África afronta una oportunidad sin precedentes de transformarse, según el Banco Mundial. La nueva estrategia del organismo multilateral para el continente busca promover las inversiones Sur-Sur y apoyar a cinco países que identificó como «polos de crecimiento».
El Banco señaló que su nuevo plan priorizaría el empleo y la competitividad, sin dejar de atender los problemas que hacen a las naciones africanas especialmente vulnerables a los desastres naturales, las enfermedades y el cambio climático.
Hasta la última crisis económica mundial, el crecimiento promedio del continente fue de cinco por ciento anual durante una década. Pero, como reconoce la nueva estrategia del Banco Mundial, los países africanos siguen afrontando desafíos de desarrollo de largo plazo.
Los bajos niveles de inversiones privadas y la débil gobernanza continúan siendo los obstáculos fundamentales de los esfuerzos de desarrollo del continente, indicó Obiageli Ezekwesili, vicepresidenta del organismo de crédito para África.
A esto se añaden el insuficiente crecimiento del empleo productivo formal, el déficit de infraestructura y los riesgos del cambio climático.
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Por otra parte, la resistencia política local a la ayuda exterior y las medidas de austeridad tomadas en muchos países del Norte industrializado harán que el continente reciba menos asistencia financiera de lo que se le prometió.
"Los grupos marginados, las mujeres y los que viven en pobreza crónica, serán quienes sufrirán más", afirmó Ezekwesili al presentar los detalles de la estrategia la semana pasada.
"El futuro de África y el apoyo del Banco Mundial" es el nombre del nuevo plan del organismo para el continente, y subraya tres áreas de acción: el estímulo de la competitividad, la mitigación de la vulnerabilidad y la capacitación para una mejor gobernanza.
La estrategia busca redefinir al continente como una "propuesta de inversión" que atraiga el capital privado, especialmente de economías emergentes como Brasil, China e India.
La nueva estrategia del Banco, que se aleja en muchos aspectos de su anterior documento, el Plan de Acción para África (PAA), es la culminación de un proceso de consultas de un año en la que se encuestó a 1.000 personas en toda la región y a 400 a través de Internet.
El Banco Mundial aprendió sus lecciones de la pasada experiencia del PAA, admitió Ezekwesili. "Antes, aunque había un nivel de consultas, no era adecuado", señaló.
Los entrevistados identificaron a la mala gobernanza como el principal desafío para el desarrollo del continente, atribuyendo a la corrupción las deficiencias en infraestructura y en los servicios sociales, así como a la falta de capacidad del sector público para administrar los recursos.
El Banco Mundial considera que la inestabilidad política, los conflictos civiles, la proliferación de estados frágiles en el continente son problemas que exacerban los desafíos de gobernanza.
El plan del Banco tiene el ambicioso objetivo de desarrollar la gobernanza y la capacidad del sector público incrementando el acceso de los ciudadanos a la información, apoyando un seguimiento a los gastos estatales.
"Nuestra estrategia fortalecerá la voz de los ciudadanos utilizando instrumentos de responsabilidad social, y vamos a explorar el uso de tecnologías de la comunicación para proveer vías innovadoras a través de las cuales los ciudadanos podrán exigir resultados", explicó Ezekwesili.
La estrategia procura ayudar a los países a que diversifiquen sus economías y generen empleos a través de un aprovechamiento del crecimiento del sector privado, especialmente para los entre siete y 10 millones de jóvenes que ingresan a la fuerza laboral del continente cada año.
El plan se enfoca en el fomento de varios "polos de crecimiento" para apoyar el desarrollo urbano a través del despliegue de "una masa crítica de reformas, inversiones en infraestructura y desarrollo de capacidades en industrias y localidades con más potencial".
Esos polos se ubicarían en Camerún, Gambia, Madagascar, Mozambique y República Democrática del Congo.
El segundo pilar de la estrategia se basa en mitigar los efectos de los impactos macroeconómicos y las consecuencias de los desastres naturales y la violencia política.
El Banco propone más espacio para redes de seguridad social que puedan ser ampliadas en momentos de dificultad.