Hace cinco años, China anunció que prohibiría fumar en lugares públicos cerrados. Pero la promesa sigue incumplida y hoy es símbolo de la falta de progresos de este gigante asiático en la lucha contra el tabaco.
Más de la mitad de los hombres chinos fuman, y un total de 301 millones de adultos actualmente consumen tabaco, según un estudio del Centro para Control de Enfermedades (CDC) de China divulgado en agosto pasado. La investigación concluyó también que 70 por ciento de los adultos estaban expuestos a humo de segunda mano.
Aunque la cifra cayó respecto de una estimación previa de 350 millones de fumadores, el nuevo estudio —que incluyó entrevistas a más de 13.000 personas durante varios meses— reveló que más de un millón de chinos mueren cada año de cáncer al pulmón o de enfermedades cardiovasculares directamente relacionadas con el tabaco.
Este país asiático es el mayor consumidor de tabaco del mundo. Michael OLeary, director local de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo el año pasado que el hábito de fumar en China era tan mortal como la epidemia de SARS (síndrome respiratorio agudo severo) o la influenza A/H1N1.
En 2006, China se sumó al Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, bajo el cual se comprometió a prohibir el cigarro en sitios públicos cerrados, lugares de trabajo y transporte público para enero de 2011.
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Pero pocos avances se han logrado desde entonces, señalan expertos.
"No hay campañas a gran escala para prohibir el tabaco, ni avisos, y a nadie le importa si niños compran cigarros", dijo a IPS el profesor Hu Xingdou, de la Universidad de Tecnología de China. "Lo más ridículo es que las advertencias contra el tabaco en los paquetes de cigarrillos están en inglés, y 90 por ciento de los chinos no hablan" ese idioma, indicó.
A pesar de la promesa de las autoridades, cuando se publicó el estudio del CDC, 63 entrevistados dijeron haber visto personas fumando en sitios públicos o en lugares de trabajo en los 30 días previos.
"No ha habido mejoras sustantivas en la tasa de fumadores o en la exposición a humo de segunda mano", dijo el subdirector del CDC, Yang Gonghuan, según informes de la prensa estatal.
Yang pronosticó que las enfermedades y las muertes relacionadas con el hábito de fumar y el humo de segunda mano, incluyendo cáncer y problemas cardiovasculares, "crecerán inexorablemente" en los próximos tres años.
"La carga (que esto supondrá) sobre la sociedad será inmensa, y los progresos en la salud pública terminarán viéndose afectados como consecuencia", alertó.
El CDC sugirió al gobierno fortalecer las políticas antitabaco, y criticó los bajos precios de los cigarrillos (un paquete cuesta menos de un dólar en China), los ineficaces avisos de advertencia sobre los efectos en la salud y la falta de educación sobre los riesgos que supone el hábito.
Más de 55 por ciento de los médicos hombres en China fuman, y algunos hospitales aún no son libres de tabaco, según informes de la prensa estatal.
El problema también supone una inmensa carga en el sistema de salud chino. Muchos pobres y habitantes de zonas rurales mueren antes de recibir tratamiento para el corazón o los pulmones, señalan expertos.
El consumo de tabaco creció drásticamente en el Sur en desarrollo en las últimas décadas. La OMS estima que, para 2030, el hábito matará a 10 millones de personas al año en todo el planeta. Setenta por ciento de esos fallecimientos ocurrirán en el mundo en desarrollo.
China consume un tercio de todos los cigarrillos que se producen en el mundo, y cada habitante hombre de este país fuma un promedio de una decena por día. La OMS estima que alrededor de uno de cada tres chinos hombres menores de 30 años morirán por causa del tabaco.
A este ritmo, alrededor de 3,5 millones de chinos fallecerán al año por causa del tabaco para 2030, esto es, un tercio de todas las muertes en el mundo causadas por el hábito de fumar, según un estudio de la OMS titulado "El control del tabaco y el futuro de China", divulgado el mes pasado.
Huang Jinrong, investigador en la Academia China de Ciencias Sociales, lideró un equipo de expertos que estudió el problema y concluyó que Beijing ha sido ineficaz en el combate al cigarrillo.
El investigador señaló que esto se debe también a que las principales tabacaleras en China son propiedad del gobierno: la Administración Estatal del Monopolio del Tabaco y la Corporación Nacional China del Tabaco.
"Los comerciantes de tabaco y los funcionarios de gobierno son la misma cosa. ¿Qué podemos esperar?", señaló.
No obstante, Huang dijo a IPS que desde que China firmó el Convenio Marco se lograron algunos progresos en las ciudades más importantes. Beijing, Hangzhou y Shanghai prohibieron fumar en áreas públicas, y otras siete ciudades lanzaron un programa piloto, liderado por el CDC, para crear ambientes de no fumadores.
El experto elogió el proyecto piloto, pero señaló: "Sin el apoyo de las leyes nacionales, (las ciudades) sólo pueden hacer avances limitados".