FORO SOCIAL MUNDIAL: Con renovadas esperanzas

El Foro Social Mundial (FSM) comenzó con una marcha por las calles de la capital senegalesa, creció con llamados a una nueva era global y terminó con un desafío a los activistas a buscar verdaderas transformaciones.

Activistas marchando en Dakar. Crédito: Abdullah Vawda/IPS
Activistas marchando en Dakar. Crédito: Abdullah Vawda/IPS

Al hablar ante las decenas de miles de personas que marcharon por Dakar para dar inicio al Foro el domingo pasado, el presidente de Bolivia, Evo Morales, llamó a crear un programa de lucha social para construir un nuevo mundo.

«Debe haber conciencia y una movilización para poner fin al capitalismo y expulsar a los invasores, neocolonialistas e imperialistas… Yo apoyo los levantamientos populares en Túnez y en Egipto. Esos son signos de cambio,» señaló Morales.

Luego de 30 años en el poder, el presidente egipcio Hosni Mubarak renunció el viernes ante las intensas protestas populares, el mismo día en que el FSM llegó a su fin en la capital de Senegal.

La crisis en Egipto resumió muchos de los temas debatidos en Dakar: agravamiento de la pobreza por la crisis financiera global, conflictos religiosos amenazando a una minoría, desigualdad de género agravada por la cultura y la ley, y personas privadas de sus derechos y libertades individuales.
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Todo esto en gran medida gracias a los miles de millones de dólares que Estados Unidos entregó a El Cairo para mantener un opresivo aparato de seguridad.

El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) dijo a delegados que las doctrinas liberales impuestas a los países más pobres no podían ya tener un lugar en las sociedades modernas.

«En América del Sur, pero sobre todo en las calles de Túnez y El Cairo y muchas otras ciudades africanas, nace una nueva esperanza. Millones de personas se levantan contra la pobreza a la que están sometidos, contra la dominación de los tiranos, contra la sumisión de sus países a las políticas de las grandes potencias», dijo Lula.

Diez años después de su creación, el FSM sigue siendo un espacio para el debate abierto y honesto.

El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, no dudó en declararse partidario de la economía de mercado, que el Foro rechaza, y no titubeó al cuestionar la postura de los activistas.

«Si ustedes que están aquí, si ustedes hubieran apoyado la idea en su momento, entonces África ya estaría en el Consejo de Seguridad (de la Organización de las Naciones Unidas). Desde 2000 he seguido su movimiento y todavía, perdonen mi francesa, me hago esta pregunta: ¿Han logrado cambiar el mundo?»

Fue un cuestionamiento que los participantes en el FSM tomaron muy seriamente. El activista Onyango Oloo fue el organizador clave de la edición 2007 del Foro en Nairobi. No pudo asistir este año, pero sostuvo que la construcción de otro mundo posible ya había comenzado, fuera de la atención de los medios.

El FSM es un lugar donde esos constructores pueden verse a las caras. Organizadores señalaron que 75.000 personas de 132 países asistieron a Dakar para compartir sus experiencias de resistencia a la injusticia, comparar análisis y regresar a sus países inspirados.

Para la activista Beverley Keene, de Buenos Aires, realizar el Foro en África fue importante. «Es nuestro tiempo de aprender de cada uno y evaluar el impacto que la crisis financiera y el saqueo de los minerales tiene en el sustento de las personas».

Por su parte, el libanés Ounsi Daif dijo que se había inspirado al intercambiar experiencias con activistas de Túnez y Palestina, así como con estudiantes de la universidad senegalesa donde se llevaron a cabo varias actividades del FSM.

«Descubrí las realidades de África occidental, que no conocía. Descubrí las desigualdades, las políticas neoliberales, muchas cosas…», señaló.

Anietie Ewang, del Delta del Níger, dijo que fue una experiencia única para ella. «Fue una oportunidad para preparar una nueva estrategia, para tomar las estrategias de los demás participantes… y seguir luchando con todo el entusiasmo del mundo».

«Lo primero y más importante que uno puede aprender de Túnez es que cuando las personas dicen que no a la opresión, entonces todo es posible», dijo el tunecino Azza Chamkhi.

Pero el optimismo a veces choca con grandes obstáculos, y muchos comienzan a cuestionarse si la meta no es demasiado ambiciosa.

«El FSM tiene una tendencia a frustrarse a sí mismo, por así decirlo, debido a los límites inherentes de su eslogan y divisa», dijo el intelectual estadounidense Joel Kovel, co-autor del Manifiesto Ecosocialista.

«’Otro mundo es posible’, repetido una y otra vez, se hace desalentador debido a que nunca se define realmente la forma de ese otro mundo», indicó.

 

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