Mientras los aviones y helicópteros del régimen de Muammar Gadafi siguen atacando a civiles y grupos rebeldes de Libia, el órgano político más poderoso de la ONU aprobó la intervención militar de ese país norafricano, intentando evitar un baño de sangre.
La resolución adoptada el jueves por 10 votos a favor y ninguno en contra, reclama un "inmediato cese del fuego" y el establecimiento de una zona de exclusión de vuelos en el espacio aéreo de Libia, amenazando de este modo a su poderosa fuerza aérea.
Equipada sobre todo con aviones Sujoi Su-24 y bombarderos MiG-25 de fabricación soviética, y con cazas Mirages y helicópteros Aerospatiale franceses, la fuerza aérea libia sería atacada sobre todo por naves de combate estadounidenses y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En la sesión del jueves, cinco de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) se abstuvieron: Alemania, Brasil, China, India y Rusia.
Cualquier acción bélica que contemple la comunidad internacional cuenta con las bendiciones del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y del secretario general de la Liga de Estados Árabes, Amr Moussa.
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Los 22 miembros de la Liga Árabe ya habían adoptado una resolución exhortando la adopción de una zona de exclusión aérea en Libia.
En consecuencia, se espera que algunos países árabes aporten aviones de combate para hacer cumplir la resolución contra otro estado árabe, una consecuencia que tiene pocos antecedentes en la historia.
El Consejo de Seguridad brindó una "poderosa respuesta al llamado de la Liga de Estados Árabes", dijo a los delegados la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice.
La resolución autoriza a los 192 estados miembros a "tomar todas las medidas necesarias", un eufemismo que significa intervención militar, para proteger a los civiles y las zonas pobladas en peligro, entre ellas la nororiental ciudad de Bengasi, que está a punto de caer en manos de las fuerzas leales a Gadafi.
El texto, que excluye el despliegue de una "fuerza de ocupación" en territorio libio, deplora asimismo el "continuo flujo de mercenarios" contratados por Libia, la mayoría de países africanos.
Ban también se pronunció con firmeza contra la violenta reacción tomada hacia los manifestantes civiles que iniciaron el mes pasado masivas protestas en reclamo de cambios al régimen de Gadafi, que gobierna desde 1969.
"El secretario general está muy preocupado por la escalada militar de las fuerzas del gobierno, que incluye señales de un asalto sobre Bengasi", dijo a los periodistas el portavoz de la ONU, Martin Nesirky.
Ban advirtió contra el bombardeo de un centro urbano que pondría "muchas vidas de civiles en peligro".
El ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Alain Juppe, advirtió a los delegados que queda muy poco tiempo para actuar. "Es cuestión de horas, no de días", pues el régimen se prepara para caer sobre Bengasi, considerada la "capital" de la rebelión.
"No podemos abandonar a los civiles a una brutal represión", insistió.
Juppe dijo que Francia y otros países están listos para poner en práctica la resolución del Consejo de Seguridad.
"Es muy importante que los países árabes participen de la intervención", añadió.
Horas antes, la organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) indicó que la comunidad internacional, y en especial el Consejo de Seguridad, tenía la responsabilidad de tomar las medidas necesarias para proteger a civiles de atrocidades a gran escala.
"La posible captura de Bengasi entraña el peligro de más abusos como los que ya hemos visto en Libia, incluyendo asesinatos y desapariciones", indicó HRW en un comunicado emitido el jueves.
Sarah Leah Whitson, directora de la región de Medio Oriente y Norte de África de HRW, sostuvo que "el mundo no debería ignorar los graves actos de las fuerzas libias en el último mes ni el desprecio que mostró Gadafi por los derechos humanos durante cuatro décadas".
Desde que comenzaron las protestas en Libia, el 17 de febrero, HRW ha documentado casos de fuego abierto contra manifestantes desarmados, arrestos arbitrarios y desapariciones forzadas de gran cantidad de personas, agregó Whitson.