La Primavera Árabe no es algo nuevo en Palestina

Es una escena que se repite todas las semanas en Palestina. Manifestantes caminan cerca de la frontera entre Gaza e Israel cantando y danzando. Ayat el Masari, de 20 años, se encuentra entre la multitud.

Para los palestinos, las protestas no son algo nuevo. Crédito: Eva Bartlett/IPS
Para los palestinos, las protestas no son algo nuevo. Crédito: Eva Bartlett/IPS
Esta joven estudiante de inglés en la Universidad de Aqsa es una de las varias mujeres que participan en forma regular de las protestas palestinas.

"Me sumé a esta manifestación y a la del Día de Nakba porque soy palestina y hemos sido refugiados por más de 60 años", señaló.

El Día de Nakba, el 15 de mayo, recuerda la expulsión de más de 750.000 palestinos de sus tierras para la creación del Estado de Israel.

Sonriente pero firme, la joven repite lo que han dicho los palestinos por décadas: "Sufrimos la ocupación. Es hora de que termine".
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Mientras las protestas en la llamada Primavera Árabe en el norte de África y Medio Oriente son algo nuevo, lideradas en muchos casos por jóvenes y convocadas a través de Internet, en Palestina son una continuación de reclamos que llevan décadas: el fin de la ocupación israelí y el derecho de los refugiados a regresar a sus tierras.

Este último está contemplado en varias resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), incluyendo las 194, la 242 y la 3236, que establecen "el inalienable derecho de los palestinos a regresar a sus casas y a sus propiedades de las que fueron desplazados y desarraigados".

Durante la primera Intifada (levantamiento popular contra la ocupación), entre 1987 y 1993, los palestinos usaron técnicas como las protestas no violentas, las huelgas generales y los boicots a los bienes israelíes.

Desde mediados de la década pasada, los palestinos en Cisjordania y Jerusalén oriental se han organizado en manifestaciones semanales no violentas contra la muralla de separación que Israel construye con el argumento de impedir el ingreso de atacantes terroristas a sus ciudades.

Desde 2008, palestinos desarmados han protestado contra la imposición por parte de Israel de una "zona de amortiguación" de 300 metros a lo largo de la frontera de la franja Gaza. Soldados israelíes disparan contra agricultores y civiles palestinos que están incluso a más de dos kilómetros de los límites.

Como consecuencia de esas protestas, muchos han muerto y cientos resultado heridos por disparos israelíes con balas reales, balas de goma y gases lacrimógenos.

Bassam Abu Rahme, de 29 años y de la aldea de Bil’in, cercana a la central ciudad cisjordana de Ramalah, murió cuando una lata de gas lacrimógeno le golpeó en el pecho, disparada de apenas 40 metros de distancia.

El Día de Nakba, miles de palestinos protestaron cerca de Erez, en el norte de Gaza, y miles más marcharon en las fronteras con Líbano y Siria en Cisjordania.

Al menos 16 manifestantes murieron atacados por el ejército israelí, incluyendo uno en Gaza, y cientos resultaron heridos. En Siria, algunos lograron pasar el cerco fronterizo y llegar a tierra palestina.

El 5 de este mes se conmemoró el Día de Naksa, aniversario de la ocupación israelí en 1967 de los Altos del Golán, la franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental, como la subsecuente expulsión de 300.000 palestinos de sus hogares.

En Gaza, manifestantes marcharon por la carretera a Erez, pero fueron frenados por la propia policía palestina.

Rachad, de 25 años y originario de la localidad de Jabaliya, en el norte de Gaza, ayudó a organizar las dos manifestaciones en la franja. "Nuestro comité coordinó con Cisjordania, Siria, Líbano y Jordania para realizar protestas en Nakba y Naksa", señaló.

Manifestantes en Qalandia, cerca de Jerusalén oriental, dijeron que fueron reprimidos por soldados israelíes con balas reales y de goma.

Informes de las protestas en el Golán hablan de al menos 22 muertos a manos de las fuerzas israelíes, incluyendo a un niño, y más de 325 heridos, según la cadena de noticias Al Jazeera.

Antes de las protestas del 5 de este mes, el primer ministro Benjamín Netanyahu había dicho que Israel tenía el derecho a defender sus fronteras y que los soldados actuarían con la "necesaria decisión".

"Nuestro mensaje es simple", dijo Rachad. "La vida en los campamentos para refugiados es terrible, sea en Líbano, en Siria o en Jordania. Queremos justicia, queremos libertad, queremos que Israel respete el derecho internacional y las resoluciones de la ONU para permitir que los refugiados palestinos regresen a su hogar".

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