El factor tiempo es esencial para implementar la solución de los dos estados al prolongado conflicto palestino-israelí, ya que los cambios demográficos la hacen cada vez más difícil y no quedaría más remedio que la integración.
Esto último puede derivar en dos situaciones. Una, que Israel extienda el derecho de voto a los palestinos en los territorios ocupados, lo que conduciría al fin del carácter judío del país, o negárselo y que se instale un régimen de segregación.
Numerosos analistas alertan que en la actual coyuntura peligra la solución de los dos estados tras las conversaciones en Washington entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu.
El Estado judío "puede ser el Titanic rumbo al iceberg", señaló Gershon Baskin, director israelí del Centro de Investigación e Información Israel-Palestina.
"La solución de los dos estados sigue siendo posible pese a la realidad en el terreno. Los asentamientos de Cisjordania y Jerusalén oriental pueden ser desmontados y evacuados y entregados a los palestinos como ocurrió en Gaza con el retiro israelí en 2005", dijo Baskin a IPS.
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"Además todavía se puede forjar un acuerdo con la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Seguirá colaborando con la comunidad internacional y con Israel si este muestra flexibilidad", apuntó.
"Pero si no se llega a un acuerdo con el gobierno israelí, la próxima generación de dirigentes palestinos abandonará la solución de los dos estados y pedirá que se extienda el derecho de voto a los territorios palestinos. La alta tasa de natalidad de esa comunidad instaurará, de hecho, un solo estado y será el fin de la prevalencia judía en Israel", añadió.
Bakin viaja a menudo a Cisjordania y filma manifestaciones pacíficas contra la continua expropiación de tierras palestinas y la expulsión de civiles de sus hogares para la construcción de asentamientos israelíes en la ocupada Jerusalén oriental.
"Los actuales dirigentes palestinos son los más moderados que Israel verá jamás, me dicen jóvenes sin afiliación política con los que suelo hablar. Sostienen que ese país recibió la oferta más generosa que se le haya hecho", relató.
"Están dispuestos a quedarse con 22 por ciento de la Palestina histórica y aceptarán que Israel se quede con el restante 78 por ciento", añadió.
Los palestinos eran la mayoría en la zona hasta que cientos de miles huyeron o fueron expulsados por las fuerzas israelíes en 1948, cuando se creó el Estado judío.
La última oportunidad para la solución de los dos estados puede ser la de septiembre, cuando la ANP plantee el caso en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Los palestinos obtendrán una victoria moral con el reconocimiento de la Asamblea General, aun si el Consejo de Seguridad no respalda la iniciativa.
El asunto también puede plantearse ante la Corte Internacional de Justicia, de la ONU, entre otros órganos. El hecho podría motivar sanciones contra Israel en tanto que potencia ocupante ilegal.
Se acaba el tiempo para la solución de los dos estados, coincidió Samir Awad, de la Universidad de Birzeit, cerca de Ramalah.
"Cada vez es más problemático. La propuesta presentada por los israelíes está destinada a ser rechazada por los palestinos. Quieren un estado palestino sin Jerusalén oriental, sin el valle del Jordán, sin derecho al retorno de los refugiados, con la permanencia de muchos asentamientos judíos y, además, mantener el control de las fronteras y del espacio aéreo", dijo Awad a IPS.
"La situación podría resolverse si los estadounidenses presionaran a los israelíes, pero no lo harán. No se pueden ignorar las realidades históricas. La historia se inclinará del lado de los oprimidos y de quienes fueron privados de justicia histórica. La gente debe recordar eso", añadió.
La composición demográfica de Israel cambió de forma drástica en las últimas décadas. Los haredi, u ortodoxos judíos, casi representan un cuarto de la población debido a la alta tasa de natalidad.
Partidos haredi de extrema derecha, como Shas, integran poderosas coaliciones en los gobiernos israelíes y dictan una gran cantidad de políticas. La comunidad se caracteriza por la falta de estudios formales de sus miembros y por la gran cantidad de desempleados, lo que perjudica la economía del país.
Además, uno de cada cinco israelíes es de origen ruso. Habituados a anteriores regímenes autoritarios, no están dispuestos a aceptar a los palestinos como iguales.
La tasa de natalidad de la minoría palestina en Israel supera a la de la mayoría judía. Es otra bomba de tiempo si se cuenta la "amenaza demográfica" que suponen los territorios ocupados.
Algunos miembros del parlamento (Knesset) israelí se hacen eco de ese argumento y sostienen que la supervivencia de Israel puede depender de la solución de los dos estados.
"Si fracasa la solución de los dos estados, Israel afrontará una lucha por los derechos políticos como la de Sudáfrica", señaló en 2007Ehud Olmert, entonces primer ministro de Israel.
"Cuando eso ocurra, el estado de Israel estará acabado", alertó.