FORO SOCIAL MUNDIAL: Tiempo de crisis globales más complejas

El neoliberalismo, con su globalización financiera, fue el enemigo que movilizó a los activistas de los más diversos orígenes que inauguraron hace 10 años en la sureña ciudad brasileña de Porto Alegre el Foro Social Mundial (FSM), instancia de reflexión y articulación por «otro mundo posible».

En cambio, en la undécima edición que se inaugurará este domingo en Dakar, el FSM encuentra un mundo donde las políticas neoliberales perdieron sentido y la amenaza es un colapso por variadas crisis combinadas, como la financiera, la climática, la alimentaria y la hídrica.

El imperialismo estadounidense, otro blanco preferencial de los altermundistas, perdió gran parte de su poder económico, mientras emerge China como otra superpotencia también con prácticas coloniales, aunque sin militarismo ni exportación de sus creencias y modo de vida, al menos por ahora.

El dinamismo de los grandes países llamados «en desarrollo» sacó centenares de millones de personas de la extrema pobreza, pero las desigualdades en el mundo y dentro de cada estado siguen intolerables, así también el hambre en muchas partes del mundo.

La amenaza climática se hace presente en el aumento de muertes, desplazamientos y pérdidas agrícolas a causa de los eventos extremos.
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Un gran poder destructivo sigue en las finanzas, con 860 billones de dólares en inversiones especulativas circulando en el mundo, según el Banco de Pagos Internacionales. La suma equivale a 13 veces el producto bruto mundial.

Todo se agrava por el «desgobierno planetario», la ausencia de instituciones capaces de enfrentar «problemas globales», según el economista brasileño Ladislau Dowbor, que llevará a la capital senegalesa ideas de un grupo de intelectuales que, bajo el título «Crisis y oportunidades», discute soluciones sistémicas para los problemas convergentes.

Es que no es sustentable la creciente concentración de la riqueza que lleva a la exclusión del progreso a dos tercios de la humanidad, viviendo con seis por ciento del ingreso mundial, como tampoco lo es seguir en el «Titanic ambiental», agotando los recursos naturales, «el suelo y la vida marítima», explicó Dowbor, profesor de la Universidad Católica de São Paulo.

El documento básico del grupo, en el que también participan el «ecosocioeconomista» polaco Ignacy Sachs y la británica economista evolucionaria Hazel Henderson, rechaza «visiones simplificadoras de los procesos decisorios» y propone «rescatar la dimensión pública del Estado» y sustituir el producto bruto interno como medida económica, entre otras 10 premisas.

Al volver a África, tras su primera incursión en su séptima edición mundial en Nairobi, el FSM realza los grandes dramas de la humanidad que se concentran en ese continente, cuyo norte árabe vive en estos días una intensa movilización popular que ya se mostró capaz de derrocar la dictadura de Túnez y ahora va por el régimen de Egipto.

El encuentro de la sociedad civil mundial de este año «será vibrante, con gente nueva», pero se hará en condiciones precarias, con «un tercio del presupuesto previsto», reconoció Cándido Grzybowski, director del Instituto Brasileño de Análisis Sociales e Económicos y uno de los fundadores de la iniciativa. Por ejemplo, en muchos talleres no habrá traducción simultánea.

Se prevé la presencia de 50.000 participantes para las distintas actividades que se desarrollarán desde este domingo al viernes 11 en Dakar, un tercio del registrado en la última edición unificada, realizada en 2009 en Belém, en el norte amazónico de Brasil.

Pero es que Senegal tiene 15 veces menos habitantes que Brasil, trata de justificar Chico Whitaker, otro fundador del FSM, tras explicar que, en general, 80 por ciento de los participantes provienen del país sede y de los alrededores.

La presencia latinoamericana será reducida, en particular por la debilidad económica que afrontan las organizaciones no gubernamentales a causa de los recortes en las donaciones del mundo rico, agravada por el tipo de cambio desfavorable y la escasez de financiación nacional. Además, el pasaje aéreo a Dakar es caro, porque no hay vuelos directos y es necesario dar la vuelta por Europa.

Las limitaciones organizativas en Dakar reflejan la falta de apoyo gubernamental, enfatizando la posición de una corriente brasileña, que realizó el año pasado un Foro Temático en el nororiental estado de Bahía, que defiende la incorporación de «alianzas con gobiernos progresistas», para darle más fuerza y repercusión al FSM.

El Foro se define como una instancia de la sociedad civil, en que los gobernantes solo participan como invitados en los encuentros organizados por entidades y movimientos sociales, aunque la mayoría de sus ediciones mundiales, como las cinco brasileñas, contaron con sostén financiero de gobiernos nacional o locales.

Luiz Inácio Lula da Silva, invitado en ediciones anteriores cuando gobernaba Brasil (2003-2011), participará ahora como «miembro de la sociedad civil» en un seminario previsto para el lunes 7, titulado como Día de África y la Diáspora en la programación del FSM 2011.

El líder izquierdista ya anunció que las relaciones Brasil-África serán una prioridad en su actividad posgobernamente.

Para la próxima edición unificada, bienal desde 2005, muchos brasileños quieren traer de vuelta el FSM a sus orígenes, Porto Alegre, mientras otros defienden llevarlo a Bahía, que es el estado de mayor población afrodescendiente de Brasil.

Pero Europa, otra fuerte propuesta de sede en 2013, apunta a otros caminos, como es incidir en temas centrales de la coyuntura. Se trata del continente que mejor ilustra algunas disyuntivas de la humanidad, ante los efectos continuados de la crisis económico-financiera global iniciada en 2008 en Estados Unidos, según defensores de la propuesta.

Pero son los nuevos paradigmas de «otro mundo» futuro, más que la coyuntura, lo que preocupa a los intelectuales del FSM. «Está en cuestión el desarrollo que mata la vida en el planeta», definió Grzybowski, descartando como solución la «economía verde», que a su entender es en realidad un capitalismo maquillado que no altera los mecanismos de la tragedia.

Su propuesta es «ir más allá del FSM» y aprovechar la Conferencia Rio+20, que actualizará el debate hecho en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo realizada en 1992 en Río de Janeiro.

Las fuerzas sociales deben de organizar una fuerte participación, para conquistar la alianza del gobierno brasileño a favor de cambios en los paradigmas, pregonó.

Los problemas globales son inmensos y complejos, pero «el mundo no para, el pueblo hace historia», como se comprueba en varios países árabes en estos días, concluyó.

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