PALESTINA: Niños y niñas encuentran isla de paz

Es un cálido día primaveral y las coloridas bungavilias cubren el edificio del Centro Comunitario Jaffa. Dentro, niñas y niños pequeños juegan en el jardín de infantes, mientras los más grandes asisten a clases. Un grupo de extranjeros visita el edificio y aprenden de su historia.

El Centro, que lleva el nombre de la ciudad israelí, fue fundado en 1996 por intelectuales palestinos para enseñar a las futuras generaciones la cultura, historia y lucha política de su pueblo.

También fue creado para brindarles a los jóvenes palestinos un espacio cultural y de actividades sociales, así como para proveerles herramientas educativas y vocacionales.

El Centro posee también un restaurante y un albergue, y ofrece consejería psicológica y social, cursos de teatro, idiomas y comunicaciones. Además, organiza campamentos de verano.

Está ubicado en el campamento de refugiados de Balata, y sus actividades a primera vista parecen las mismas que de cualquier centro juvenil del mundo. Pero éste tiene una historia más amarga y sangrienta.
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El campamento de Balata se ubica entre las montañas de la norteña ciudad cisjordana de Naplusa, cuya población es de aproximadamente 26.000 personas, que habitan dentro de un kilómetro cuadrado. Se trata de uno de los sitios más densamente poblados del mundo.

El campamento fue creado para dar refugio a palestinos que huyeron o fueron expulsados de sus hogares por las fuerzas de Israel cuando se creó el Estado judío en 1948.

Durante la segunda Intifada (levantamiento popular palestino contra la ocupación), que estalló en 2000, Balata era considerada un "semillero de militancia" islámica por las autoridades israelíes. Éstas señalaban que en el campamento operaban muchos líderes de las Brigadas de Mártires de Al Aqsa, grupo armado vinculado con el partido político Fatah en Cisjordania.

Las redadas nocturnas de las Fuerzas de Defensa Israelíes, los tiroteos, los asesinatos y los arrestos son la norma. Alrededor de 365 palestinos, 75 de ellos niños y niñas, han muerto a manos de soldados israelíes. Varios cientos han quedado discapacitados en forma permanente.

Más de 12.000 residentes de Balata fueron detenidos por los israelíes, y 400 de ellos continúan encarcelados. Muchos de ellos han sido sentenciados a 100 años de prisión o más. Nasser Awais, de 40 años, ex líder de las Brigadas, cumple una condena por más de 1.000 años acusado de organizar atentados suicidas contra israelíes.

El desempleo en el campamento llega a 43 por ciento, y los afortunados que tienen trabajo ganan un promedio de 400 dólares mensuales. Las instalaciones educativas o deportivas son casi inexistentes.

Fue en este contexto que los miembros del Centro esperaban crear una nueva realidad para las niñas y niños palestinos.

"Tenemos más de 400 de niños y niñas que asisten a cursos y clases a diario. La semana pasada, 35 completaron un curso de liderazgo", dijo Shahab Bedawi, de 40 años, uno de los fundadores.

"La mejora en su actitud y en su comportamiento ha sido fenomenal. Solían mostrar mucha violencia y agresión", dijo Bedawi a IPS.

"Hace tres años teníamos a un niño de 11 años que quería convertirse en atacante suicida, pues no veía razones para seguir viviendo, incluso a su tierna edad. Se integró a algunas de las clases y en los últimos años se ha convertido en un niño que interactúa positivamente con otros, y tiene esperanza en el futuro".

"Los niños han atravesado muchos traumas después de ver a sus padres asesinados por soldados israelíes ante sus ojos o perdieron a sus familiares masculinos por muerte o encarcelamiento", dijo a IPS Mustafa Farrah, de 28, empleado del Centro.

"Ahora los niños ven otro lado de la vida, y otra cara de los israelíes. Muchos de nuestros visitantes son pacifistas internacionales e israelíes. Algunos llegaron para dar clases voluntarias o simplemente para expresar su solidaridad con la lucha palestina", dijo Farrah.

Pero aunque a los niños se les muestra un futuro de esperanza, son concientes de su condición de refugiados y de la opresión israelí.

Las paredes del Centro tienen mapas ilustrando las aldeas y las localidades palestinas arrasadas para construir lo que hoy es el Estado de Israel. Los niños ahora conocen sus orígenes, y cuando se les pregunta de dónde vienen dan los nombres árabes de las localidades que ahora llevan nombre hebreo.

"Volveremos a nuestros antiguos hogares algún día", dijo Taiser Nasrallah, de 50 años, uno de los directores del Centro. Nasrallah es también director de la oficina del gobernador de Naplusa y destacado activista de Fatah. Estuvo activo durante la segunda Intifada, y fue detenido por los israelíes.

"Israel no quiere la paz. Los colonos israelíes todavía lo arrasan todo en la aldea Balata, (supuestamente) protegida por las fuerzas israelíes. Atacan palestinos y dañan su propiedad. Los asentamientos continúan expandiéndose y se construyen nuevos", dijo a IPS.

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