El jefe del Estado mayor de Costa de Marfil, Philippe Mangou, anunció este martes el «fin del combate» tras el asedio de fuerzas de Alassane Ouattara, reconocido ganador de las elecciones de noviembre, contra la residencia del presidente Laurent Gbagbo, quien ahora estaría negociando su salida.
Francia está por convencer a Gbagbo de abandonar la presidencia, aseguró este martes el canciller de ese país, Alain Juppé.
La Onuci, misión de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Costa de Marfil, empezó el lunes una operación militar para proteger a la población civil del uso de armas pesadas, como morteros, granadas y metralletas, y en defensa propia.
Efectivos franceses también participaron en ayuda de Onuci, según declararon.
La población de Abiyán vivió intensos combates el lunes y este martes creando una situación calificada por la ONU de "dramática".
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Hace días que la gente de esta ciudad está encerrada en sus casas, mientras en el oeste del país seguían los enfrentamientos entre fuerzas leales a Gbagbo y las de su rival Ouattara, que estuvieron a punto de instalar el caos en el país.
La ciudad de Duékoué concentró la atención internacional por denuncias de masacres antes de que fuera tomada por las fuerzas de Ouattara el 29 de marzo.
La organización de beneficencia Caritas registró 1.000 cuerpos, en la ciudad y sus alrededores, con balas y heridas de machete.
La secretaria general adjunta de Asuntos Humanitarios y coordinadora del Socorro de Emergencia, Valerie Amos, declaró que no pudo confirmar la cifra de muertos, pero que investigadores de la ONU encontraron una fosa común con casi 200 cadáveres, además de otros cuerpos en varios lugares de la ciudad.
Fin de semana de terror
Llegan personas gravemente heridas al hospital de Bangolo, en el oeste del país, reza un comunicado divulgado el sábado por Médicos sin Fronteras (MSF).
"La cantidad de nuevas víctimas es extremadamente perturbadora y revela la violencia existente en la zona", señaló Renzo Fricke, responsable de emergencia de MSF.
Profesionales de MSF brindaron atención de emergencia a 195 personas en Bangolo, Man y Danané, así como otras 240 por su equipo de la misión católica en Duékoué, donde hay 15.000 desplazados, informó la organización.
Las zonas rurales también fueron escenario de episodios violentos.
"Fuerzas de Ouattara, indígenas y otras personas que llegaron de otras partes son responsables de daños contra la propiedad y de agresiones físicas", dijo a IPS por teléfono Stéphane Abouo, maestro de Ndouci, 85 kilómetros al norte de Abiyán.
El jefe de la aldea fue acusado de respaldar a Gbagbo y asesinado, apuntó.
En Abiyán, la sección de Port-Bouët II, en el barrio de Yopougon, fue totalmente destruida por las fuerzas de seguridad.
El barrio era conocido por su fuerte apoyo a Ouattara. "Cuando la primera incursión de las fuerzas leales a Gbagbo a fines de marzo, los habitantes se salvaron abandonando sus hogares", dijo a IPS, Bertin Konan, residente del vecino Siporex. "Pero esta vez hubo una verdadera masacre de rebeldes y civiles", apuntó.
Port-Bouët está desierto ahora, sólo quedan unas pocas personas de los 3.000 residentes que junto como muchos abandonaron esta ciudad.
Sin provisiones
Atrapada desde hace cinco días en sus casas, la gente ya no tiene alimentos ni otros insumos necesarios. Además, no hay agua desde el sábado en muchas partes de Abiyán.
Los más ocupados el lunes en la comuna de Cocody eran hombres con carros llenos de barriles y latas en busca de agua.
En Cocody se encuentra la residencia de Gbagbo, al lado de la embajada de Francia, donde se refugió el jefe del Estado Mayor y el canciller marfileño, Alcide Djédjé.
"Te cobran 1,20 dólares por 20 litros de agua", señaló Fabrice Kokora, funcionario municipal de Cocody. "Lo tomas o lo dejas, y no tenemos opción", se lamentó.
IPS encontró un supermercado en la zona de Cocody-II Plateaux que se atrevió a abrir sus puertas en esa comuna asediado por muchos clientes necesitados. La gente tuvo que salir a buscar comida pese al sonido del intercambio de tiros con armas pesadas entre combatientes de Gbagbo y de Ouattara.
Se podía ver gente con bolsas de arroz en sus espaldas. Otros llevaban fardos en sus cabezas, todos a pie ante la suspensión del transporte público.
Al estar cerrados los mercados, los vendedores se colocan en la acera y en cruces para vender lo que les queda.
Un cuenco de attiéké, mandioca, se vende a 400 francos CFA o hasta 500 (1,20 dólares), cuando antes de los actuales disturbios ascendía a 100 francos. El precio de otros productos de triplicó o hasta cuadriplicó.
"El país llegó a un punto de no retorno", señaló desesperada Marcelline Guéï, propietaria de un restaurante del barrio chic Cocody-II Plateaux. Tras echar una mirada a su local trataba de abandonar la ciudad, como muchas de las personas que estaban en las zonas de combate.
"Uno no sabe donde ir. Es inseguro en todos lados", indicó Roland Touré, sastre de Abobo, uno de los barrios que sufrió violentos enfrentamientos, los más largos en esta ciudad.
Touré, quien logró encontrar un refugio en Cocody, criticó los enfrentamientos que desde hace meses estuvieron a punto de instalar una guerra civil declarada en Costa de Marfil.