de administración y almacenaje sencillos y que requiera como mucho una o dos dosis por día.
También debe reducir al mínimo el riesgo de generar virus resistentes y ser adecuada a bebés y niños de corta edad, con pocos requisitos de ajuste de dosis según el peso. Finalmente, la nueva fórmula debe ser compatible con medicamentos contra la tuberculosis, y, sobre todo, de bajo costo.
La alianza DNDi ya desarrolló medicamentos para otras dolencias olvidadas como la enfermedad del sueño, la leishmaniasis, el mal de Chagas y el paludismo.
* Con aportes de Miriam Gathigah (Nairobi) y Ranjit Devraj (Nueva Delhi).