En los últimos años, Egipto ha sufrido una creciente tensión entre su mayoría musulmana y la minoría cristiana copta. Pero en la plaza Tahrir, sede central de las protestas contra el régimen de Hosni Mubarak, ambas religiones se manifiestan al unísono.
"Musulmanes y cristianos, no importa. Todos estamos juntos en el mismo barco", entonan los manifestantes.
Desde el 25 de enero, cientos de miles de egipcios han salido a las calles en todo al país para exigir la salida de Mubarak, quien ha gobernado por tres décadas. La primera semana de protestas estuvo marcada por combates casi diarios entre policías y manifestantes, en los que cientos de personas murieron y miles resultaron heridas.
Al comienzo, las manifestaciones fueron organizadas a través de Internet por activistas sin filiación religiosa, como el grupo 6 de abril y el Movimiento para la Libertad y la Justicia. Sin embargo, algunos comentadores han intentado presentar al levantamiento como una revolución islámica "al estilo iraní".
"Nuestro real temor es una situación que ya ocurrió en otros países, como en Irán: (el surgimiento de) regímenes represivos del Islam radical", dijo el 31 de enero a periodistas occidentales el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
[related_articles]
Pero según manifestantes en la plaza Tahrir, que el martes contaba con la presencia de cientos de miles, la unidad entre musulmanes y cristianos es fundamental en las protestas.
"Hay un abrumador sentido de solidaridad aquí entre musulmanes y cristianos", dijo a IPS el manifestante islámico de 32 años Ahmed al-Assy. "Prácticamente todos los cánticos en las protestas y los sermones de los jeques musulmanes subrayan la importancia de la unidad nacional".
Los violentos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes la primera semana del levantamiento fueron acompañados de conmovedoras señales de camaradería interreligiosa.
En varias ocasiones, manifestantes cristianos formaron escudos humanos para proteger de los ataques policiales a sus compatriotas islámicos, que hacían pausas para rezar en medio del conflicto.
"Durante los más fieros combates el 28 de enero encontré a un hombre de mi edad que protegía mi espalda, y de quien luego me enteré era cristiano", dijo a IPS Yahia Roumi, una manifestante de 24 años de El Cairo. "Ahora somos los mejores amigos. Nunca vamos a las protestas sin el otro".
El predominante sentimiento de unidad nacional parece romper con dos años de tensión entre las dos comunidades, exacerbada por ocasionales estallidos de violencia.
En noviembre se produjeron combates entre manifestantes coptos y fuerzas de seguridad luego de que las autoridades detuvieron las obras de refacción de una iglesia en el distrito capitalino de Omraniya.
Con escasa representación en el gobierno, los coptos egipcios se han quejado durante mucho tiempo de las severas restricciones legales para la construcción de iglesias.
El 1 de enero, más de 20 personas murieron cuando una iglesia copta en la norteña ciudad de Alejandría fue víctima de un atentado con bomba. Las autoridades atribuyeron el ataque a terroristas relacionados con la red radical islámica Al Qaeda, lo que agravó las tensiones entre cristianos y musulmanes.
La comunidad copta egipcia, la mayor concentración de cristianos en Medio Oriente, representa 10 por ciento de los 82 millones de habitantes de Egipto. El resto de la población es en su abrumadora mayoría musulmana.
La participación cristiana en la actual ola de protestas se consolida a pesar de las declaraciones del máximo líder de la Iglesia Ortodoxa Copta, el papa Shenouda III, quien respaldó al régimen de Mubarak.
"Llamé al presidente y le dije: todos nosotros estamos con usted", dijo Shenouda a la televisión estatal el 30 de enero. Cinco días después, el papa reiteró su apoyo al mandatario, y pidió a los manifestantes que "pusieran fin a las protestas y escucharan a la razón".
Según un sacerdote copto citado por el diario independiente Al Shorouk, pero que no dio su nombre, Shenouda "perdió buena parte de su legitimidad entre su grey por esencialmente prohibir a los coptos que participen del levantamiento".
A pesar de la postura oficial de la iglesia sobre el tema, "nosotros estimulamos a los jóvenes coptos a que participen".
"No sé por qué Shenouda quiere impedir que los coptos se unan al levantamiento", dijo Boutros, un cristiano que ha participado de las manifestaciones en la plaza Tahrir desde el 30 de enero. "¿Es simplemente para consentir a Mubarak? ¿O es para aislarnos de nuestros compatriotas musulmanes, sobre los cuales muchos coptos tienen la impresión equivocada?", preguntó.
"En Tahrir conocimos muchos jóvenes activistas islámicos, incluso algunos de la Hermandad Musulmana", contó a IPS Boutros, quien prefirió no dar su apellido.
"Nos explicaron cómo el Islam ordena a los musulmanes proteger a los cristianos y a los lugares de adoración cristianos. Aprendí de ellos que los musulmanes no tienen ninguna creencia que amenace nuestros derechos o que nos asusten como coptos", señaló.
A diferencia del papa ortodoxo copto, algunas prominentes figuras de otras denominaciones cristianas apoyaron activamente las protestas.
"Las manifestaciones y las sentadas constituyen medios legítimos de expresión, según la ley y la Constitución", reza una declaración del 1 de febrero firmada por varios clérigos católicos y anglicanos egipcios y un puñado de intelectuales coptos.
En referencia a la postura de Shenouda III, el texto añade: "Rechazamos la servil posición de los líderes de la iglesia llamando a los coptos a uno unirse al levantamiento".