Una botella de plástico puede durar entre tres y cinco siglos antes de biodegradarse. Para aprovechar la espera, ecologistas filipinos le encontraron una nueva función: la de material durable en la construcción de escuelas.
"Lo que antes era un problema en el ambiente ahora es parte de una solución", destacó Illac Diaz, quien está al frente de una campaña para construir la primera escuela de Asia hecha con botellas de vidrio y plásticos reciclados.
Diaz preside la organización sin fines de lucro My Shelter Foundation, que aspira a encontrar soluciones innovadoras para combatir el cambio climático mediante estructuras sustentables, amigables con el ambiente, baratas y resistentes a desastres.
Con el paso de los años, My Shelter Foundation se ha embarcado en varios proyectos de construcción sustentable, entre ellos escuelas de barro a prueba de terremotos, escuelas de bambú y refugios para cultivadores de cacahuetes fabricados con las cáscaras de esos frutos.
Reciclar botellas de plástico como material para la construcción ahora es una de las "prácticas verdes" de la fundación, y ha captado la atención de la industria de la arquitectura y de la construcción en Filipinas.
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El arquitecto Zigfrido Abella dijo que las escuelas de botellas de My Shelter Foundation están resultando innovadoras en materia de construcción sustentable.
"Las escuelas de botellas abordan muchos de los problemas que enfrentamos actualmente: en lo ambiental, en lo económico y en lo social", señaló.
Para sus escuelas de botellas, la fundación se inspiró en las iglesias y edificios de adobe de estilo español que incorporaron botellas de vidrio en Turquía y México, y que han soportado con éxito el paso del tiempo.
"Licuamos el adobe y lo colocamos dentro de las botellas, que sirven como moldes o bloques de construcción para la escuelas", dijo Diaz a IPS dentro de un aula en San Pablo, al sur de Manila.
El proceso se inició recolectando la mayor cantidad posible de botellas plásticas de 1,5 y dos litros, por lo general de gaseosas. Según Diaz, éstas fueron elegidas porque podían obtenerse de restaurantes y hoteles.
Después de llenar las botellas con el adobe licuado, lo dejan secar por 12 horas. Las botellas son dispuestas cual ladrillos, apiladas prolijamente para formar paredes. El cemento las mantiene en su lugar para volver a la pared más maciza.
La construcción de un aula insume unas 5.000 botellas.
Cuando el salón está terminado, sus constructores efectúan pequeños hoyos por los que insertan cañerías de policloruro de vinilo (PVC) entre los muros hechos con ladrillos de botellas, lo que sirve como respiradero. Esto reduce la necesidad de ventiladores eléctricos en el interior del recinto.
Grandes ventanas en dos paredes, vigas sobre la entrada y paneles que rodean un amplio portal hecho de botellas de vidrio translúcido maximizan el uso de la luz natural.
Tablas hechas de fibra de bambú, hojas de maíz y cáscaras de arroz, que según Diaz se obtienen localmente, constituyen la pared que separa dos aulas.
Al convertirse en ladrillos, estas botellas hechas de resinas sintéticas llamadas tereftalato de polietileno (PET), son muy estables, dijo Diaz.
"Luego de dejar secar durante 12 horas las botellas de plástico llenas de adobe licuado, se las puede pasar por encima con un camión de seis ruedas", agregó.
Abella dijo que estas botellas de PET, que fueron sometidas a pruebas por estudiantes de ingeniería, resultaron "incluso más fuertes que los bloques huecos convencionales, muy duraderas, flexibles y fácilmente adaptables a los métodos convencionales de construcción".
"Las propiedades de la botella, que es uniforme en sus dimensiones, son de algún modo similares a las cualidades de una unidad de construcción, como los ladrillos. Esta cualidad las vuelve excelentes materiales para la construcción", dijo Abella a IPS.
Según él, la estructura minimiza la dependencia del concreto, sustituyéndolo por cal, un material amigable con el ambiente, para producir "cemento puzolánico, el mismo tipo de material que se usaba para construir los templos griegos y romanos".
"Este tipo de construcción puede soportar lluvias y tormentas. Es fuerte. Cuando hay terremotos, los bloques huecos tienden a romperse, pero este tipo de construcción no lo hará", dijo en lengua vernácula a IPS Max Seminano, un obrero que trabaja en esa construcción.
En cuanto a los materiales utilizados, Seminano agregó que las botellas de plástico son muy fáciles de conseguir. "En vez de tirar las viejas, les damos un mejor uso a través de estas escuelas", dijo.
"Las botellas de plástico están en todas partes", coincidió Abella.
"Si se da la capacitación adecuada, la construcción con botellas de plástico definitivamente puede replicarse en cualquier parte del mundo", agregó.
Aparte de usar botellas y tablas de fibra, el cemento que se emplea para unirlas también está hecho a partir de materiales sustentables.
Diaz explicó que los obreros mezclan cabellos humanos y plumas de pollos, que obtienen de barberías y granjas avícolas del área, como relleno para el cemento, dado que esta mezcla es 95 por ciento más resistente.
Terminar la primera de las ocho aulas planeadas llevó aproximadamente un mes. Las estructuras de concreto y acero para las siete clases restantes ya están en pie, mientras Diaz intenta reunir otras 35.000 botellas que necesita para la construcción y que donan varias corporaciones e individuos.
My Shelter Foundation espera finalizar la escuela a tiempo para el inicio de las clases en junio.