Dos meses después del derrocamiento del presidente Hosni Mubarak, el gobierno de transición en Egipto enfoca su atención al bloqueo a Gaza.
"Hay fuertes indicios de que la postura oficial de Egipto sobre la franja de Gaza cambiará, ya que la política exterior egipcia va cada vez más en la línea de la Revolución del 25 de Enero", dijo a IPS el politólogo Tarek Fahmi, de la Universidad de El Cairo.
En 2006, Israel selló su frontera con la franja de Gaza después de que Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) triunfó en las elecciones legislativas palestinas.
Un año después, Egipto también detuvo el tráfico humano y comercial por Rafah, único punto de cruce en su frontera de 14 kilómetros con la franja.
El bloqueo, que ya entra en su quinto año, aisló herméticamente a ese enclave palestino del resto del mundo, privando a sus 1,8 millones de habitantes de los productos más básicos y de suministros humanitarios.
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La franja es también objeto de frecuentes ataques israelíes. Solo en los últimos cuatro días, 19 gazatíes han muerto por ataques aéreos y disparos de artillería israelíes.
Tras la revuelta popular en Egipto, el puesto de Gaza fue abierto a estudiantes palestinos, pacientes y extranjeros. Sin embargo, los materiales de construcción, especialmente cemento, siguen prohibidos.
Gaza aún intenta reconstruirse de la devastadora ofensiva israelí de 2008/2009. Además de matar a más de 1.400 palestinos, el ataque destruyó completa o parcialmente decenas de miles de hogares, la vasta mayoría de los cuales todavía no han sido reconstruidos.
"No estamos pidiendo caridad o limosnas", dijo a IPS el presidente de la Asociación de Ingenieros de Gaza, Kanan Said Obaid. "Queremos cemento con el cual reconstruir los hogares y la infraestructura destruida".
Durante el gobierno de Mubarak, la cancillería egipcia justificó su colaboración en el bloqueo citando un pacto de seguridad firmado en 2005 con Israel y la Autoridad Nacional Palestina —liderada por el secular partido Fatah—, y auspiciado por Estados Unidos.
Según ese acuerdo, el puesto de Rafah no podría se reabierto hasta que un contingente de "observadores" de la Unión Europea que había abandonado la frontera luego del triunfo de Hamásregresara a su puesto.
Pero desde Mubarak abandonó el poder el 11 de febrero y el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas asumió la autoridad ejecutiva de Egipto ha habido varias señales de que la política hacia Gaza está a punto de cambiar.
"Es impropio de Egipto que su política exterior se caracterice por graves violaciones a las reglas básicas del derecho internacional, como es el caso de la postura sobre la franja de Gaza", escribió Nabil Al Arabi en la edición del 19 de febrero del diario independiente Al-Shorouk, poco antes de ser designado nuevo ministro de Relaciones Exteriores.
El bloqueo de cinco años, reconoció Araba, "contraviene las reglas del derecho humanitario internacional", que "prohíbe el sitio a civiles, incluso en tiempos de guerra".
El 29 de marzo, un portavoz de la cancillería anunció que Egipto llevaba a cabo "una revisión (de las situación) del cruce de Rafah para tomar todas las acciones necesarias con el fin de lograr una mayor conveniencia y aliviar el sufrimiento de los residentes de Gaza".
Las declaraciones de la cancillería fueron puestas a prueba el mes pasado, cuando activistas egipcios intentaron cruzar por Rafah con decenas de toneladas de cemento. Los activistas acamparon en el puesto durante una semana esperando el permiso para cruzar, pero El Cairo nunca respondió.
"Al fin de cuentas, las autoridades egipcias nos prohibieron llevar cemento a Gaza", dijo a IPS el activista Tamer Azzam, de 37 años. "Esto sirve para confirmar que la política sionista de la era Mubarak con relación a Gaza permanece intacta".
Según Fahmi, también director de la oficina en Israel del Centro para Estudios de Medio Oriente, con sede central en El Cairo, la cancillería egipcia "todavía está en proceso de estudiar medios para reabrir el cruce de Rafah". Señaló además que "cambios grandes así en la política tomarán tiempo".
"Bajo el gobierno de Mubarak, la cancillería egipcia estaba en el otro polo de la opinión pública", explicó Fahmi. "Pero en el Egipto post-Mubarak es probable que la postura oficial se coloque gradualmente en la línea de la voluntad popular, ya que el gobierno está libre de las limitaciones burocráticas y de seguridad que caracterizaban al antiguo régimen debido a su estrecha relación con Estados Unidos e Israel", añadió.
Fahmi sostuvo que "Gaza será la prueba de la capacidad y disposición del nuevo gobierno para traducir la voluntad del pueblo en una política oficial".
Un indicio de este cambio gradual, indicó Fahmi, fue que, luego de la salida de Mubarak, el archivo de Gaza fue oficialmente transferido de los servicios de inteligencia a la cancillería.
"Esto significa que Gaza ha dejado de ser un tema de seguridad, como era durante la era Mubarak, para ser un asunto estrictamente política", señaló.