«Si Muammar Gadafi se va de Libia en 72 horas y detiene los bombardeos, nosotros no lo perseguiremos por sus delitos», dijo este martes 8 a la cadena de noticias árabe Al Jazeera el presidente del insurgente Consejo Nacional, Mustafa Abdel Jalil.
«Por amor a nuestro país dijimos a los negociadores que podía llegarse a una solución», declaró.
«Las exigencias son, primero, que detenga todos los combates en el terreno; segundo, que se vaya en un plazo de 72 horas y, tercero, renunciamos a nuestro derecho de procesarlo por opresión, persecución y matar de hambre y masacrar» a la población.
El plazo de 72 horas no se amplía, remarcó Mustafa. «Tendremos que esperar y ver qué responde el régimen», declaró.
Pero la televisión estatal negó este martes que Gadafi tratara de llegar a un acuerdo con la oposición. «Un absoluto disparate», sostuvo un funcionario de la cancillería.
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Un portavoz del Consejo Nacional en Bengasi, bastión de los insurgentes en el este del país, confirmó que hubo un encuentro para negociar la salida del líder libio.
Según supo Al Jazeera, Gadafi habría enviado un representante a Bengasi el domingo de noche para discutir su salida y la de su familia con la condición de conservar sus bienes y no ser procesado por crímenes de guerra.
Al parecer, también pretende que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) le garantice que conservará su dinero.
Llamado al diálogo
El ex primer ministro libio Jadallah Azous al Talhi, quien ejerciera el cargo en los años 80, leyó el lunes una declaración, difundida por la televisión estatal, destinada a los ancianos de Bengasi en que les pide que le den «una oportunidad al diálogo nacional para resolver la crisis, detener el baño de sangre e impedir que vengan los extranjeros y vuelvan a capturar nuestro país».
El hecho de que Al Talhi apareciera en la televisión estatal, estrictamente controlada por el régimen, muestra que Gadafi estaría dispuesto a alcanzar un compromiso con la oposición.
El ex primer ministro no mencionó ninguna concesión de parte del líder libio.
Hasta ahora, Gadafi y su séquito no han mostrado ninguna disposición al diálogo. De hecho, el coronel describió a los insurgentes como jóvenes drogados y manipulados por la red extremista Al Qaeda y las potencias extranjeras.
Trípoli designó la semana pasada un enviado para llevar asistencia humanitaria a Bengasi, pero no está claro si tenía la orden de negociar con la oposición.
Reforzando posiciones militares
Las fuerzas leales a Gadafi fortalecieron sus posiciones en los últimos días, arremetiendo contra los insurgentes en localidades del oeste y frenando su avance hacia la capital.
Hubo fuertes combates en la oriental ciudad de Misurata, ubicada entre Trípoli y Sirte, de donde es originario Gadafi. Murieron por lo menos 18 personas.
Las fuerzas regulares avanzaron este martes hacia el este en un intento de contener a los rebeldes y retomar el control de las localidades que perdieron. Hay informes que señalan que indican que habría recuperado Bin Jawad.
La Sociedad de la Media Luna Roja de Bengasi informó que efectivos del régimen libio atacaron otra vez Misurata, reza un comunicado de la secretaria general adjunta de la ONU para Asuntos Humanitarios y Coordinadora de Ayuda de Emergencia, Valerie Amos.
«Las organizaciones humanitarias deben llegar hasta allí de inmediato. Hay heridos, la gente se está muriendo, necesitan ayuda urgente», añade.
El régimen logró detener el avance de la oposición iniciado la semana pasada, cuando algunos de sus combatientes se aventuraron fuera de la mitad oriental del país bajo su control.
La oposición pide ayude
Los rebeldes señalaron que si el régimen los sigue atacando por aire se verán sobrepasados y pidieron a la comunidad internacional que impusiera una zona de exclusión aérea.
«No queremos una intervención militar extranjera, pero sí una zona de exclusión aérea», declaró a la agencia de noticias AP el líder opositor Ali Suleiman.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró el lunes que su país y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte seguían considerando la posibilidad de una respuesta militar. Pero Francia y Gran Bretaña trabajaban sobre una resolución de la ONU para crear la zona de exclusión aérea.
Obama señaló que Estados Unidos apoyará al pueblo libio porque sufre una violencia «inaceptable». También advirtió a Gadafi que él y sus seguidores deberían asumir su responsabilidad por los crímenes.
Gran Bretaña «trabaja sobre los elementos de una resolución que creé una zona de exclusión aérea», declaró el canciller de ese país, William Hague.
Se prepara un borrador en caso de que sea necesario, pero no se ha tomado ninguna decisión sobre si se presentará al Consejo de Seguridad de la ONU, indicó otro funcionario británico en Nueva York.
Los seis países árabes del Golfo aliados de Estados Unidos informaron el lunes que apoyarán una zona de exclusión aérea sobre Libia implementada por la ONU para proteger a la población civil. También condenaron los asesinatos de las fuerzas regulares, que calificaron de «masacre».
La Liga Árabe informó que el viernes habrá una reunión de cancilleres para discutir la zona de exclusión área.
Cientos de miles de personas murieron en este país desde el 14 de febrero, cuando comenzó la lucha para poner fin al régimen de Gadafi de más de 41 años. Es imposible conocer la cifra exacta de fallecidos por las estrictas restricciones a los medios de comunicación.
Más de 250.000 personas huyeron de la violencia, indicó la Organización Internacional para las Migraciones, la mayoría trabajadores extranjeros. El éxodo crea una crisis humanitaria en la frontera con Túnez.
La agencia de la ONU para los refugiados advirtió este martes 8 de la grave escasez de vuelos allí para evacuar a los extranjeros que escaparon de Libia hacia sus países en Asia y África.
* Publicado por un acuerdo con Al Jazeera.
