Pescadores senegaleses en el Foro Social Mundial (FSM), que concluye este viernes, llamaron a los gobiernos a adoptar una «transparente y ética regulación» para impedir la sobreexplotación de las reservas marítimas.
La pesca en Senegal da trabajo a 600.000 personas, esto es, 17 por ciento de la población económicamente activa. Cada año se obtienen 400.000 toneladas de productos marítimos, contribuyendo éstas con 2,3 por ciento del producto interno bruto y 30 por ciento de las exportaciones.
Pero la escasez de peces se ha convertido en un importante problema. Durante la temporada de lluvias, donde disminuyen las capturas, muchos pescadores incurrieron en deudas.
Desde 2007, Senegal no ha renovado los acuerdos que permiten a empresas de la UE acceder a sus aguas territoriales. La Federación Nacional de Asociaciones de Pesca (conocida por su acrónimo en francés FENAGIE) ha sido clave en la oposición a estas licencias.
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Los acuerdos otorgan compensaciones financieras a las comunidades locales, pero son insuficientes.
"Senegal recibió entre 21 y 23 millones de dólares anuales por estos acuerdos pesqueros", dijo a IPS Popa Gora Ndiaye, secretario ejecutivo de la división de pesca de la organización Enda Tiers Monde, con sede en Dakar y dedicada a trabajar por el desarrollo.
"Pero, en comparación con los ingresos de exportación de entre 165 y 207 millones de dólares, la compensación es ridícula, y más si se consideran los potenciales beneficios de un comercio equitativo. Si se mejora el acceso a los mercados de la UE, Senegal podría ganar mucho más", añadió.
A pesar de que Senegal —como todos los países menos adelantados— puede exportar a la UE libre de impuestos o cuotas a través de la iniciativa Todo Menos Armas, otras barreras técnicas para comerciar, como reglas de origen y medidas sanitarias y fitosanitarias, dificultan el acceso de los pescadores al mercado europeo.
Los acuerdos de pesca con la UE contribuyeron en gran medida al agotamiento de recursos, aunque FENAGIE reconoce que las malas prácticas de los pescadores senegaleses son también responsables.
Si bien las licencias han sido suspendidas, los pescadores temen la existencia de acuerdos secretos con otras firmas extranjeras.
"Nuestra principal recomendación es tener una regulación transparente y ética de los recursos pesqueros en África occidental", instó Ndiaye. "El FSM provee el impulso para la movilización y la creación de conciencia entre los involucrados. Es una ventana de oportunidades para nosotros", añadió.
Bakundakwita añadió que, "aunque la pesca era una actividad próspera hace unos años, los pequeños pescadores hoy se hacen cada vez más pobres".
"La pesca artesanal se ha deteriorado. Hay demasiados pescadores. Hay barcos de arrastre extranjeros pero también artesanos e industriales locales", señaló.
Explicó además que los pescadores artesanales ya no sólo trabajan para su propio consumo, sino que venden su producto en el mercado local. La mejor captura va a mercados más lucrativos. El agotamiento de las reservas hace que el pescado sea cada vez más caro, y muchas personas no pueden pagarlo.
Esta disminución en la disponibilidad del producto afecta especialmente a las mujeres, que trabajan procesando y secando el pescado. "Se quedarán sin trabajo y será una catástrofe", alertó Bakundakwita.
Ndiaye también expresó su preocupación por los acuerdos de sociedad económica (EPA) que la UE negocia con sus ex colonias.
El mercado africano estará abierto a productos europeos como el atún, que será más barato que el local.
"Pero, aun antes de que se adopten los EPA, hay una progresiva erosión de las preferencias comerciales. El atún senegalés es poco competitivo en el mercado europeo cuando se lo compara con el asiático, que es cultivado con un gran apoyo gubernamental", señaló.
