Se agrava crisis humanitaria en Costa de Marfil

Cada mañana desde hace una semana, llevando equipaje en sus espaldas, enfermos en carretillas y bebés en brazos, miles de personas escapan a pie del barrio de Abobo, en el norte de la capital marfileña. Unas 200.000 han huido hasta ahora, informó la Organización de las Naciones Unidas.

Miles huyen de la violencia. Crédito: Fulgence Zamblé/IPS
Miles huyen de la violencia. Crédito: Fulgence Zamblé/IPS
La mayoría de los habitantes de Abobo son partidarios de Alassane Ouattara, quien según observadores internacionales es el legítimo ganador de las elecciones de noviembre pasado. Fue aquí donde mujeres que marchaban exigiendo la salida de Laurent Gbagbo de la Presidencia fueron violentamente atacadas el 3 de este mes, y al menos seis de ellas asesinadas, según testigos.

Las personas que no han escapado se han quedado sin alimentos debido al cierre de los mercados. Los suministros de agua y electricidad fueron cortados, y las escuelas clausuradas en todo el territorio.

En el oeste, según organizaciones humanitarias internacionales, unos 65.000 marfileños han cruzado la frontera hacia la vecina Liberia en las últimas dos semanas.

Todas estas personas huyen de la cada vez más grave violencia que estalló hace dos meses entre los dos partidos rivales que se atribuyen la victoria de las elecciones del año pasado.
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El Consejo Constitucional anunció a Gbagbo como ganador, mientras que la Comisión Electoral Independiente y la comunidad internacional reconocieron el triunfo de Ouattara.

"Hemos pasado tres noches sin dormir debido a los combates. Es imposible encontrar comida", contó a IPS Adrienne Tohoua, de 35 años y madre de cuatro niños. Tohoua abandonó su hogar en un precario complejo de viviendas habitado por más de 50.000 personas.

"Dejamos atrás muchas personas que no sabían a dónde ir y seguramente quedaron expuestas a los combates. Disparos de mortero cayeron sobre las casas, y no se debe haber salvado ninguna" dijo con lágrimas en los ojos.

Trescientos marfileños se han refugiado en la parroquia de Saint-Ambroise de Cocody-Angré . Otras 500 ya pasaron por ella y se mudaron a otras localidades. Cada día, desplazados hacen fila en la carretera que lleva a ese complejo religioso.

"Tuve que recorrer ocho kilómetros para llegar aquí. Voy a descansar un poco antes de volver a la carretera para alcanzar a mi hermano mayor, quien ya alberga a 13 personas en su casa", contó Séraphin Téty, llevando de la mano a su padre de 60 años.

"Sufre de hipertensión, así que necesitamos encontrar un centro de salud para tratar su condición", añadió.

Muchos desplazados carecen de medios financieros para pagar transporte. "Tengo un poco en el banco, pero está cerrado. Debo mudar a parte de mi familia a la aldea y no puedo pagarlo", dijo Marcellin Tanoh.

Según Tanoh, su barrio de Anyama, en el noroeste de Abiyán, también carece de agua, al punto de que su familia no ha podido bañarse por varios días. Tres contenedores que administraban cuidadosamente están por agotarse.

La situación preocupa a organizaciones humanitarias y defensores de los derechos humanos en este país de África occidental.

El 1 de este mes, representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja en Abiyán dijeron estar preocupados por "el éxodo masivo de ciudadanos, en su mayoría mujeres y niños". La organización informó que muchas familias todavía se encontraban atrapadas en sus hogares y no se les permitía abandonar la zona de combate a menos que pagaran o entregaran bienes personales a los grupos armados.

Mientras, ancianos, embarazadas y enfermos permanecen varados, señaló la Cruz Roja.

El jefe de la delegación regional de la organización, Phillippe Beauverd, señaló que el grupo atendió a 34 personas y evacuó a 19 seriamente heridas luego de los combates en Abiyán la última semana de febrero entre las fuerzas de seguridad leales a Gbagbo y grupos de hombres armados no identificados.

"La situación es más que deplorable. Es la población inocente la que paga el precio más alto por una disputa electoral", dijo Gergais Boga, presidente de la Fundación Marfileña para los Derechos Humanos y la Vida Política, organización no gubernamental con sede en Abiyán.

"Estamos al borde de una grave crisis humanitaria, y los diferentes embargos impuestos en el país, entre ellos los que se relacionan con los medicamentos, constituyen un crimen contra la humanidad", agregó.

Mientras, la Unión Africana extendió por un mes el mandato de un panel de jefes de Estado para buscar una solución a la crisis marfileña.

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