Toda África mira a Costa de Marfil

Menos de 10 días antes de que venza el plazo de dos meses para una solución negociada a la crisis política en Costa de Marfil, crece la presión para evitar que ese país siente un mal precedente para el resto de África.

"Si Costa de Marfil no se resuelve en forma adecuada, entonces los demócratas en todo el continente africano se pueden ir a casa", dijo Christopher Fomunyoh, del Centro para Estudios Estratégicos Internacionales, durante un panel de discusión el viernes pasado que incluyó un contacto telefónico con el presidente electo marfileño Alassane Ouattara.

Fomunyoh, vinculado también al Instituto Nacional Democrático, opinó que si el presidente en funciones, Laurent Gbagbo, insistía en desconocer los resultados de las últimas elecciones, sentaría un mal precedente para el resto del continente, que celebra unas 17 votaciones al año.

"Los votos de los ciudadanos deben valer después de que son emitidos. De otra manera, la democracia no se mantendrá en el continente", alertó por su parte el martes el presidente nigeriano Goodluck Jonathan, y actual líder de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Ecowas).

Mientras, informes de la cadena panárabe Al Jazeera señalaban que los esfuerzos de la Unión Africana para mediar en la situación se veían obstaculizados por la negativa de Gbagbo de levantar el bloqueo contra el Golf Hotel, donde tiene su base de operaciones Ouattara.

El hotel es protegido por fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que han sido atacadas en los últimos días por partidarios de Gbagbo.

El actual mandatario, en el poder desde 2000, retiene el control de instituciones clave, incluyendo los medios de comunicación oficiales, las compañías estatales de petróleo y de cacao, la administración pública, con 140.000 funcionarios, y las Fuerzas Armadas, con 60.000 efectivos.

Ouattara dijo en el panel de discusión de la semana pasada que Gbagbo debía ser removido del cargo por medios militares.

"Hemos llegado a un punto en el que, creo seriamente, la fuerza debe ser usada para remover a Gbagbo. Soy un hombre de paz, pero han pasado ya seis semanas. El número de personas muertas es inaceptable", afirmó el presidente electo, en lo que fue su primera alocución desde las elecciones del 31 octubre pasado.

Autoridades de defensa de la Ecowas se reunieron en Malí el martes, en parte para discutir una opción militar en Costa de Marfil.

Aunque la mayor parte de la comunidad internacional —incluyendo a la ONU, a la Unión Africana, a la Ecowas y a la Unión Europea (UE)— considera a Ouattara el legítimo ganador de los comicios del año pasado, no se ha llegado a un consenso sobre la alternativa de sacar a Gbagbo del poder por la fuerza.

"No hemos cambiado la postura que tomamos en nuestra última cumbre", dijo el presidente Jonathan el martes, en referencia al último encuentro de la Ecowas, donde se consideró la vía militar.

John Atta Mills, presidente de Ghana, otro miembro del grupo, se manifestó contra la intervención y aclaró que se negaría a contribuir con tropas en una eventual operación de la Ecowas.

El grupo de embajadores africanos en la ONU también emitió un comunicado el martes denunciando la alternativa militar como una "no opción".

Observadores esperan que el uso de la fuerza sea el último recurso, mientras toma fuerza la idea de sanciones contra Gbagbo y sus seguidores por parte de Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU.

Pero Ouattara dijo estar en contra de sanciones económicas porque impactarían en el pueblo marfileño, y señaló que consideraba otras opciones para presionar a su oponente. "Por ejemplo, a nivel interno estamos buscando la posibilidad de realizar huelgas en el sector de transporte, en el sector del petróleo y en otras áreas", señaló.

Aunque el Consejo Constitucional de Costa de Marfil anuló los resultados de los comicios a comienzos del mes pasado debido a irregularidades en distritos del norte, el enviado de la ONU al país, Choi Young-jin, los avaló.

El foro mundial ha sido cuestionado por su proceso de certificación. Rusia usó su poder de veto para detener una resolución en el Consejo de Seguridad que proclamaba a Ouattara el vencedor.

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