ANGOLA: Soplan vientos de cambio

La protesta de esta semana contra el gobierno de Angola no logró reunir suficiente apoyo, pero reveló el descontento de la población con el régimen de casi 32 años de José Eduardo dos Santos y las debilidades de su partido.

La organización de la movilización fue el principal tema de conversación desde los pisos más altos de los rascacielos hasta los tugurios más pobres en las afueras de las ciudades angoleñas.

Muy pocas personas concurrieron al acto, quizá por temor a las represalias, pero por lo general, la gente se mostró de acuerdo con los reclamos de los organizadores, señaló el periodista y analista político angoleño Rafael Marques.

Las 13 personas que se reunieron en las primeras horas del lunes para lo que los organizadores cibernéticos llamaron la "Revolución Popular Angoleña", fueron rápidamente detenidos junto a los periodistas que los acompañaban.

Dos Santos, el líder libio Muammar Gadafi y el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, son los gobernantes con los regímenes más antiguos del continente.

Descontento popular

"La población de Angola está molesta y Dos Santos es cada vez menos popular. La única garantía de aquí en más es la inestabilidad", aseguró Marques.

La gente de a pie está cada vez más molesta porque no reciben los beneficios del auge económico que vive el país, explicó.

Los casos de corrupción y las denuncias del enriquecimiento personal del presidente y su séquito empeoran la situación, añadió.

El crecimiento de Angola fue enorme en la última década, 11 por ciento, superando incluso al 10,5 por ciento de China, pero dos de cada tres angoleños son pobres y la mitad de la población no tiene acceso a agua por cañería ni a electricidad, según cifras oficiales de 2010.

Hay paralelismos entre Angola y Egipto, Libia y Túnez, sostuvo Fernando Macedo, constitucionalista angoleño crítico del gobierno. "Se puede ver desde la forma en que las autoridades manipulan los medios hasta la intervención del partido de gobierno en la policía y la justicia, que se supone es independiente", indicó.

La detención de los manifestantes violó la Constitución, que consagra el derecho a organizar protestas pacíficas, y no hizo más que mostrar cómo las autoridades infringen las normas, apuntó.

Simulacro de protesta

Corrieron rumores de que la manifestación del lunes fue un invento del gobernante Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) para probar las reacciones de la población y poder identificar a los alborotadores.

Muchas personas sospecharon de los correos electrónicos enviados por alguien que dijo llamarse Agostinho Jonas Roberto dos Santos, los primeros nombres de los tres líderes revolucionarios y el apellido del actual presidente.

El principal partido opositor, la Unión Nacional por la Independencia Total de Angola (Unita), dijo estar a favor de un cambio, pero no poder apoyar a una organización sin rostro. Una movilización desorganizada puede terminar en violencia, alertó.

Reacción oficial

El episodio marcó un punto de inflexión, según Marques, porque expuso la debilidad de la oposición y del partido de gobierno.

"La oposición se mostró demasiado desorganizada y careció de peso intelectual para aprovechar la situación", indicó.

La reacción del MPLA en los medios de comunicación, que urgió a la población a no participar en la protesta, y las detenciones que siguieron no hicieron ningún favor al gobierno, apuntó.

"Quien participe en la movilización será neutralizado porque Angola tiene leyes e instituciones y buenos ciudadanos que comprenden las normas, respetan el país y son patriotas", declaró el secretario del MPLA en Luanda, Bento Bembe.

Los organizadores también fueron acusados de pretender imponer un conflicto armado con "apoyo" de entrometidos "agentes externos" como Portugal y Gran Bretaña, un intento de reavivar el doloroso recuerdo de los 27 años de guerra civil.

La pequeña agrupación Coalición de Partido de Oposición trató de organizar una vigilia el domingo 6, pero el gobierno provincial de Luanda se lo prohibió por razones técnicas. El temor a una reacción violenta llevó a los organizadores a acatar la resolución.

"La situación es muy delicada y muchos fuimos amenazados de muerte", señaló Manuel Fernandes, líder de la Coalición. "No quisimos que hubiera un baño de sangre y decidimos quedarnos en casa y reflexionar sobre los próximos pasos", añadió.

Sin embargo, el gobierno de Luanda no tuvo ningún problema en permitir que el MPLA organizara una movilización que llamó "Marcha por la Paz y la Estabilidad".

La prensa estatal dijo que se concentraron cuatro millones de personas, pero según otras fuentes habrían sido alrededor de 40.000. Muchos de los participantes habrían sido fueron obligados a subir a los autobuses y formar parte de la movilización.

El vicepresidente del MPLA, Roberto de Almeida, recordó a la población los logros obtenidos en tiempos de paz y arremetió contra los disidentes que quieran atentar contra ellos e instalar la guerra en el país.

"La reacción del MPLA fue atroz", sostuvo Marques. "Trataron de aprovecharse de la situación creando confusión y temor. La gente se enojó", añadió.

"Todas las menciones a la guerra son ridículas", coincidió Macedo. "¿De qué hablan? No hay un ejército secreto. Sólo está en la cabeza del MPLA. Cómo puede hablar tanto de la paz y amenazar a la población", se extrañó.

La organización Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, condenó la respuesta del gobierno calificándola de "campaña de intimidación" contra la oposición, la prensa y la ciudadanía.

"El partido gobernante no debe asustar a la población con el regreso de la violencia para evitar que exprese sus opiniones. Es una falta de respeto a la libertad política, nada bueno con vistas a las elecciones generales de 2012", señaló el director de HRW África, Daniel Bekele.

De aquí en más

En abril se celebrará el congreso extraordinario del MPLA. Habrá un profundo examen de la situación y se discutirán formas de restaurar la calma.

Los analistas no prevén una agitación importante, lo que reconforta a la gran cantidad de inversores extranjeros presentes en el país debido al auge petrolero, de la industria de diamantes y del sector de la construcción, pero definitivamente, comenzaron a soplar vientos de cambio.

Sea lo que sea que ocurra no surgirá de la oposición ni de un levantamiento popular, sino del colapso del MPLA, lleno de miedos como lo reveló su reacción de esta semana, sostuvo Marques.

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