Mientras la Organización de las Naciones Unidas prepara una gran conferencia internacional sobre desarrollo sostenible en junio de 2012, grupos de la sociedad civil diseñan un plan de acción para que adopten los líderes del planeta.
La conferencia Río+20 se realizará 20 años después de la histórica Cumbre de la Tierra, también llevada a cabo en Río de Janeiro.
Consultado sobre la relevancia de la contribución de las organizaciones no gubernamentales (ONG), Michael G. Renner, investigador del Worldwatch Institute, que trabaja por el desarrollo sostenible, dijo a IPS: "Dependerá de cuánto éxito tengan en asegurar que la conferencia adquiera adecuada visibilidad ante ojos del público".
También opinó que los grupos de la sociedad civil debían garantizar que la conferencia no quedara desconectada de las preocupaciones diarias de la población.
IPS: ¿Por qué es importante celebrar otra Conferencia sobre Desarrollo Sostenible?
MICHAEL RENNER: La conferencia Río+20 presenta una oportunidad para estudiar tanto el progreso alcanzado hasta ahora como los objetivos que aun por cumplirse. Ofrece una oportunidad única para revisar y refrescar los compromisos y para promover nuevos modos de cooperación internacional, así como para atender algunos de los temas más imperiosos del siglo.
En general, las tendencias ambientales desde 1992 no han sido alentadoras, y por tanto necesitamos nuevos compromisos y una evaluación de cuáles políticas funcionan y cuáles no.
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Claramente, no es solo una evaluación "técnica", sino en gran medida un ejercicio profundamente político. Desde la primera conferencia de Río, oímos muchos discursos sobre cómo depender de las herramientas del mercado y otros mecanismos. Pero si los gobiernos no proveen un marco general, entonces simplemente están abdicando de sus responsabilidades.
Y si el público no puede hacer responsables a los gobiernos y a las corporaciones, entonces los compromisos nunca se traducirán efectivamente en acción.
La conferencia es simplemente un medio para un fin, es poner el enfoque en lo que hemos logrado y lo que no. Yo no le presto mucha atención a los discursos o a los comunicados oficiales. Lo más importante es crear un renovado sentido de impulso, forjar nuevas sociedades y alianzas, y potenciar a aquellos que demasiado frecuentemente son relegados.
IPS: ¿Cuáles cree que son los nuevos desafíos del mundo en relación al ambiente?
MR: Yo pienso cada vez menos en términos de nuevos desafíos y más en la necesidad de pensar en vías interdisciplinarias. A esta altura somos muy conscientes de los varios tipos de retos ambientales, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la creciente escasez del agua, etcétera.
Necesitamos lograr una mejor comprensión de cómo esos problemas se interrelacionan y ser más conscientes de que podemos tener cada vez más sorpresas. El cambio ambiental no es lineal, sino que está lleno de variabilidades inesperadas y curvas.
Un importante aspecto de la conferencia de Río es la gobernanza ambiental. Uno menciona esto y muchos piensan en que estamos hablando de crear una compleja estructura burocrática. Pero lo que realmente se necesita es desafiar nuestro mundo compartimentado.
No podemos afrontar en forma adecuada los desafíos ambientales si asumimos que es un trabajo exclusivo de los ministerios de Ambiente. Las causas y los impactos tienen muchos rostros, y las políticas en otros ministerios (Economía, Finanzas, Ciencia y Tecnología, Trabajo, Relaciones Exteriores, para nombrar algunos) deben desarrollarse teniendo en cuenta esto.
Tenemos que inventar formas para superar las murallas que separan los diferentes campos, sin mencionar las fronteras que nos dividen como estados compitiendo entre sí. Claramente, una sola conferencia no va a lograr todo esto, pero las discusiones en Río pueden ayudar a conectar los puntos.
IPS: La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible se llevará a cabo en junio de 2012, 20 años después de la original Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro. Esta vez se pondrá la atención en la construcción de una economía verde y en una gobernanza de desarrollo sostenible. ¿Cuáles son los principales avances en esas áreas desde 1992?
MR: Un avance importante es que "economía verde" y "empleos verdes" ya son términos aceptados. Por demasiados años, la discusión se centró en si trabajar por metas ambientales podía ir en detrimento de la economía y del empleo. Pero ha quedado claro que la protección del ambiente y el bienestar económico no son excluyentes.
De hecho, la prosperidad económica dependerá cada vez más de tecnologías que reduzcan la huella ambiental de la humanidad y de una transición hacia una mayor sustentabilidad.
Con esto no digo que la discusión terminó. Lejos de eso. En algunos países, como Estados Unidos, el discurso público ha sufrido cambios. También está la cuestión de qué significa una economía verde. Al igual que con otros términos, como el de desarrollo sostenible, hay cierto peligro de que pase a significar cosas bien distintas entre diferentes personas.
El "crecimiento verde" es ahora por lo general visto como la meta, y ha quedado a un lado el debate sobre si la expansión de la economía puede continuar sin control alguno.
IPS: ¿Qué vendrá después de Río+20?
MR: Como siempre, está el desafío de ir más allá de los buenos discursos y declaraciones para asegurar que una conferencia como ésta no sea solo un acontecimiento de una vez, sin seguimiento significativo.
Por tanto, el trabajo debe seguir. Y, en cierto sentido, lo que ocurre en los corredores entre las sesiones hacer nuevos contactos, construir alianzas— puede ser mucho más importante de lo que ocurre en las propias sesiones. Yo veo la conferencia como una oportunidad para generar un impulso, pero éste debe ser sostenido.
(FIIN/IPS/traen-rp/jdg/ks/wd en if dv qa bd kp fe/11)