Al menos 30 personas murieron en bombardeos de aviones militares contra la sureña ciudad yemení de Zinjibar, supuestamente controlada por combatientes de la red extremista Al Qaeda.
El ataque aéreo de este lunes parece ser una respuesta a la toma, el domingo, de esta localidad, por parte de 300 presuntos insurgentes de Al Qaeda, y de una emboscada nocturna que dejó por lo menos seis soldados yemeníes muertos y varias decenas de heridos mientras viajaban hacia allí.
«Los civiles hallaron un automóvil militar y un vehículo blindado. Estos fueron destruidos, y los cadáveres de seis soldados fueron encontrados a la vera del camino», dijo telefónicamente Ayman Mohammad Nasser, editor jefe de Attariq, principal periódico de la oposición de la sureña ciudad de Adén, a la agencia de noticias Reuters.
Según pobladores del lugar, los objetivos de los aviones de guerra fueron lugares controlados por los combatientes, pero sus bombardeos también impactaron en edificaciones de esta localidad de 20.000 habitantes, matando a por lo menos 13 personas a comienzos del día y a otras 17 después.
«La ciudad está devastada. Todos sus residentes se han ido. Incluso los perros, los burros y otros animales la han abandonado», dijo un miembro de la oposición en la ciudad, que pidió ser identificado solamente como Ali.
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Los líderes de la oposición acusan al presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, de permitir que Zinjibar, sobre el golfo de Adén, quede en manos de Al Qaeda y los combatientes aliados a fin de generar alarma en la región, lo que a cambio le brindaría apoyo a él. Al mismo tiempo lo presionan para que renuncie y ponga fin a su régimen.
Con las aplanadoras encima
En otras partes del país donde se desarrollan protestas contra el gobierno, por lo menos 20 personas fueron asesinadas en la sureña ciudad de Taiz luego de que soldados abrieron fuego indiscriminadamente cotnra un campamento de manifestantes, dijo una fuente.
No dio más detalles sobre la violencia en Taiz, pero dijo que era probable que la cantidad de víctimas mortales aumentara. El periodista Ashraf Khandari, radicado en Adén, dijo que los manifestantes fueron objeto de disparos y que también los rociaron con agua caliente, agregando que «muchas personas» fueron asesinadas.
Los últimos disturbios tuvieron lugar días después de que efectivos leales a Saleh se enfrentaron con indígenas Hashed que apoyan a la oposición.
Una tenue tregua se reportó el domingo, pero el malestar volvió a estallar cuando las fuerzas de seguridad intentaron tomar por asalto la Plaza de la Libertad de Taiz, donde cientos de manifestantes contra el gobierno acamparon durante días.
«La mayoría de los heridos fueron impactados por balas, pero a algunos las aplanadoras les pasaron por encima», dijo a Reuters una fuente médica de un hospital.
Corresponsales de Al Jazeera dijeron a primera hora de este lunes que las fuerzas de seguridad habían incendiado algunas tiendas de los manifestantes y utilizado lanzaguas y gas lacrimógeno contra la multitud.
Las fuerzas de seguridad arrestaron a decenas de personas para desbaratar los planes de realizar otra manifestación en Taiz, donde los efectivos de Saleh estacionaron vehículos blindados en la Plaza de la Libertad.
Por separado, se registraron ataques con cohetes de fuerzas del gobierno en el área tribal de Arhab, en el sur del país, donde en el pasado hubo enfrentamientos, informaron corresponsales de Al Jazeera.
La población huyó del área. Todavía no se reportaron víctimas.
Pacto rechazado
Saleh se niega a firmar un acuerdo mediado por los estados del Golfo para iniciar la transición del poder con el objetivo de evitar una guerra civil en Yemen.
Un grupo militar escindido llamó a otras unidades del ejército a unírsele en la lucha para derrocar a Saleh, incrementando la presión para que renuncie.
Generales y funcionarios del gobierno comenzaron a abandonar a Saleh en marzo, luego de iniciarse mortales ofensivas contra manifestantes.
Hasta ahora no se han registrado enfrentamientos importantes entre las unidades militares escindidas y las fuerzas leales a Saleh.
Yemen limita con Arabia Saudita, mayor exportador mundial de petróleo, y se ubica a lo largo de la ruta que siguen las embarcaciones petroleras, que transportan alrededor de tres millones de barriles de crudo al día.