Crisis financiera frena ayuda a países menos adelantados

Representantes de las naciones más pobres del planeta se preparan para elaborar un nuevo «plan de acción» para su desarrollo. Pero la crisis financiera global y los desastres naturales no auguran una fluida ayuda de los vitales donantes.

Entre otras propuestas que podrían emerger de la Conferencia de la ONU de Países Menos Adelantados (PMA) el mes próximo en Estambul es un impuesto global a las transacciones financieras que generen miles de millones de dólares anuales para ayuda al desarrollo.

"Volveremos a comprometer a la comunidad internacional para que siga extendiendo apoyo a los 48 países menos adelantados en todo el mundo para la próxima década", dijo Cheick Sidi Diarra, alto representante de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que liderará la conferencia.

La ayuda al desarrollo de los países más pobres del mundo alcanzó un récord en 2008 de 122.400 millones de dólares, en el mismo momento que la crisis financiera azotó Estados Unidos, la Unión Europea y otros granes donantes.

Diarra señaló que ahora era necesario mantener ese progreso en áreas clave como educación primaria y acceso a saneamiento.
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"Los países donantes han hecho lo que pudieron durante la década, especialmente en 2008 antes de la crisis" financiera, dijo Diarra en entrevista telefónica desde Nueva York. Pero los niveles de ayuda caen debido a la falta de compromisos, indicó, y alrededor de la mitad de la asistencia al desarrollo en los últimos años ha sido gastada en solamente dos países: Afganistán e Iraq.

Hace una década, en la primera conferencia de PMA, celebrada en Bruselas se estableció un programa para reducir la pobreza y mejorar las oportunidades económicas para las naciones pobres y vulnerables.

Se fijó además una serie de directrices, incluyendo mejores oportunidades de comercio, protección del ambiente, mejora de la gobernanza y la promoción de la transparencia para estimular la inversión privada.

Un año después, en la norteña ciudad mexicana de Monterrey, los principales países donantes prometieron trabajar para proveer el equivalente a 0,7 por ciento del producto interno bruto para la ayuda oficial al desarrollo (ODA, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, en 2009, la ODA total fue menos de la mitad de lo prometido.

La ONU estimó que se necesitan más de 60.000 millones de dólares al año para que los países más pobres pudieran alcanzar los Objetivos de Desarrollo para el Milenio, con fecha límite en 2015.

No obstante, el momento de este nuevo llamado no es el más adecuado.

La crisis financiera global que siguió al colapso del mercado inmobiliario estadounidense ha obligado a muchos países donantes a reducir su ayuda al Sur.

Los desastres naturales también deben tenerse en cuenta. El Banco Asiático de Desarrollo y el Banco Mundial calcularon que la inundación del año pasado en Pakistán causó daños por 10.800 millones de dólares, y su reparación podría demorar años. Por otra parte, donantes proveyeron cerca de 4.000 millones de dólares en ayuda a Haití desde su terremoto a comienzos de 2010.

Líderes en Japón —tradicionalmente el donante más generoso después de Estados Unidos—estimaron que el terremoto y el tsunami del 11 de marzo causaron pérdidas por 300.000 millones de dólares, y auguraron tiempos de austeridad.

Se espera que la conferencia de cuatro días, que comenzará el 9 de mayo, haga renovados llamados a donaciones y a una mejor gobernanza, así como a más inversiones y oportunidades comerciales para la próxima década.

Frente a los actuales desafíos, es posible que la búsqueda de fuentes alternativas de financiamiento al desarrollo tenga también un lugar destacado en la agenda del encuentro.

Una opción es el impuesto a las transacciones financieras, que ha sido en el pasado considerada como una alternativa para financiar operaciones de la ONU y de asistencia humanitaria.

La idea fue promovida en una reunión de ministros de los PMA celebrada en octubre pasado en Lisboa. Prominentes figuras de las finanzas y economía, como Joseph Stiglitz y Warren Buffett, señalaron que esos impuestos generarían ingresos a la vez de desalentar el comercio especulativo de monedas o productos financieros.

Organizaciones de la sociedad civil reunidas en Nueva York para preparar la conferencia de Estambul acordaron a comienzos de este mes presionar además por un alivio de la deuda externa.

Los PMA "gastaron más de 6.000 millones de dólares cada año en servicios de deuda", dijo Arjan Karaki, jefe la organización LDC Watch, con sede en Katmandú.

"En muchos de los PMA se gasta más y más dinero en servicios de deuda y no en servicios esenciales como atención a la salud, agua potable y energía", dijo Karaki en una declaración.

Diarra reconoció que había grandes dificultades de financiación en el futuro cercano, y subrayó que la reunión de Estambul debía tratar de mejorar las inversiones y las oportunidades de comercio, promoviendo esfuerzos como el Acuerdo de Cotonou y la iniciativa "Todo menos armas", de la Unión Europea, que promueven la asociación con países en desarrollo.

Diarra añadió que los líderes en los PMA también tenían la responsabilidad de comprometerse con "reglas más transparentes, que sean respetuosas de los derechos humanos y de la propiedad privada, y que también protejan las inversiones extranjeras y las inversiones locales".

Grupos de la sociedad civil además preparan llamados en áreas de derechos humanos y seguridad social, aunque es poco probable que en Estambul se presenten propuestas exhortando a las naciones a recortar el gasto militar y canalizar el dinero en ayuda.

"Queremos soluciones que puedan ser consensuadas y aceptables para todos", dijo Diarra.

Se espera que unos 6.000 representantes de gobierno, del sector privado y de la sociedad civil acudan a Estambul.

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