Refugiados árabes sufren desórdenes mentales

En medio de la agitación política en todo el mundo árabe, un nuevo estudio subraya la necesidad de extender urgentes servicios de salud mental para miles de refugiados afectados por desórdenes neurológicos.

Iman era profesora de ingeniería en la Universidad de Bagdad. En agosto de 2005 quedó siega tras ser víctima de un ataque junto a su esposo.

"Teníamos cuatro automóviles y una gran casa. Ahora no ganamos nada y nuestros ahorros casi se han agotado. Estoy desolada viviendo como mendiga", dijo a IPS.

"Estoy luchando para que yo y mi hija diabética recibamos atención médica. Fuimos expulsadas de nuestros hogares, victimadas e incluso fuera de nuestro país carecemos de seguridad. La guerra es contra el pueblo iraquí", añadió.

Frente a los estimados 40 millones de desplazados en todo el mundo —cifra que aumentará con la actual inestabilidad en Medio Oriente y el norte de África-, autoridades de la salud investigan las enfermedades neurológicas que afectan a una alta proporción de refugiados expuestos a diversos niveles de shock mental.
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Se estima que medio millón de refugiados han huido de Libia.

Un reciente estudio, parte de un proyecto piloto de la Organización de las Naciones Unidas, señala que los refugiados necesitan servicios de salud neurológicos, educación sobre desórdenes mentales y una atención a largo plazo.

Se reportaron diagnósticos de 1.295 refugiados de los 2.539 visitados en Jordania en 2010.

El estudio indicó que 4,97 por ciento de los refugiados con desórdenes neurológicos denunciaron haber sido víctimas de tortura. Setenta y ocho por ciento fueron diagnosticados con desórdenes crónicos, y 70 por ciento eran originarios de Bagdad.

"Lanzaron gasolina sobre mi hijo y lo prendieron fuego justo frente a mi casa como una advertencia para toda la familia", dijo a IPS Musataf, un sunita padre de cinco hijos en la capital iraquí. "Luego mataron a mi sobrino".

Un desorden neurológico ocurre cuando anormalidades estructurales o bioquímicas en el cerebro, la columna vertebral o el sistema nervioso provocan síntomas como epilepsia, dolor de espalda, de cabeza, disfunciones nerviosas o derrames cerebrales.

El estrés psicológico sufrido por personas en momentos de emergencia como desastres naturales, guerras o la expulsión de sus ambientes naturales es el principal desencadenante de una perturbación en el sistema nervioso.

"Se ha reunido información limitada sobre diagnósticos neurológicos en términos de desórdenes crónicos y sobre cómo las personas viven a diario como refugiados", dijo a IPS el investigador Farrah Mateen del Departamento de Neurología y Salud Internacional en la estadounidense Universidad John Hopkins, coordinador del estudio.

"Con el tiempo, los servicios de salud se han orientado más hacia enfermedades infecciosas, y esta información demuestra que, de hecho, hay más enfermedades crónicas que deben ser atendidas", añadió.

Arafa Hassan es originaria de las montañas de Nuba, en el centro de Sudán. Cuando era niña soñaba con compartir su patrimonio cultural con el resto del mundo, pero esas aspiraciones se desvanecieron cuando fue obligada a abandonar su patria.

"Teníamos nuestro propio idioma, pero luego nos impusieron el árabe. Vi cómo miembros de mi familia eran violados y asesinados", dijo Arafa.

"Nuestra familia fue expulsada luego de que el gobierno incautó nuestras tierras. Aunque (sabíamos que) la vida de refugiado era difícil, e implicaba poder ser detenido o no contar con las necesidades básicas, tuvimos que escapar de la persecución", afirmó.

Hay unos 27 millones de desplazados en todo el mundo, de los cuales cinco millones son sudaneses. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), hay más de dos millones de refugiados iraquíes.

Como se trata de población móvil, es difícil mantener actualizados los números.

Investigadores alertan que, si la inestabilidad sigue propagándose en el mundo árabe, las enfermedades neurológicas entre los refugiados adquirirán proporciones de epidemia en los próximos años.

"Entender los desórdenes neurológicos en personas desplazadas vulnerables es crucial para desarrollar políticas sostenibles destinadas reconocer y atender lo que podría ser una carga de por vida en las poblaciones de refugiados", dijo Mateen.

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