Los organizadores de las manifestaciones en Egipto convocaron una huelga general para este lunes. Pero muchos ciudadanos que exigían en las calles el fin del régimen de Hosni Mubarak regresaron a sus casas para defender sus barrios de saqueadores.
La policía abandonó la capital egipcia en las primeras horas del domingo luego de que manifestantes incendiaron sus vehículos e hirieron a varios uniformados.
"No hay un solo oficial de policía en toda la ciudad", aseguró George Iskander, un vendedor de arte. "Nadie sabe a dónde se fueron".
El vacío de seguridad creó un nuevo sentido de urgencia para el movimiento popular que desea derrocar a Mubarak, quien ha gobernado este país desde 1981. Entre informes de saqueos, incendios provocados, actos vandálicos y fugas carcelarias, muchos ciudadanos priorizaron la seguridad de sus familias y regresaron a sus hogares, esperando una rápida solución a la crisis.
"Simplemente queremos que esto termine rápido", dijo Iskander.
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Unidades del ejército leales a Mubarak ocuparon puestos clave en puentes, plazas y edificios estratégicos. Pero las tropas, diseminadas, no se han enfrentado a los manifestantes. Al parecer, el ejército es renuente a asumir el papel de represor.
En las noches previas, saqueadores atacaron centros comerciales, supermercados, bancos y tiendas de joyas en toda la capital. El centro comercial de Arkadia, un complejo de seis pisos, fue incendiado completamente. Mientras, el hipermercado Carrefour y el gran almacén Omar Effendi fueron saqueados.
Incluso un centro oncológico para niños y niñas fue despojado.
"Me pone furioso", dijo un activista. "Mientras luchamos contra la policía para derrocar a Mubarak están robando comercios".
Vándalos también ingresaron al museo de antigüedades en el centro de El Cairo, donde robaron tesoros culturales. El ejército aseguró luego el edificio y lo encontró destruido.
Un portavoz del ejército anunció en la televisión estatal que los soldados detendrían a cualquier sospechoso, pero aclaró que sólo tenían recursos para proteger a objetivos comerciales importantes. Instó a los ciudadanos a armarse y a organizar grupos para defender sus barrios.
"La policía huyó, así que debemos movilizar a todos los hombres y recolectar cualquier palo y arma que podamos encontrar para proteger las calles", dijo un reservista.
Grupos parapoliciales, armados con barras de hierro, machetes y revólveres, bloquearon calles y montaron guardia toda la noche.
La televisión estatal transmite continuamente imágenes de supuestos saqueadores detenidos por el ejército. Las cámaras enfocan especialmente las armas caseras que llevan muchos de los jóvenes arrestados.
"¿Cómo podemos saber que estos no eran muchachos que estaban protegiendo sus barrios", preguntó un televidente que llamó al canal.
Las imágenes tienen el objetivo de asegurarle al público que el ejército está restaurando el orden. Pero no sirvieron para consolar a una anciana del distrito obrero de Abdassiyk, quien llamó a la televisión para informar que delincuentes estaban en la puerta de su casa.
"Ya robaron bancos debajo de mi edificio, y ahora están viniendo hacia aquí", dijo antes de que se cortara la línea.
El deterioro de la seguridad muestra un debilitamiento del poder de Mubarak, pero también podría ser parte de una estrategia del dictador de 83 años.
Analistas creen que Mubarak, al hallarse contra las cuerdas, ordenó a todas las fuerzas policiales abandonar las principales ciudades para socavar el impulso de las manifestaciones.
Sin resistencia policial, los eufóricos manifestantes se fueron dispersando el fin de semana y, en medio de la anarquía, la seguridad de sus hogares pasó a ser su principal preocupación.
"El vacío de seguridad sirve a los intereses de Mubarak, ya que la gente quiere ver un rápido final de la situación y desea que se restauren la ley y el orden", dijo el politólogo Moustafa Kamel El-Sayed, de la Universidad de El Cairo.
La anarquía podría darle tiempo a Mubarak para consolidar su poder político. No obstante, El-Sayed considera que el fin del régimen de Mubarak, ahora o en las elecciones de septiembre, es inevitable.
"Aun si se fueran los manifestantes, el levantamiento popular continuará", señaló.