Organizaciones populares de Brasil dudan de que ser sede de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA y de las Olimpiadas deje el legado social que preconizan el gobierno y los empresarios, aunque cifras oficiales sitúan en 68.000 millones de dólares los beneficios tan solo por el primero de los dos mega-eventos.
"Debemos pensar en el legado social para toda la población y no solo para una parcela", dijo a IPS la lideresa comunitaria Erika Rocha dos Santos.
Las grandes obras de infraestructura ya iniciadas o planificadas para el Mundial de Fútbol 2014, que acogerán varias ciudades, y los Juegos Olímpicos 2016 en Río de Janeiro no reflejan el espíritu de legado social prometido, critican los sectores que ya sufren sus consecuencias y las de nuevos proyectos de transporte, en su mayoría pobres y de clase media baja.
Varias organizaciones sociales crearon el nacional "Comité Popular de la Copa y la Olimpíada", del que Rocha es una de sus integrantes, para fiscalizar las obras de esas mega-eventos y para defender a los habitantes desalojados de las áreas intervenidas por las obras.
"Queremos informaciones y garantías de participación en los proyectos. Queremos saber con anticipación para donde vamos y tener derecho a una indemnización previa y justa", puntualizó Rocha, una dirigente de una de las 750 favelas (barriadas pobres y hacinadas) de Río en que viven 1,5 de los seis millones de habitantes de la ciudad.
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Denunció que la población no tiene acceso a información sobre los proyectos de infraestructura y de transporte, por lo que resulta difícil establecer el número de desalojados en diferentes barrios. Pero el Comité calcula que en Río unas 20.000 familias serán afectadas por obras como la revitalización del puerto.
En una audiencia ante el regional Ministerio Público, los perjudicados mencionaron también los problemas acarreados por la construcción de dos sistemas de transporte: Transoeste, una vía expresa que unirá la Zona Oeste de Río, y Transcarioca, que vinculará la Zona Norte y el aeropuerto internacional al oeste.
Según Rocha se trata de grandes proyectos de ingeniería que beneficiarán solo algunas zonas urbanas, empresas y grupos sociales determinados y no a la mayoría de la población.
Para la lideresa comunitaria, lo que requieren los habitantes de Río son proyectos de transporte masivo y eficiente y estructuras deportivas accesibles para todos y en particular los más pobres.
El Comité denuncia que los desalojos no respetan la ley municipal que garantiza un reasentamiento próximo para "respetar la historia y la vivencia de la familia que vive hace años en una determinada área".
Asimismo "las indemnizaciones ofrecidas son irrisorias, sin dar condición al (habitante de) favela de comprar otro inmueble decente", dijo Rocha
Además, está "la violencia cometida por la alcaldía con las comunidades", recordó Rocha. Este mes, se instituyó una comisión investigadora municipal de las denuncias de violaciones a los derechos humanos en las obras.
El secretario de Obras de la alcaldía, Jorge Bittar, admitió que hay problemas pero aseguró que cuando se superen, los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial serán una "oportunidad de mostrar que la ciudad puede mejorar desde el punto de vista social, ambiental y urbanístico, atendiendo a la población más pobre".
Ese es el repetido discurso oficial, abonado con números.
En el proyectado beneficio de 68.000 millones de dólares para el país por la Copa 2014, el Ministerio de Deportes incluye las inversiones en obras públicas y privadas de infraestructura, el aumento del consumo y el incremento del sector de servicios.
También suma el aumento de la recaudación tributaria, desde la fase preparatoria de la Copa Mundial, y proyecta que generará ingresos por unos 29.000 millones de dólares en impuestos directos, más otros 10.000 en indirectos.
Asimismo, prevé que la llegada al país de unos 600.000 turistas extranjeros reporte ingresos por 2.000 millones de dólares adicionales y calcula que la Copa creará 332.000 empleos directos y permanentes y 381.000 temporales en 2014.
"Nadie perseguiría el objetivo de ser sede de un Mundial de Fútbol, de unas Olimpíadas, ni destinaría tantos recursos para transformarse, si no fuera para hacer lo más importante, que es dejar ese legado social", aseguró la secretaria de Deportes y Turismo del estado de Río de Janeiro, Marcia Lins, ante empresarios.
Lins participó en uno de los múltiples encuentros que se realizan en el estado sobre la Copa y las Olimpiadas, organizado por el Servicio de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas (Sebrae), que tiene un programa para que este sector aproveche las oportunidades que brindan los dos mega-eventos.
El presidente del Sebrae, Luiz Barreto, destacó a IPS que es una gran chance para un sector que concentra 50 por ciento del empleo contratado en este país de 190 millones de habitantes, y 20 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Con sectores como la construcción civil y el turismo, "espero que a lo largo de los próximos años se supere esa marca y se alcance a 23, 24 o 25 por ciento del PIB", estimó con base en un estudio de la independiente Fundación Getulio Vargas.
"Estamos trabajando mucho en la relación público-privada, en la relación de la gran empresa y de la pequeña empresa, en el sentido de tener el mejor mundial dentro y fuera de la cancha", resumió.
Famoso por su actuación en los estadios más importantes del mundo y ahora diputado regional de Río por el Partido Laborista Brasileño, el exfutbolista José Roberto Gama de Oliveira, conocido como Bebeto, también quiere participar en el proceso.
El "Diputado Bebeto", como lo llaman ahora, promovió una comisión legislativa estadual que supervisará los efectos económicos, ambientales y sociales del Mundial y las Olimpiadas. También fiscalizará las grandes obras para estos dos mega-eventos y la Copa de las Confederaciones de Fútbol, de la que Brasil será sede en 2013.
"Toda mi vida fue jugar fútbol", dijo a IPS Bebeto que con la camiseta verde y amarilla de la selección brasileña participó de tres mundiales de fútbol y en dos olimpiadas.
"Sé muy bien las dificultades que eso acarrea. Todo el mundo estará pendiente de Río de Janeiro y tenemos que hacer las cosas bien", agregó.
Bebeto está muy preocupado porque el sistema de transporte creado para los mega-eventos tenga presente las necesidades de los cariocas.
"El futbol está en nuestra sangre. Y ahora que seremos sede de una Copa Mundial y que jugaremos en nuestro propio país, tenemos la oportunidad de demostrar que podemos hacer las cosas bien, no solo en la cancha", añadió.
Rocha opina que para meter ese gol hay que priorizar la transparencia en el uso de los recursos, además de incorporar el factor social.
Para ello, argumentó, se debe aprender de experiencias como la de los Juegos Panamericanos 2007, realizados en Río. Entonces, la alcaldía desalojó a muchos residentes de la favela de Cana de Anil, con "el argumento de que eran construcciones irregulares a orillas de un río", recordó.
"Al lado de la comunidad fue construida la Villa de los Panamericanos, con recursos públicos, que hoy es un desarrollo inmobiliario que está en ruinas y es inhabitable", enfatizó.