La revuelta popular de Egipto y el asedio que sufren otros regímenes árabes de la región obligan a dirigentes palestinos a mover fichas en el tablero político.
"No hay vuelta atrás. Se está forjando un estado palestino", dijo a IPS el especialista Samir Awad, de la Universidad de Birzeit, cerca de Ramalah.
"Quedan pocos meses para el nacimiento de un estado palestino independiente. Pronto se integrará a la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y será un miembro como cualquier otro de la comunidad internacional", añadió.
Desde hace unas semanas, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tiembla hasta la raíz observando cómo varios países árabes, gobernados por regímenes autocráticos y asistidos por Occidente, se sacuden por los reclamos populares.
Las capitales viven revueltas sin precedentes que hacen tambalear a los gobernantes.
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La ANP se niega desde hace varios años a organizar elecciones legislativas pese a las reiteradas promesas de hacerlo. El mandato del presidente Mahmoud Abbas terminó en enero de 2009.
Su gobierno, con sede en Ramalah, ha tratado desesperadamente de evitar en Cisjordania las protestas callejeras de apoyo a las revueltas de Túnez y Egipto. Pero anunció grandes cambios democráticos en un intento por mejorar su credibilidad ante la población.
La ANP anunció el lunes la disolución de su gabinete, tras la decisión de la semana pasada de organizar elecciones en septiembre, el mes que se fijó para la creación del estado palestino.
El primer ministro, Salaam Fayyad señaló que la ANP planteará en septiembre el asunto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Las autoridades preparan y consolidan desde hace dos años las instituciones estatales.
"La ANP está preocupada con los acontecimientos de Egipto y Túnez y trata de evitar una situación similar en Cisjordania", el territorio palestino que controla, explicó Awad.
Los cambios en el gabinete son un intento de reforzar la imagen de Abbas ante la población palestina, molesta con su trabajo.
La caída del presidente egipcio Hosni Mubarak significó para la ANP la pérdida de un aliado contra Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica), que controla el territorio palestino de Gaza, y la obligó a reaccionar.
"En Gaza sufrimos mucho bajo el régimen de Mubarak", señaló Ahmed Yussef, asesor político del dirigente de Hamás, Ismail Hanniyeh. "Un Egipto fuerte, democrático e independiente fortalecerá la unidad árabe", dijo a IPS.
"No hay dudas de que es bueno para Hamás la caída del socio de Israel en el bloqueo que sufre Gaza y el fortalecimiento de la egipcia Hermandad Musulmana, su allegada ideológica, tras la revuelta popular", dijo a IPS el profesor Moshe Maoz, de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Pero la situación de Egipto también supone una presión para las propias autoridades de Hamás en Gaza, que se negaron a participar en las elecciones previstas por la ANP para septiembre por considerar que son ilegales y organizadas por un gobierno vencido y sin representación.
La popularidad de Hamás también cayó desde que ganó las elecciones legislativas en 2006.
"A diferencia de Egipto, la ANP no sufre una presión social y económica que la obligue a reformarse, pues Fayyad promovió el surgimiento de una clase media con recursos económicos. Pero sí la de emprender cambios políticos", explicó Awad.
"En cambio, Hamás sí sufre una presión económica por la extrema pobreza que sufren los gazatíes. El gobierno teme que el creciente malestar por la situación del territorio costero pueda generar disturbios, lo que es un gran incentivo para que trabaje hacia una reconciliación", dijo a IPS.
Los acontecimientos en Túnez y Egipto obligaron a Fatah, que controla la ANP, y a Hamás a reevaluar sus respectivas posiciones. Los dos partidos rivales consideran que mejoraron de forma significativa las posibilidades de reconciliación.
"Las autoridades de Cisjordania tienen un nuevo discurso", señaló Yussef. "Mubarak fue responsable, en gran medida, de la inflexibilidad de Abbas", apuntó.
Ghassan Jatib, portavoz de Abbas, dijo a IPS que cualesquiera sean las nuevas autoridades de Egipto apoyarán la unidad palestina, porque la población siempre defendió sus reclamos.
Maoz también cree que las posibilidades de reconciliación entre Hamás y Fatah mejoraron con la coyuntura regional.
Además, los dos partidos palestinos creen que la mayor presión sobre Israel, pues Washington se ve obligado a escuchar la opinión de los árabes de a pie, les traerá réditos políticos.
También creen que la caída de un régimen árabe respaldado por Washington beneficiará a la causa palestina.
"Estados Unidos ya no puede contar con el respaldo árabe", dijo Yussef a IPS. "Creemos que la población árabe apoyará mucho más a los palestinos que lo que hicieron los regímenes caídos, carente de representación popular", dijo Jatib a IPS.
Pero los partidos palestinos independientes y de izquierda se mantienen escépticos.
Jamil Mezher, del Frente Popular de Liberación de Palestina, acusó a Fatah y Hamás de "atrincherarse detrás de intereses partidarios y no dejar más opción a los palestinos que de hacer la revolución".
La gente "reclama que terminen las divisiones", pero los líderes son sordos, apuntó Mezher. "Miles de personas dieron su vida, decenas de miles fueron detenidos y quedaron heridos luchando por la libertad y la independencia. No aceptaremos el continuo fracaso de nuestros líderes", añadió.