Al menos cinco personas murieron en disparos hechos por tanques del ejército en la ciudad siria de Homs, en el marco de la represión del régimen de Bashar Al Assad a las protestas en su contra.
«Homs se sacude con el sonido de explosiones de disparos de tanques y armas pesadas en el barrio de Bab Amro», dijo Najati Tayara, activista por los derechos humanos.
Tayara indicó que el Hospital Nacional en Homs recibió al menos cinco cadáveres luego de los disparos, en tanto que la agencia oficial siria informó que un soldado fue abatido mientras «perseguía bandas terroristas armadas».
No es posible verificar en forma independiente la información sobre las bajas, ya que el gobierno de Siria prohíbe a medios internacionales informar desde dentro del país.
Los informes de los últimas muertes se conocieron en momentos en que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, instaba a Damasco a detener los arrestos masivos y atender las demandas de reformas.
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Ban dijo el miércoles que el gobierno sirio debía permitir que trabajadores humanitarios de la ONU y observadores de derechos humanos ingresaran a Deraa, así como a otras ciudades, para evaluar la situación y constatar las necesidades de la población civil.
«Insto al presidente Assad a que atienda el llamado del pueblo a reformas y libertad, y desista de los arrestos masivos de manifestantes pacíficos, cooperando con los observadores de derechos humanos», dijo Ban en conferencia de prensa en Ginebra.
«Estoy decepcionado porque la ONU no ha obtenido acceso aún a Deraa y a otros lugares», añadió.
Assad inicialmente respondió a las protestas —el más serio desafío a su régimen en 11 años con promesas de reformas. Le concedió la ciudadanía a la población kurda y el mes pasado levantó el estado de emergencia, que regía desde hacía 48 años.
Pero también desplegó al ejército para reprimir el disenso en Deraa, donde comenzaron las manifestaciones el 18 de marzo, y luego en otras ciudades, dejando en claro que no arriesgaría el control que su familia ha tenido sobre Siria en los últimos 41 años.
En medio de crisis, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, dijo el miércoles que el bloque estudiaría nuevas sanciones esta semana contra el régimen de Assad, y concretamente contra el presidente, no sólo contra su círculo cercano.
Cuando europarlamentarios le preguntaron por qué el nombre de Assad no aparecía en la lista de 13 altos funcionarios sirios sometidos a sanciones, Ashton respondió: «Empezamos con 13 personas que estaban directamente involucradas» en reprimir las protestas.
«Lo veremos otra vez esta semana», añadió. «Les aseguro que mi intención es ejercer el máximo de presión política contra Sria».
El hablar al periódico The New York Times, un poderoso primo de Assad afirmó que la familia gobernante en Siria no iba a capitular.
«Nos sentaremos aquí. Llamaremos a la pelea hasta el final… Deben saber que sufrimos, pero que no sufriremos solos», dijo al periódico Rami Makhlouf, una de las 13 personas sometidas a sanciones.
Makhlouf, un millonario con poco más de 40 años, y su hermano, jefe de la policía secreta, han sido objeto de específicas sanciones desde 2007 por corrupción.
Los manifestantes usan su nombre como símbolo de corrupción, en un país que ha afrontado una severa escasez de agua y un alto desempleo, que fuentes independientes estiman en torno a 25 por ciento.
Makhlouf se defiende afirmando que sus compañías proveen empleo a miles de sirios.
La mayoría de los periodistas extranjeros han sido prohibidos en Siria.
El asesor presidencial Bouthaina Shaaban dijo al corresponsal de The New York Times, a quien se le permitió brevemente ingresar al país, que el gobierno estaba cerca de reestablecer el orden después de la inestabilidad causada por «grupos terroristas».
«Ahora que hemos pasado el momento más peligroso Espero ver el fin de la historia», dijo Shaaban.
* Publicado en acuerdo con Al Jazeera.